«Firmin» (2006)

Firmin by MademoiselleWillow

    Hay personas que se han dedicado a hacer un poco de todo y, después, se ponen a escribir. Hay seres que tocan una vez la flauta de manera milagrosa y, después, abandonan, vete tú a saber a cuento de qué, cualquier instrumento. Hay gente como Sam Savage, cangrejero, reparador de bicis y de muebles antes que escritor, que falleció hace apenas un mes sin que se enterase casi nadie y a quien, ya jubilado y retirado en Wisconsin, le dio por escribir la tierna y entrañable novela Firmin, la historia de una rata de biblioteca. Literalmente, no es una comparación.

    Dicen que Firmin es un homenaje a la literatura, y difícil sería negarlo, pero, como pura evidencia, nos transmite un hermoso canto a los espíritus libres, sean o no «devoradores» de libros, que creen y luchan por eso que creen, aunque nadie más lo haga o les conduzca tal intento al absurdo y a la casi desesperanza: podemos ver en Firmin el reflejo de un incauto, un ridículo personaje que cree ser lo que en realidad no es, o revestirlo de verdad, como es mi caso, y contemplarlo gozoso como aquel que es lo que desea ser, aunque nadie se lo crea. E incluso más que eso, como una firme defensa y una gran alegoría del extranjero, del incomprendido, del peregrino… con esa maravillosa referencia al Mayflower que transporta su esperanza, su pasado. Sigue leyendo

«Yo, Tonya» (2017)

I, Tonya by Grobi-Grafik

     El cine made in Hollywood suele dar pocas sorpresas; alegrías las justas. Y no hablo de los últimos años, sino lustros. Tan encasilladitos en el cómodo sofá de su casa solo despiertan del letargo para prohibir la entrada en el país para asistir a la Gala de los Oscar a directores y actores que son considerados inmigrantes ilegales y, a la misma vez, tener el rostro tan duro como para darle el premio a la mejor película a alguna cinta iraní o mexicana. El intento de lavado de cara de este año puede ser descomunal si, como es previsible, «Roma», de Alfonso Cuarón, se lleva más de un galardón. Eso sí, probablemente uno de los actores del filme, Jorge Antonio Guerrero, también tenga que ver la ceremonia desde el sofá de su casa, menos cómodo probablemente que el de quienes dictan las leyes, porque la administración estadounidense ya le ha rechazado tres veces el visado, por más que haya presentado hasta la invitación a los premios de la Academia.

     Pero a todo esto, hace poco más de un año, aterrizó en nuestras carteleras «Yo, Tonya», un biopic de esos predestinados/condenados a pasar desapercibido, porque a Tonya, fuera de EE.UU. solo la conocían –y regular– las personas aficionadas al patinaje artístico sobre hielo y dentro de sus fronteras caía tan mal como una patada en el tobillo con unas botas con punta de acero reforzado. Entonces, el trío protagonista, Margot Robbie, Sebastian Stan y Allison Janney (de manera excepcional esta última interpretando a la madre tóxica de Tonya) se comieron el mundo a bocados. En el atracón, colaboraron activamente Steven Rogers, un guionista cuasi desconocido que supo imprimir el tono preciso a una historia tan descarnada como la de Tonya Harding, y el director Craig Gillespie, que ya había demostrado sobradamente su habilidad para dotar de toques de comedia a las situaciones más surrealistas con la peculiar «Lars y una chica de verdad» (2007). La dirección de las escenas de patinaje, más allá de los efectos digitales, y en las que es preciso hacer referencia a la veterana montajista Tatiana S. Riegel, quien fue nominada en dos ocasiones por su trabajo en «Yo, Tonya», transmiten una plasticidad de plácida belleza. Sigue leyendo

Marigüana

Free picture (leaf in water) from https://new.torange.biz

    Existe un modelo de funcionamiento y trabajo en las residencias para personas mayores, y que se incluye dentro de las denominadas buenas prácticas (BB.PP.), llamado Atención Integral Centrada en la Persona (AICP). Básicamente consiste en individualizar lo más posible la atención, conociendo la historia de vida de la persona residente y que sea el centro, en la medida de lo posible, el que se adapte a sus necesidades en lugar de encasillar a quien ingresa en una cuadrícula de normas y reglas pre-establecidas.

     Dentro de la AICP, se encuentra un categoría considerada fundamental para la felicidad y la tranquilidad de la persona mayor; es a lo que la Fundación Pilares, experta en BB.PP., le pone el nombre de modelo y ambiente y que hace referencia a la adaptación del entorno para que resulte lo más positivo y seguro posible en la línea de cubrir todas las necesidades de cualquier ser humano. Es decir, que cualquier profesional –y cualquier persona que use la cabeza para algo más que llevar sombrero y gorra– reconoce que el ambiente y el entorno son fundamentales para el desarrollo, la formación y el mantenimiento de unas sanas y saludables capacidades. Sigue leyendo

Dejar de ser

Happy New Year 2019, by Marian Kamensky

Propósitos para el año nuevo:

 

  • Dejar de fumar

  • Apuntarme al gimnasio

  • Empezar una colección

  • Hacer dieta

  • Ser mejor persona

      No sé bien en qué consiste eso de ser mejor persona. Se lo oigo decir a mucha gente y por norma general se refieren a no enfadarse tanto con los hijos, o con el marido, o con la suegra; o a no tener tan mal genio en el trabajo, o cuando te llevan la contraria; o a ceder un poquito en la toma de decisiones, y ser más flexible.

      Yo pienso que mejor sería quizá tratar de dejar de ser mala persona, que se le parece, pero no es lo mismo, y aprender a separar el grano de la paja y a distribuir equitativamente las responsabilidades; es como lo que antiguamente se llamaban pecados de omisión, a los que no echaba cuentas ni el tato porque mientras no haga de manera directa nada malo… A saber: no robo, no mato, ni me acuesto con mujeres impuras, luego, soy la leche.

      Propósitos para el año nuevo:

  • No repetir el mantra de que los inmigrantes vienen a quitarnos el curro y que no puede haber papeles para todos, como si tuvieran menos derechos que yo o fueran personas de segunda.

    En caso de cagarla y repetir el mantra, echarle un ojo a mi móvil con coltán del Congo que ha provocado una guerra civil promovida por transnacionales de Occidente que ocasionó en seis años la friolera de casi cuatro millones de muertes; a mi ropa de Inditex y mis zapatillas Adidas, made in Bangladesh o Vietnam, productos del trabajo esclavo, incluidos niños y niñas; a mi cafelito de por las mañanas o media tarde, procedente de la explotación intensiva de tierras y de la expulsión del campesinado en el África Subsahariana o en América latina; o a mi cuenta bancaria, en la Caixa, BBVA, el Santander… que invierten mi dinero en empresas de armamento que luego exportan a esos países de los que me da tanto coraje que la gente venga. Todo por un bien, ¿eh?, no vaya a resultar que sus recursos sí que puedan entrar libremente sin muros ni gaitas, pero ellos, no.

  • No tratar a los pobres como si fueran apestados sociales que no quieren trabajar y que viven del cuento y de las ayudas sociales.

    En caso de cagarla igualmente y tratarlos así, echarle un ojo al sueldo de tu jefe, ese que no te da vacaciones ni asuntos propios, que te mangonea tus derechos laborales y que te hace trabajar horas extras gratis porque a final de mes no puede ganar menos de 4.000 euros limpios; o al presupuesto en Defensa (no sé de quién leñes nos tenemos que defender), que él solito daría para aumentar la inversión en educación, sanidad y hasta para una renta básica universal a toda la ciudadanía; o a los sindicatos mayoritarios, esos que pactaron el despido a 22 días por año trabajado y los contratos en prácticas. No vaya a resultar también que te creas que la culpa de tus condiciones laborales y de tu sueldo de mierda la tienen los pobres.

     Feliz 2019, que se dice, para los inmigrantes, para los excluidos, para las malas personas como yo que tratan de serlo menos.