Polystyrene, by Yikrazuul
Tiene diez años. Poca cosa, por más que los nenes de hoy día resultan ser, a espuertas, meridianamente más listos de lo que lo era yo a esa edad. E incluso con cuatro años más. Disfruta con su huerto urbano, con la pesca aunque no pesque nada, iluminando el salón con luces de discoteca, montando pasos de Semana Santa y Belenes o subiendo vídeos caseros a Internet para compartir todas esas cosas que le entusiasman.
Ya tenía en mente alguna idea para la Navidad y le soltó a su tía:
– Tita, ¿dónde puedo comprar poliestireno expandido?
La susodicha se quedó tan anonadada como me hubiera quedado yo. A cuadros. E hizo la misma pregunta de ignorancia que hubiera hecho yo:
– ¿Poli qué? ¿Eso qué es?
– Titaaaa, pues con lo que hicimos la puerta del cole para el paso del año pasado.
– Ahhh, pero eso es corchopán –muy digna.
– ¿Corchopán? Se llama poliestireno expandido. O poliexpán.
Me acordé del chiste aquel del paciente que va a la farmacia y pide una caja de ácido acetilsalicílico. “Una caja de aspirinas, ¿no?”, contesta el farmacéutico. “Eso, es que nunca me acuerdo del nombre”.
Nos hacen reflexionar los infantes. Si andamos un poco despiertos. El niño se sabía al dedillo cual era la palabra técnica que hacía referencia a ese material porque le interesaba. Y cuando algo te interesa ves vídeos, lees sobre el tema, te informas… En definitiva, sacas tiempo hasta de debajo de las piedras para ser un experto en el asunto. Y ni se te ocurre pensar que te lo estás quitando de otra cosa: que no puedes ver los dibujos, que no puedes jugar a la Play, que es la mar de difícil hasta la pronunciación y no tiene sentido seguir dándole vueltas al tarro. Al final eres capaz hasta de deletrearlo. Y de atrás hacia adelante. Sigue leyendo →