Contra la precariedad laboral

    Es una pena que la señora Díaz Ayuso (que, Dios lo remedie, puede que sea la presidenta de la Comunidad de Madrid cuando se publique esta entrada) no haya sido explotada laboralmente. No lo digo con ánimo de ofender, lo considero más bien una oportunidad de proporciones místicas para su persona. Haber estado alguna vez en su vida en un trabajo de mierda hubiera conseguido, no que se pusiera a sí misma un punto en la boca en lugar de decir sandeces (que lo malo no es decir una sandez, lo peor es insistir que la sandez ha estado muy bien dicha), sino que dicha sandez ni la hubiera pensado.

     Es una pena que la señora Díaz Ayuso no haya tenido nunca que recoger naranjas en Palma de Río sin saber el fin de su jornada para ganar tan poco que casi le mereciera la pena tirar las naranjas en lugar de venderlas; es una verdadera lástima que Díaz Ayuso no haya ejercido de kelly, estando obligada a emplear determinados minutos para limpiar cada habitación si no quiere que la echen con cajas destempladas, y me produce una agria sensación que tenga de lujo el túnel carpiano y no se vea en la necesidad de seguir currando hasta que se le revienten las muñecas; es una absoluta injusticia que con 40 años la vida de Díaz Ayuso esté prácticamente resuelta y no se contemple a sí misma en la cola del paro o echando CV de empresa en empresa recibiendo aquella cálida respuesta de «es que con su edad…»; es de una tristeza infinita que, con su carrera de Ciencias de la Información bajo el brazo, la señora Díaz Ayuso no haya tenido que ejercer nunca de freelance, cobrando a céntimos por palabra, o ser joven emprendedora, que llama eufemísticamente su partido, y dejar su país porque no hay donde rascar. Es una pena, sí.

     Menos mal que hay otro tipo de personas que ha sufrido en sus carnes la desgracia e indignidad del precariado y del trabajo basura y ve burradas donde hay, evidentemente, burradas sin tener que hilar muy fino. Entre esas personas están las compas de la HOAC, que hace unos días organizaron un desfile contra la Precariedad, divertido y terrible a la vez, con el que colaboró el que suscribe pegando gritos supuestamente entonados.

     La Díaz Ayuso, viendo desfilar a tantas personas que lo pasan canutas en o sin un puesto de trabajo, lo mismo hasta hubiera sentido envidia de esos trabajos de mierda. Pues que se lo cambie a cualquiera.

Marigüana

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    Existe un modelo de funcionamiento y trabajo en las residencias para personas mayores, y que se incluye dentro de las denominadas buenas prácticas (BB.PP.), llamado Atención Integral Centrada en la Persona (AICP). Básicamente consiste en individualizar lo más posible la atención, conociendo la historia de vida de la persona residente y que sea el centro, en la medida de lo posible, el que se adapte a sus necesidades en lugar de encasillar a quien ingresa en una cuadrícula de normas y reglas pre-establecidas.

     Dentro de la AICP, se encuentra un categoría considerada fundamental para la felicidad y la tranquilidad de la persona mayor; es a lo que la Fundación Pilares, experta en BB.PP., le pone el nombre de modelo y ambiente y que hace referencia a la adaptación del entorno para que resulte lo más positivo y seguro posible en la línea de cubrir todas las necesidades de cualquier ser humano. Es decir, que cualquier profesional –y cualquier persona que use la cabeza para algo más que llevar sombrero y gorra– reconoce que el ambiente y el entorno son fundamentales para el desarrollo, la formación y el mantenimiento de unas sanas y saludables capacidades. Sigue leyendo