Seguid

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The Suffering by MarekKurzok

 

Seguid.

Viendo aparecer mi rostro en las noticias.

A la hora del almuerzo.

Las manos a la cabeza y la cuchara a la boca.

Seguid.

Rezando por mí.

Con una de las cuentas de vuestro Rosario.

Rogando a Dios que se digne a hacer algo.

Uno de sus milagros.

Seguid afligidos. Seguid.

Seguid.

Escribiendo un blog.

Firmando solidaridad en Change.org.

En esa carpa bien dispuesta en mitad del bulevar.

Seguid.

Con vuestra cuota mensual a Greenpeace.

A Amnistía.

A Oxfam-Intermón.

Dando lo que os sobra.

Seguid.

Militando en vuestro colectivo de barrio.

Desgañitándoos en vuestras manifestaciones.

Seguid roncos. Seguid.

Seguid.

Cambiando mi mundo desde vuestro buró.

Desde vuestro despacho.

Sin cambiar nada del vuestro.

Seguid.

Lavando vuestra conciencia.

Seguid.

Ese agua pútrida que destila

seguirá cavando mi tumba en el Mediterráneo.

Y congelará mi esperanza en vuestras fronteras.

E inundará de injusticia mis calles en Siria.

Seguid, hermanos, seguid.

Como si la tierra fuera vuestra

y yo

una mala hierba que os molesta.

La esperanza y otras jerigonzas

Looking Through The Barbs

Looking Through The Barbs by InayatShah

    Hoy toca hablar de esperanza. Quizá por que estamos en adviento y aquella devota obligación de no perderla pueda ser influencia de la cultura judeo-cristiana.

     Pues eso, como decía, vamos a ver cómo andamos de esperanza, que me han contado un par de historias este viernes pasado la mar de interesantes para tomarlas como vara de medir.

     Le preguntaron a una refugiada siria que por qué huían del país.

    – Isis me quería obligar a hacer cosas que no quería –contestaba.

    Como no les hacía demasiado caso la separaron de sus hijos, la encarcelaron, la torturaron y le hicieron pasar días y días sin apenas comer ni beber. Al cabo de un tiempo comenzaron a tratarla mejor. Dejaron de golpearla y le daban de comer buenos manjares todos los días.

     – ¿Por qué ahora me tratáis mejor y me dais de comer? –preguntó a sus captores.

     – ¿Por qué? Verás, estos días te has estado comiendo a uno de tus hijos.

     En una charla sobre Derechos Humanos en Palestina tomó la palabra uno de los asistentes. Era árabe y había pasado hacía cosa de un año veinticuatro días en Palestina.

     Nada más aterrizar en el aeropuerto internacional de Ben Gurión en Tel-Aviv comprobó en carne propia en qué consistía eso de los derechos humanos en Israel. Por el mero hecho de ser árabe ya lo separaban del resto de la fila de turistas, lo retuvieron diez horas, en las que lo cachearon, lo desnudaron y tuvo que darles hasta el número de cuenta y contraseña. Estuvo alojado en la casa de un palestino que estaba siendo vigilado por el estado por publicar en Internet las atrocidades que el ejército israelí llevaba a cabo en la zona contra la población civil. Dicho ciudadano árabe era viudo por dos veces y había sido testigo del asesinato y violación de ambas esposas.

     Cuando la persona que estaba transmitiendo la historia regresó a España recibió la noticia de que su casa de acogida en Palestina había sido gaseada y habían asesinado al propietario. Continue reading

«Surplus. Terrorismo de consumo» (2003)

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Consumed by Zillaan

    La felicidad de alcanzar un buen nivel de consumo.

    La dicha de tener un puesto de trabajo.

    La libertad que te otorgan ambos.

    El chute de realidad de conseguir sendos objetivos y sólo llegar a ser un autómata, un esclavo, un ser sometido a lo que marca la violencia del sistema. Acomodarse.

    Erik Gandini, en un contundente y sistemático documental, nos introduce con un estilo visual impactante y una música acompasada a golpe de martillo y de palabras acordes en el estresante y ansioso proceso de la alienación del individuo y de la masa hasta alcanzar el vórtice de la estulticia humana. Continue reading

Pasar hambre

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Pastor maasai, por skeeze

    De estas situaciones cotidianas en las que sale escaldada tu conciencia casi sin saber a cuento de qué.

     Una comida era. Fiesta. Goce. Diversión. Un encuentro de amigos, vaya, como a diario se disfrutan en cada lugar del mundo. Uno que llevaba sin echarse nada al coleto desde primera hora de la mañana y al ver aparecer las viandas suelta el consabido:

     – ¡Qué hambre tengo!

    El padre Duarte, que acababa de aterrizar en España tras pasar casi veinte años en Tanzania en mitad del desierto con los masái, que lo escucha y con una naturalidad horrible responde tipo pensamiento global:

      – Tú lo que tienes son ganas de comer.

     Duarte estaba esquelético, los pómulos marcados y aún conservaba en sus antebrazos los brazaletes masáis como aceptado miembro de la tribu tras varios años en los que lo acogieron, pero no le dirigían la palabra. Tardaron en romperse lo poco que tardó en ir engordando en esta poco rácana sociedad del bienestar.

     Gracias a Dios no fui yo el sujeto en primera persona de la anécdota, pero allí al ladito estaba y cada vez que creo tener hambre recuerdo que, en realidad, lo que siento son ganas de pizcar algo. Los masáis, cuya dieta consiste básica y frugalmente en sacar mayor o menor provecho al ganado que pastorean (sobre todo sangre y leche y de vez en cuando grasa y carne), sí que tienen que pasar hambre. Pero no se quejan, quizá, porque ni lo saben. Duarte era más consciente por su cultura occidental y reconoce que los primeros años, algo así como una vez cada dos meses, se veía en la coyuntura de acercarse al poblado más cercano para no sufrir un desmayo y ser pasto de las fieras salvajes.

     Y es que según donde estamos situados así comprendemos. La libertad es una maravilla, y el poder de decisión, y la capacidad de rebelión ante la injusticia. La idea revolucionaria y de izquierdas acerca de dejar que sean los colectivos quienes decidan sus propias vidas sin intervención externa: ya se hable de toxicomanías, de la prostitución, de la comunidad gitana, del sexo de los ángeles. Es decir, que sólo los toxicómanos, las prostitutas, los gitanos y los ángeles pueden opinar y reunirse para ver y conciliar qué es lo que consideran mejor para ellos mismos. Continue reading