«La historia del camello que llora» (2003)

Camello que llora2    Si eres mujer, de Mongolia, te da por dedicarte al cine y encima haces semidocumentales tienes que ser muy buena para hacerte un hueco y ser además nominada a los Óscar.

     Todo eso en su conjunto lo tiene de sobras la directora Byambasuren Davaa, que con un estilo tan delicado como ausente de artificios sumerge al espectador en medio del desierto mongol y lo hace observador impaciente de pueblos que ya han sido olvidados y fagocitados por la sociedad de consumo capitalista.

     Codirigida por el director italiano Luigi Falorni, a quien conociera en Munich, «La historia del camello que llora» es el paradigma del lugar en el que pone la nota la directora y guionista residente en Alemania, tal y como volvería a mostrar al público con «El perro mongol»: hacerlo partícipe de la vida sencilla de los nómadas que habita en una yurta en mitad del desierto del Gobi. La excusa que le sirve de preludio es el nacimiento de una cría de camella albina que la madre rechaza sin que lleguemos a saber muy bien por qué. Antes, durante y después de dicho suceso, Davaa nos golpea la mente una y otra vez con la trascendencia de en dónde reside lo verdaderamente importante para tener una vida plena. Y no son los recursos, ni el progreso, ni un trabajo estable… sino el amor y el respeto a la naturaleza, a aquellas tradiciones que no han perdido ni su cordura ni su belleza; en definitiva, hacia toda realidad con la que nos relacionamos a diario y hacia la que debiéramos quizá hacer un mayor esfuerzo por comprender, como la única forma viable de hallar una solución o asumir con tranquilidad no lograr hallarla. Sigue leyendo

«Filmish: un viaje gráfico por el cine» (2017)

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Edward Ross y Will Morris en el Book Fest de Edimburgo (2013), by byronv2

     Es más que probable que “Filmish” no vaya a engrosar las listas de los mejores cómics de la historia. Ni del año. Puede también, quizá con menos margen de probabilidad, que no lo mencionen jamás en los regueros de tinta que se han publicado sobre el séptimo arte. Sí, es muy posible. Y es que “Filmish” es un tanto inclasificable, porque sería de lo más naif referirnos a ella como novela gráfica, y al mismo tiempo sería poco apropiado considerarla un ensayo sobre cine.

    ¿Qué es entonces “Filmish”? La obra de un dibujante al que le apasiona el mundo del celuloide y su historia y es capaz de interpretarla y compartirla aportando unos puntos de vista peculiares y que, a más de un purista, le pueden resultar cuanto menos controvertidos.

    No es mi caso, ni mucho menos, fiel amante como soy de ambas artes, tal vez porque desde hace años me dio por replantear determinados discursos mayoritarios y hacer una lectura alternativa del modelo social y cultural que nos hace normalizar y asumir conceptos de lo más rocambolescos. Y las lecturas alternativas, si uno es capaz de salir de su zona de confort, casi siempre han resultado soplos de aire fresco y modelos para determinados cambios de paradigma. Sigue leyendo

Rasgarse las vestiduras

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syrian Refugees | by FreedomHouse

      Es terrible lo de los refugiados. El drama. La crisis. Como lo quieran llamar, para darle bombo o quitárselo.

     Es terrible. Los gobiernos a nivel individual. La UE a nivel global. Los compromisos adquiridos que no hace falta cumplir. Asilo, derecho de asilo. Abrir las puertas.

     Terrible. Podemos ver la tele y hasta llorar a diario. De angustia, de impotencia. Los niños. Sobre todo los niños. ¿Qué nos queda si no? Llorar, manifestarse, rogarle a Dios o a quien sea… votar a otro partido. Todo para que la conciencia no nos mate, si es que nos queda algo de ella.

     Todo. Menos implicarse mucho de manera personal. Menos cambiar de costumbres. No vaya a ser que tengamos follones.

     Vienen porque están en guerra, porque destruyen sus casas, porque asesinan a sus familias. Vienen porque no existe en su territorio la más mínima seguridad.

     “Ojalá no tuvieran que venir, que abandonar su hogar”, podemos llegar a oír como culmen de una verdad absurda. Como si la responsabilidad de que vengan fuera de vete tú a saber qué impresentable dictador, o de cualquier facción del ISIS.

    La última, por el momento al menos, fue hace unos días: los dos destructores de la armada estadounidense que han participado en el bombardeo con misiles de crucero en Siria tienen su base en Rota. Las buenas relaciones con los aliados. Fundamental para la paz.

     La penúltima y la antepenúltima son tan gordas y variadas que podemos echar un ojo con enorme rubor sólo de pasada.

     Que por aquello de sacar algo de pelillas el Ministerio de la Guerra del Gobierno de España envía armamento a la coalición liderada por Arabia Saudí que destruye Yemen. Y a otros países en conflicto y con serias acusaciones por parte de los colectivos en defensa de los derechos humanos: Bahréin, Túnez, Egipto, Turquía, Israel… Huelga decir que en la Resolución del 24 de diciembre de 2008 la ONU prohíbe exportar armas a estos países. Claro, que los mayores exportadores de armas del mundo son, curiosamente, las cinco naciones con derecho de veto en Naciones Unidas: EE.UU., Francia, Alemania, Rusia y China. España ronda cada año entre el sexto y el séptimo puesto, lo que no está nada mal.

     Que una de las empresas de armamento y de seguridad más importantes de España, Indra, pertenece al lobby de presión que vende cámaras de vigilancia y otros dispositivos a Frontex, la agencia Europea encargada de controlar las fronteras exteriores para que a la Guardia Civil le dé tiempo de apalear a las personas inmigrantes antes de que salten el muro de la vergüenza de Ceuta y Melilla o, si llegan con retraso, al menos no tarden demasiado en sacarlos a rastras al otro lado de la frontera. Sigue leyendo