Síndrome de Solomon

«Ellos se ríen de mí por ser diferente, yo me río de todos por ser iguales» (Kurt Cobain)

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Conformism, by MartaMinic

     Andrea tendrá unos 10 añitos; pelo largo, nariz achatada y unas gafas de esas de varias dioptrías que hacen que tus ojos parezcan los de los gemelos Scooter y Skeeter. Ayer noche comenzó a mover las caderas a mi lado, en medio de los bancos de la nave central del templo, mientras su tita esperaba recibir el sacramento de la confirmación. Le toqué el codo, con dos dedos, me miró y me abrazó las caderas; más alto no llegaba. Andrea tiene retraso mental y lo normal es que, los niños y niñas de su clase o de catequesis, no quieran jugar con ella o incluso le hagan burla.

      No es nada extraordinario lo de echar unas risas o sacarle punta a aquello que se sale de lo que una sociedad, un tanto anormal, considera normal. Pero la culpa no es de los tiernos infantes: Children see, children do, rezaba el lema de un conocido vídeo sobre educación e influencia positiva. Se me viene el ejemplo de la frase que largó una madre hace cuatro días mal contados en uno de los patios del barrio.

     –Que te he dicho mil veces que no insultes a la gente, so imbécil.

     Claro; y seguro que también hemos oído en más de una ocasión aquello de:

     –¡¡QUE NO CHILLES, HOSTIAS!!

     Nenes y nenas escuchan desde que son unos micos cómo las personas adultas hacen chanzas de los gordos, de los calvos, de los maricas, de los negros, de los gitanos… Durante los años que he acompañado a personas con algún tipo de discapacidad incluso he oído soltar repetidamente a numerosos seres humanos repletos de bondad:

     –¡Ay, pobrecita! Sigue leyendo

«Filmish: un viaje gráfico por el cine» (2017)

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Edward Ross y Will Morris en el Book Fest de Edimburgo (2013), by byronv2

     Es más que probable que “Filmish” no vaya a engrosar las listas de los mejores cómics de la historia. Ni del año. Puede también, quizá con menos margen de probabilidad, que no lo mencionen jamás en los regueros de tinta que se han publicado sobre el séptimo arte. Sí, es muy posible. Y es que “Filmish” es un tanto inclasificable, porque sería de lo más naif referirnos a ella como novela gráfica, y al mismo tiempo sería poco apropiado considerarla un ensayo sobre cine.

    ¿Qué es entonces “Filmish”? La obra de un dibujante al que le apasiona el mundo del celuloide y su historia y es capaz de interpretarla y compartirla aportando unos puntos de vista peculiares y que, a más de un purista, le pueden resultar cuanto menos controvertidos.

    No es mi caso, ni mucho menos, fiel amante como soy de ambas artes, tal vez porque desde hace años me dio por replantear determinados discursos mayoritarios y hacer una lectura alternativa del modelo social y cultural que nos hace normalizar y asumir conceptos de lo más rocambolescos. Y las lecturas alternativas, si uno es capaz de salir de su zona de confort, casi siempre han resultado soplos de aire fresco y modelos para determinados cambios de paradigma. Sigue leyendo

Botón taumatúrgico

     Los ojos se me salían de las órbitas, las pupilas de las cuencas. Hasta las órbitas de las propias órbitas. Lo que es capaz de hacer una tabla de estadísticas. Milagros que ya quisiera el mayor taumaturgo de toda la historia de la humanidad. San Gregorio era un manteca al lado del Sistema para la Atención y la Ayuda a la Dependencia (SAAD).

    La reunión traba de acercarnos a la realidad de las personas mayores en Andalucía, y los datos que figuraban en la presentación eran del último informe de CC.OO sobre la situación de este colectivo en España, pero extraídos del sistema de información del SAAD.

     Era una cosa tal que así. Con esa curvita tan maja que parece que se sale del panel de su elevación progresiva a cotas infinitas.

evoluciondependencia

     Y el menda, que trabaja en temas de Dependencia desde hace la pila de años no sale de su asombro y comenta. Como no se puede callar ni debajo del agua.

     – Eso es imposible. No se está atendiendo cada vez a más gente.

     Claro, es que hay trampa, y más de una, aparte de que no hablamos de porcentajes de atención respecto a las solicitudes. Pero esas cosas no se dicen. Sigue leyendo

Una patada en los cojones

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Old man by MaraDamian

    Ana se puso a llorar en cuanto la ansiedad dejó pasó a la comprensión de la realidad. Trató al principio de que no se notara, pero ese tipo de intentos fallidos suelen ser aún más terribles para la autodefensa.

    Como suele pasar en todos los ámbitos de la vida, quien toma las decisiones nunca se enfrenta cara a cara a quien las sufre. Un verdadero alivio lo de poder cargarle el muerto a otro, que si es la persona que palpa la realidad y no vive en el mundo paralelo -para lelos- de Matrix, odiará con todas sus fuerzas verse en la obligación de transmitir una información que ni entiende ni comparte. Para eso están los curritos, que cobran menos por no tener que pensar.

    Yolanda, la trabajadora social de zona, era imposible que saliera airosa del envite, y saberlo de antemano no lo hizo más dúctil.

    – La normativa existe desde el 2007, pero la Junta no la ha comenzado a aplicar hasta ahora –tragando saliva–. Hasta que no se cubran las plazas concertadas disponibles en la provincia no van a conceder la prestación vinculada.

    – Pero mi madre tiene 97 años y lleva en esta residencia más de seis, ¿cómo vamos a cambiarla a otra de un pueblo? –si la desesperación pudiera cortarse se hubiera estado desangrando en ese instante–. Y mis hermanas y yo estamos enfermas, todas con cerca de 70 años, sin carné de conducir. ¿Cómo vamos a poder ir a verla?

    Yolanda se encogió de hombros. No como signo de indiferencia, sino de no tener la más remota idea de qué leches decir.

     – Lo comprendo, pero es que han decidido empezar a hacerlo así.

     Se hablaba mucho, y con toda lógica y justicia, de la dispersión carcelaria de los presos de ETA, de las denuncias y reclamaciones de sus familiares por las trabas y dificultades para poder ir a visitarlos (acaso una docena de los 400 cumplen la condena en prisiones de Euskadi o Navarra), pero si las familias de un acusado de delitos de terrorismo no tienen la culpa de nada, qué podemos decir de las de una anciana o un anciano de más de 90 años, con deterioro cognitivo o algún tipo de demencia y una paguita que ronda de media los 700 euros a las que se les obliga tácitamente desde la Junta de Andalucía a mandarla a la quinta puñeta si quiere ser beneficiaria de un recurso de la administración pública. Sigue leyendo