«Un hombre sin pasado» (2002)

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Aki Kaurismaki by Ugorarts

     Pocos directores tienen la sorprendente virtud de Kaurismaki para ser capaces de sacar hermosas flores del estiércol; con «Un hombre sin pasado» nos regala otra película tan cálida como cruda. Con un inicio terrible y durísimo que bordea lo irracional para el espectador, como ya hiciera anteriormente con «La chica de la fábrica de cerillas» (1990) y posteriormente con «El Havre» (2011), el director finés nos entrega una maravillosa y tierna historia de personas desesperadas y perdidas (especialmente el protagonista principal) que logra sobrevivir a su infortunio gracias a la generosidad y la entrega de las personas que le rodean.

     Personajes tiernos, humanos, pero fuertemente creíbles, a pesar de la extravagancia de algunos secundarios y de algunas escenas estrambóticas y con unos toques de humor al mejor estilo Kusturica (el hombre que vive en la basura, el propio casero, el amante de la mujer, la banda de música…)

     Mención aparte merece sin duda la banda sonora, con una extraña, pero poderosa y cuidada mezcla de Folk y Rock’n’roll que sólo se hace presente desde la lógica de un directo, una emisora de radio o una máquina de discos de un bar… Sigue leyendo

Síndrome de Solomon

«Ellos se ríen de mí por ser diferente, yo me río de todos por ser iguales» (Kurt Cobain)

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Conformism, by MartaMinic

     Andrea tendrá unos 10 añitos; pelo largo, nariz achatada y unas gafas de esas de varias dioptrías que hacen que tus ojos parezcan los de los gemelos Scooter y Skeeter. Ayer noche comenzó a mover las caderas a mi lado, en medio de los bancos de la nave central del templo, mientras su tita esperaba recibir el sacramento de la confirmación. Le toqué el codo, con dos dedos, me miró y me abrazó las caderas; más alto no llegaba. Andrea tiene retraso mental y lo normal es que, los niños y niñas de su clase o de catequesis, no quieran jugar con ella o incluso le hagan burla.

      No es nada extraordinario lo de echar unas risas o sacarle punta a aquello que se sale de lo que una sociedad, un tanto anormal, considera normal. Pero la culpa no es de los tiernos infantes: Children see, children do, rezaba el lema de un conocido vídeo sobre educación e influencia positiva. Se me viene el ejemplo de la frase que largó una madre hace cuatro días mal contados en uno de los patios del barrio.

     –Que te he dicho mil veces que no insultes a la gente, so imbécil.

     Claro; y seguro que también hemos oído en más de una ocasión aquello de:

     –¡¡QUE NO CHILLES, HOSTIAS!!

     Nenes y nenas escuchan desde que son unos micos cómo las personas adultas hacen chanzas de los gordos, de los calvos, de los maricas, de los negros, de los gitanos… Durante los años que he acompañado a personas con algún tipo de discapacidad incluso he oído soltar repetidamente a numerosos seres humanos repletos de bondad:

     –¡Ay, pobrecita! Sigue leyendo

«Tavarataivas» (2013)

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     Hay películas que da un poco igual si están o no bien hechas. La planificación, los encuadres, la fotografía… Daría lo mismo casi que estuvieran rodadas al completo en plano general, encuadre horizontal y la luz constante de las doce de un mediodía cualquiera y hasta vulgar. Hay filmes que dicen, que transmiten, que te hacen pensar y si es uno capaz de dejar de rastrear en su interior cinéfilo, aprende cosas importantes de la vida sin tener que esforzarse lo más mínimo. Por más defectos que tenga también la narración y no todo cuadre a la perfección como si fuese un cuadro de Velázquez.

     Un documental de un tipo de 26 años, Petri Luukkainen, rodado por él mismo y siguiendo sus propias peripecias a lo largo de un curioso año, lleva consigo todas las papeletas para gozar de las primeras e irracionales pautas técnicas, aunque exagero bastante, pero si en algo toca fibra es en la sección dos; esa de meterte los dedos y hacerte mirar las cosillas nimias que tienes en tu piso de tres al cuarto y que tanto necesitas. Sigue leyendo

Hacer el oso

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El Retrato de Dorian Gray, by roland_reumond

     El otro día me dio por corregir a mi sobrino. Torpe que es uno, aunque se crea que sabe de casi to. Menos mal que no me sonreí, con esa cara de pazguato autosuficiente a la que somos muy dados los seres humanos cuando pensamos que podemos endilgarle a alguien una inteligente aportación que lo desprenda de su error.

     Me puso un vídeo de esos del Youtube en el que salía el prenda (bueno, su tripa, que es menor de edad y su madre no le deja, muy sabiamente, mostrar el careto) hablando de no recuerdo bien qué. El caso es que abajo, tipo definición de aquel vídeo que estábamos contemplando, vi las cuatro letras y por poco me da un pasmo: VLOG.

     –Blog es con be, no con uve. –De hecho, no existe sustantivo en castellano que tenga la osadía de contener esas dos consonantes seguidas.

     Le faltó troncharse de la risa y revolcarse por encima del sofá de tres plazas del salón. Él sí que me regaló ese gesto autocomplaciente de «eres tontico». Y lo dejó caer entredientes, con resignación, como quien tiene que lidiar con una panda de mindundis día sí y día también. Lo mismo para que no metiera la cabeza en mitad de las losetas tipo avestruz.

     –No, es con uve; se escribe así porque se refiere a los vídeos que son parecidos a un blog.

     Lógicamente, no había escuchado ni visto escrito aquel palabro en la vida, y como parece que sólo existiera en el mundo aquello que sabemos (o creemos saber) y percibido desde nuestra perspectiva. Puse la cara de ese tontico que había demostrado ser con creces, arqueé las cejas, curvé la comisura de los labios y solté un «pues vaya, lo que aprende uno». O algo similar. Sigue leyendo