«Son todos iguales»

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Vote for Nobody by Mark-Bash

      Con este trasiego de las elecciones y de los resultados supuestamente sorpassi suele haber infinidad de variables a las que aferrarse según el caso y el interés. De previo el tema de marras se divide en dos posturas obvias y antagónicas: votar o no votar, y si hay numerosas opciones respecto a la primera posición: elegir una candidatura, blanco o nulo, no menos consideraciones se barajan en la segunda: desánimo, desconfianza, mera dejadez o firme convicción como es el caso de los anarquistas.

      La cosa es que se decida lo que se decida, sea con mayor o menor convencimiento, hay una idea repetida hasta la saciedad igual que un pesado mantra tanto antes como después del evento y a la que quizá sería justo renunciar nos convenga más o nos convenga menos: “si es que son todos iguales”, como haciendo eco de la máxima de Lenin cuando decía “la democracia es una forma de gobierno en la que cada cuatro años se cambia de tirano”.

      Llevo colaborando con Cáritas Parroquial desde hace cerca de 20 años; muchos han sido los partidos que han (des)gobernado la ciudad en tan rancia temporada: IU, PP, Psoe, y muchos los ajustes presupuestarios y modificaciones administrativas tras cada legislatura. Existen infinidad de asuntos de los que no entiendo, pero en este último año, desde que Ganemos Córdoba entró en el Ayuntamiento (con matices), hay un tema que jamás habría imaginado que podría pasar, y me sucede casi cada semana en la oficina.

      – Vengo porque me han mandao la carta de corte de agua y no tengo pa’ pagarla.

      – No te preocupes, desde hace un año ya no os cortan el agua si no tenéis dinero.

      – Es que tengo nenes chicos y…

      – Ve a Aguas Potables con recibo de corte, te lo sellan y te pasas por las asistentas y te lo paran de manera indefinida. Os van a dar hasta agua gratis. Sigue leyendo

Zona de confort

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Dragged out of comfort zone by koveck

       Me contestó desde una pragmática inseguridad.

     – Es que si me dais de alta tres meses me han dicho que pierdo la ayuda. ¿Y luego qué hago? Iba a pedir la RAI que son once meses…

     Torcí el gesto, pero como fue desde el otro lado del hilo telefónico, Victoria no lo apreció y dio rienda suelta a su disquisición acerca de los peligros socio-económicos de tener un contrato temporal. Se hizo algo más consciente de que no veía clara su exposición debido a un suspiro intestino y a una especie de gruñido tipo ronroneo de gato adormilado que fui incapaz de contener en su integridad.

     – De ayuda cobras poco más de 400 euros y en nómina vas a pasar de 1.100 al mes. Vas a acabar ganando lo mismo y además cotizando. Sólo tienes que administrarte. Y por tres meses no vas a perder la ayuda.

      Silencio.

     – Pero si es que con todas las cosas que debo en cuanto cobre me voy a quedar sin nada. Prefiero ganar aunque sea menos todos los meses a lo otro. Es que si no…

     – Pues me lo tienes que confirmar hoy o mañana, que si al final no quieres hay que buscar a otra auxiliar.

     Un tanto a propósito decidí intervenir en mitad de la frase que estaba a punto de endosarme -la cual había escuchado ya decenas de veces en labios distintos- y colocar a su emisora un poquitín entre la espada y la pared con aquel ultimátum, no del todo cierto, indigno incluso de una película de serie B de amenazas alienígenas.

     Nuevo silencio, igual de breve, antes de afinar un tanto las posibilidades.

     – Mañana tengo que ir a echar la RAI al INEM; a ver qué me dicen y ya hablamos.

     Es obvio y nada llamativo: hay que asegurarse de la bondad de los cambios, por más imposible que ello resulte antes de que decidamos que se produzcan y asumiendo de entrada que una mínima mota que apenas se aprecie en la camisa a estrenar gozará de mayor desprestigio que aquellas otras manchas gordas y gruesas en la camiseta de toda la vida a las que ya se encuentra uno la mar de acostumbrado. Sigue leyendo

Feministas de a pie

Cartel Teatro    Si hubiéramos de detenernos de forma obligada en el aspecto meramente dramático podríamos afirmar sin asomo de dudas y sin necesidad de recurrir a las ampulosas palabras de un crítico teatral que la obra hacía aguas. Como el Titanic tras empotrarse contra un iceberg. Se reía el público, eso sí, pero no es lo suyo reírse mientras se interpreta “La casa de Bernarda Alba”. Pero la cuestión -bastante común en todas las facetas trascendentes de la vida-  es que la importancia del drama va más allá de aquello que se puede contemplar representado y suele estar oculto, holgadamente, bajo la superficie, igual que el 90% de un iceberg.

    Haciendo honor a ese 90% sumergido, lo que contemplamos sobre el escenario del Centro de Promoción de la Mujer “Nueva aventura” fue un milagro de dimensiones místicas. Si fue verdad aquello de que Jesucristo anduvo por encima del mar de Galilea, dicho acontecimiento se convierte en minucia al lado de lo que lograron realizar las doce mujeres que se metieron en la piel y en la carne de cada uno de los personaje de la obra del inmortal Federico garcía Lorca.

    Varias de las mozas -porque lo son, pues sus características conservan a pesar de contar algunas con más de setenta años- apenas saben leer y escribir, no habían salido de su casa en algunos añitos más allá de hacer la compra, tan sometidas sin saberlo a una patriarcal depresión posviudedad o a la espera del marido para colocarle con aprehendida cadencia las zapatillas enguatadas de andar por casa… Por más que lo merecieran, jamás ninguna de ellas había recibido un aplauso. Aquella noche, no sólo fueron objeto de una aguerrida ovación, sino que muchos de los presentes no dudamos un ápice en ponernos de pie casi a punto de entonar una loa a la voluntad y al dignísimo ejercicio de la libertad. Sigue leyendo

El buenismo injusto

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cry by Era-Artwork

     Despertábamos a finales de la semana pasada con el notición de que Ismael, aquel nene de cinco años por el que doña Leti había intercedido hace poco más de año y medio, a día de hoy hablaba y se movía como un niño normal. Para quienes se encuentren algo despistados respecto a la categoría de la buena nueva, hemos de decir que esta subespecie de milagro mediático fue posible gracias a la benefactora intervención de la regia consorte y de su acólito (o al revés) ante el servicio de salud de la Xunta de Galicia, la cual, hasta hacía cosa de un telediario, le había denegado el carísimo tratamiento a Ismael, afectado por un déficit de la hormona del crecimiento. Tras alguna llamadita de la Leti mostrando su harta y humana preocupación, en menos de quince días la criatura en cuestión estaba siendo evaluada y bien dispuesta a fin de ser beneficiaria del tratamiento.

     Me alegro mucho de la suerte de Ismael y de su familia, de que sea un niño normal, y de que todo el país se haya enterado de lo generosa que es nuestra soberana. Si es que lo que toca el corazón es lo que vale, el sentimentalismo trágico, los impulsos, el buenismo que contempla la ínfima mejora individual a costa de que el resto de la sociedad se siga manteniendo igualica igualica. Pero como botones de muestra hay miles y habíamos dicho eso de qué es lo que hace migas la fibra sensible vamos pues a particularizar la generalidad. Sigue leyendo