
No estás solo, por Luiso García
Existen debates sociales sujetos a las más variopintas argumentaciones y en los que resulta casi una entelequia poder llegar a una conclusión al menos objetiva: los OGM, la dieta vegana… si es mejor Messi o Ronaldo.
En otros, con todo el respeto del que soy capaz -que a veces no llega a unos mínimos- , los razonamientos a los que se recurre, vete tú a saber si para no tener que cambiar de postura ni un ápice, no hay ni por dónde pillarlos. Es el caso de la tauromaquia, tan en boga estos días en virtud del fallecimiento del matador Víctor Barrio y la polvareda levantada por determinados comentarios en las redes sociales. Ante dicha coyuntura no huelga decir que no me alegra en absoluto la muerte de ningún ser humano, ni la de un dictador, pero que ese hecho me lleve siempre a la preocupación es otra cosa bien distinta: me preocupan los refugiados, la gente que no tiene ingresos para acceder a los derechos básicos, las personas que malviven en exclusión social… Que un torero muera corneado por un astado no sólo no me preocupa, sino que me parece una soberana estupidez haber llegado a eso por voluntad propia y que hayan tenido que sufrirlo sus familiares.
Y que no me alegre de la muerte de Víctor Barrio tampoco me impide indignarme con la amalgama de ‘argumentos’ esgrimidos -sin vergüenza ni nada parecido que se precie- estos días por los defensores y defensoras de la Fiesta Nacional, que para mi sorpresa llego a pensar de corazón que incluso llegan a creerse y que son más fáciles de desmontar que una mesa de camping.
1. “Es una tradición”.
Dicho argumento parte de un peligro en sí mismo, pues es obvio que da a entender que las tradiciones hay que respetarlas y asumirlas más allá de la lógica , que pa’ eso son tradiciones. Por tanto, habríamos de aceptar el tradicional machismo social, una costumbre atávica y que se remonta a la noche de los tiempos: que las mujeres en este país cobren menos al no acceder a los mismos puestos de trabajo aunque las funciones sean idénticas, que haya una violación cada ocho horas, que hayan sido asesinadas 29 mujeres por violencia de género en 2016… Nada, oye, que es una tradición.
Y ahora la pregunta más seria. ¿Las corridas de toros son realmente una tradición en el sentido cultural de la palabra? Según el DLE tradición es una doctrina, costumbre, etc conservada en un pueblo por la transmisión de padres a hijos. El caso es que los defensores de las corridas suelen hacer referencia al tiempo de maricastaña, cuando ni el mundo era mundo, pero, en realidad, el festejo, en su sentido moderno, no se establece en España hasta finales del siglo XVIII y a lo largo de su historia, los espectáculos taurinos han sido prohibidos tanto a nivel civil como religioso repetidas veces, al menos, desde el siglo XIII. La conclusión lógica a la que llegar es que El Toro de la Vega, cuya celebración en los mismos términos ha sido prohibida recientemente y que tiene origen medieval, tiene más tradición que las corridas de toros, e incluso la fiesta de los gansos en Lekeito, en la que se le arranca a tirones la cabeza a los ánades, tradición que parte del siglo XVII. Sigue leyendo →