Especie invasora

Slaves ruvuma (1866), autor desconocido

     Leía la semana pasada, con cierta incredulidad, una noticia sobre la reclamación de Ecologistas en Acción al gobierno de Pedro Sánchez a fin de que el Ministerio para la Transición Ecológica iniciara los trámites pertinentes para la protección efectiva de las diferentes poblaciones de lobo ibérico, tal y como se aprobó en Proposición no de Ley en mayo de 2017, incluido el apoyo del Psoe, entonces en la oposición. En un primer momento de irreflexión se me ocurrió pensar lo que me resultaba más obvio y menos peregrino: «si no protegen a las personas más débiles», pensando de manera particular en las migrantes, «¿van a proteger a un lobo?».

     No tardé mucho en darme cuenta de mi falta de conocimiento y de mi error de bulto. Claro que protegemos a los animales, de hecho, el 1 de febrero de 2018 (eso sí, con un retraso de apenas 30 años desde su aprobación a nivel europeo en 1987) entró en vigor en España el Convenio Europeo sobre protección de animales de compañía y, en nuestro sórdido país, hay tantas leyes de protección animal como Comunidades Autónomas. En Andalucía, concretamente, la legislación específica se remonta a noviembre de 2003. Para no entrar en bucle, pues es un tema trasversal y no central en mi exposición, daremos solo unos pequeños apuntes debido a una serie de incongruencias y imprecisiones acerca de aquellos animales que deben de ser respetados y cuales no, pues entramos de pleno en el terreno de la subjetividad y de la especulación: «Se consideran animales de compañía todos aquellos albergados por los seres humanos, generalmente en su hogar, principalmente destinados a la compañía, sin que el ánimo de lucro sea elemento esencial que determine su tenencia», «se entenderá por animal de compañía todo aquel que sea tenido o esté destinado a ser tenido por el hombre, en particular en su propia vivienda, para que le sirva de esparcimiento y le haga compañía», rezan, respectivamente los artículos uno de la Ley andaluza y del Convenio europeo respectivamente. Es decir, que si tienes un cerdo en tu casa para que te haga compañía (sea o no un cerdo vietnamita), o un pollo, o una ovejita lucera tienes que tratarlo con mimo; ahora, si el cerdo, el pollo o la oveja es para que te lo comas lo mismo te ponen una denuncia si te lías a darle de hostias, pero si lo matas y te lo zampas la cosa cambia, porque es un dolor o sufrimiento necesario, según se debe desprender al artículo 3 de la normativa europea, por poner un poner. Todo el mundo sabe que es necesario comer carne, aunque el menda, por ejemplo, lleve más de 25 años sin pegarle un bocao a un filete o cosa similar. Por eso será que se me ocurren estas sandeces. Huelga decir que la tauromaquia, al igual que los animales de renta o la caza, están excluidas de cualquier tipo de protección y que aquello de cortarle el rabo y las orejas a un perrito está fatal y penado en Andalucía con hasta 2.000 € de multa, pero si se trata de un toro de lidia (a menos que lo tengas debajo del sofá haciéndole caricias) te vas de rositas y hasta con una pañolada si ha sido buena la faena. Tampoco tengo muy claro el tema de las moscas, los mosquitos y las arañas domésticas; viven en el hogar, en compañía de los seres humanos, pero puede ser que, al resultar algo molestos y desagradables se les pueda aplastar contra las losetas sin que por ello sufras consecuencia alguna. A pesar de que mi gato Igor, a las 5:15 de la madrugada, cuando me maúlla en la oreja pidiendo comida, resulte claramente más molesto que una mosca, un mosquito, una araña y hasta una serpiente de cascabel. Sigue leyendo

Marigüana

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    Existe un modelo de funcionamiento y trabajo en las residencias para personas mayores, y que se incluye dentro de las denominadas buenas prácticas (BB.PP.), llamado Atención Integral Centrada en la Persona (AICP). Básicamente consiste en individualizar lo más posible la atención, conociendo la historia de vida de la persona residente y que sea el centro, en la medida de lo posible, el que se adapte a sus necesidades en lugar de encasillar a quien ingresa en una cuadrícula de normas y reglas pre-establecidas.

     Dentro de la AICP, se encuentra un categoría considerada fundamental para la felicidad y la tranquilidad de la persona mayor; es a lo que la Fundación Pilares, experta en BB.PP., le pone el nombre de modelo y ambiente y que hace referencia a la adaptación del entorno para que resulte lo más positivo y seguro posible en la línea de cubrir todas las necesidades de cualquier ser humano. Es decir, que cualquier profesional –y cualquier persona que use la cabeza para algo más que llevar sombrero y gorra– reconoce que el ambiente y el entorno son fundamentales para el desarrollo, la formación y el mantenimiento de unas sanas y saludables capacidades. Sigue leyendo

Imbecilidad

Good versus Evil, by kosmolaut

    Voy a tratar de resumirlo en una frase: «el ser humano no es bueno ni malo por naturaleza, se va convirtiendo poco a poco en imbécil». En su cuarta acepción, quiero decir, no hay que alarmarse; a saber, que nos faltan dos luces y somos débiles, o más finamente, seres imperfectos.

    Ahora toca lo de explicarse un poco, pero no mucho, porque ante lo indemostrable solo queda casi encogerse de hombros. Si gente tan estudiá como Hobbes o Kant tiraban para un lado del monte y Rousseau o Marx para el otro no voy a hacer yo ahora una tesis doctoral.

    Primer punto, la bondad y la maldad no son conceptos universales, éticamente establecidos a nivel mundial y comunes a toda sociedad. Por otro lado, ni siquiera la psicología evolutiva se pone de acuerdo en qué momento da comienzo la conciencia moral en el individuo, pero cuando surge, lo que sí que tienen claro es que se debe al proceso de socialización –o des-socialización, váyase usted a saber–. Así, con nuestro modelo de corrección, potenciaremos en la inocente criatura unos comportamientos sociales respecto a otros en virtud de los preceptos morales y las normas sociales de la sociedad en la que ha nacido, desde eructar o no después de comer, hasta partirle o no la cara al compañero de clase si te ha llamado memo. Aquí podemos retroceder históricamente hasta el infinito: la madre de la madre de la madre de la madre… ¿Adán y Eva eran egoístas y se ha ido pasando el asuntico de generación en generación durante el aprendizaje? El pecado original ese que dicen los irresponsables que también le echan al demonio la culpa de todo. Y aquí llegamos al quiz de la cuestión, porque tanto la idea de la maldad y de la bondad intrínseca del ser humano proviene de la tradición judeo-cristiana, que ni siquiera ha sido capaz de deshacer el entuerto de la incompatibilidad inicial de dos conceptos: Dios nos hace a su imagen y semejanza, pero por otro lado tenemos pecado original por los primeros padres. ¿Mande? Entonces, ¿en qué quedamos? Y claro, tuvieron que idear aquello de Luzbel, al ángel caído del cielo, convertido posteriormente en Lucifer, para no tener que perder demasiado tiempo en cómo, por arte de birlibirloque, el ser humano empezó a hacer trastadas, y cada vez más gordas. Sigue leyendo