El duende del Bejarano

     En el año 2000, un compañero de un grupo ecologista y por la defensa de los caminos públicos, ya extinto (como centenares de especies desde aquel no ten lejano tiempo), me pidió que dibujara un cómic realista con toques de fantasía para concienciar a las futuras generaciones sobre la importancia de respetar y proteger los espacios naturales, de manera particular el arroyo Bejarano. El guion era prácticamente de él, Bartolomé Olivares.

      Lo acabo de reencontrar y me apetece compartirlo, con sus luces y sus sombras.

Ni perezosos ni mudos

Plastic life, by Mahnaz Yazdani

     Leñe, ¡qué pasote el spot publicitario Alma que forma parte de la campaña #Mediterráneamente que cada veranito nos trae Estrella Damm!, ¿no? La conocida directora, bailarina y campeona de apnea Julie Gautier, que asombró a propios y extraños con el precioso cortometraje AMA, supervisó la criatura cervecera, que no está muy necesitada de presentación al hallarse en boca de todo el mundo. No obstante, por si acaso hay todavía alguna persona en Babia, nos lanzamos con un resumen (porque ni se me pasa por la cabeza poner el enlace al anuncio de marras): una chica, bailando bajo las aguas del mar, en una representación de la vida marina tan libre, tan feliz, tan dichosa; y en esto que le cambia la cara, a la moza, porque está rodeada de plásticos y no puede respirar. Total, que va cayendo hasta el fondo, sobre las rocas, y la palma. Mientras, vemos aparecer un eslogan a la izquierda de la pantalla: «si queremos mantener nuestra forma de vivir, ¿no deberíamos proteger aquello que la hace posible?».

      A poco más y se me caen dos lagrimones. Joder, lo que vende el medioambiente. Si es que después de ver a Coca-Cola vendiendo su campaña Un mundo Sin Residuos (cuando es la empresa que más contamina a nivel mundial con plásticos y solo en 2017 aumentó su producción de botellas de plástico en cerca de mil millones) no hemos de extrañarnos lo más mínimo de nada.

      Un par de cosas y luego la más gorda. Lo primero es que la compañía Damm, aparte de la inmensa cantidad de envases de vidrio que no reutiliza (como la inmensa mayoría de compañías solidarias de estas) haciendo, por ejemplo, un descuentito al cliente si lo devuelves, es propietaria de dos marcas de agua embotellada: Agua Veri y la mucho más conocida Fuente Liviana. Acerca del impacto ambiental y el daño al acceso a un bien común como es el agua potable hay escritos decenas de artículos, pero baste decir que solo este producto genera 1,5 millones de toneladas anuales de plástico, que cada botella apenas tarda un año en descomponerse en el océano (porque ahora son biodegradables, guay) liberando una buena cantidad de tóxicos que infectan la fauna marina y al ser humano tras su consumo. Justo esta semana, conocíamos un estudio que concluía que cada persona se come alrededor de una tarjeta de plástico a la semana. Lo segundo es que, aparte del agua embotellada, Damm cuenta entre sus productos estrella con Cacaolat, batidos de chocolate como sabe hasta el menos espabilado, y el cacao industrial se produce gracias a la explotación de tierras y de comunidades nativas en países empobrecidos, que son obligadas al monocultivo, lo que muy bueno para el medioambiente no es; y con la franquicia de sándwiches Rodilla, experta en sacar provecho a la ganadería intensiva, que produce el 14,5% de gases de efecto invernadero del planeta y que adquirió el año pasado la cadena española de comida rápida Hamburguesa Nostra. Vamos, que Estrella Damm tiene una preocupación por el medioambiente que lo flipas. Sigue leyendo

Vox y la teoría de la conspiración

El terrorismo machista, by micockringnomedejapensar

    Rocío sostiene las dos hojas grapadas del informe del hospital con la mano izquierda, mientras con los dedos de la derecha repiquetea ligeramente sobre su rodilla. Habla de manera ligera, pero reflexiva, a veces suspira desde lo profundo y se percibe en sus ojos un punto de temor al que es difícil poner palabras que logren expresarlo.

     «Se lo acaban de llevá detenío». Lo dice con un tono neutro, exento de rencor y de violencia; como quien describe una situación común en exceso. «No sabéis cómo s’ha puesto en el hospital. Delante de la gente. Que me iba a cortá la cabesa y se la iba a llevá a la polisía. Y como sabe que me duele, que iba a envenená a mi hijo».

     «¿Y qué vas a hacer ahora?».

     «Voy a la polisía a poné la denunsia». La inseguridad aflora ahora sin tapujos, más allá de lo que puede percibirse en sus ojos. «Tengo miedo de que m’haga algo su familia, pero m’han dicho que no me preocupe, que los llame si tengo algún problema».

    Rocío agacha la cabeza y vuelve a suspirar.

     «Si es que no quiero está más con él; to’ el día en tensión y sin sabé por dónde va a salí».

     Y gruesas lágrimas corren por sus mejillas.

    Esta mañana he vuelto a ver a Rocío por la calle; a buen paso, teléfono móvil aferrado en la mano. Le pregunto cómo está, porque algo he oído.

     «Lo han soltao». Angustia. Pienso sobre la marcha: no había puesto la denuncia hasta después de la detención, por lo que no han podido retener a la ex-pareja en comisaría. «Esta mañana m’ha estao buscando y m’ha machacao. M’ha arrastrao la cabesa por la paré y voy en busca de una amiga a si me puedo quedá en su casa. Y la nena con su hermano en la casa».

     No sabe uno qué leches decirle. La valentía se la reconocimos ayer, pero de momento no sabemos si le va a servir de mucho. En el clásico de John Huston Cayo Largo podemos escuchar el consejo que Clair Trevor le manda gratis a Bogart y al que el veterano de guerra no hace el más mínimo caso: «más vale un cobarde vivo que un héroe muerto».

     «Acabo de llamar a la polisía y lo están buscando». Continúa. En ese mismo instante suena su móvil. Mira detenidamente la pantalla. «Mi hija, seguro que está allí otra ».

     Se corta la llamada; la devuelve varias veces sin resultado. Comienza a mostrarse muy nerviosa cuando, por fin, la hija coge el teléfono. Escucha, asiente. «No te preocupe, llama a la polisía, que voy p’allá». Sigue leyendo

Desde la base

«Si quieres ir rápido camina solo, si quieres llegar lejos ve acompañado»
(proverbio africano)

Family life of elephants, by Larry Li

     Habréis leído de mi pluma en alguna que otra ocasión ocasión aquello de que, en Occidente, quien quiere cambiar las cosas se hace activista, no político. Por ser más estricto, podría concluir que, en realidad, lo que se dice cambiar, se pueden cambiar bastantes cosas desde el poder, lo que sucede es que, por causalidad (que no casualidad) dichos cambios son para el beneficio personal, nacional o partidista, entiéndase como se entienda, pero no para el bien común, porque este no hay diversas formas de entenderlo. El común somos todas; lo personal, nacional o partidista solo una persona o un grupo.

     Aquella persona que sustenta su escala de valores en la solidaridad, en la fraternidad y en la libertad difícilmente va a decidir formar parte de la dirección de un partido o, a lo sumo, lo va a abandonar a los pocos años, porque el deseo de poder (sea económico, social o político) es incompatible con cualquiera de esos términos. Sin recurrir a manidos argumentos tan solo basta echar un ojo (o medio) a los curiosos acuerdos a derecha a izquierda tras las últimas elecciones en múltiples ayuntamientos y Comunidades Autónomas para observar que la ideología y la coherencia (si es que ambas existiesen) están varios peldaños por debajo que el hecho de acceder al gobierno. Aunque haya que pactar con Satanás, pues más importante es el pacto en sí que con quién se tenga que realizar. Así, por ejemplo, en Jerez de los Caballeros, la única concejala de Unidas Podemos se ha erigido en alcaldesa del municipio con el apoyo de PP y Cs para echar a la socialista Virginia Borrallo del consistorio; por otro lado, en Melilla, el único concejal de Cs ha logrado la presidencia de la Ciudad Autónoma y sustituir a Imbroda, líder del PP, gracias a los votos de CPM y PSOE; mientras, en Palencia o Granada, el partido naranja no ha dudado en pactar con Vox para no perder su añorada cuota de poder. Luego, para rizar el rizo, Ciudadanos ha abierto expediente a los dos concejales de Santa Cruz de Tenerife por no respetar la… disciplina de partido y hacer alcaldesa a la socialista Patricia Hernández, y el PSPV ha abierto expediente de expulsión del partido a Dimas, recién estrenado alcalde de Sueca (Valencia) con la inestimable colaboración de los votos de los concejales del PP. Parece un poco lío, pero realmente no es que importe demasiado si lo es, o eso parece: darse por sentado el chaqueterismo por mor de «aquí estoy yo y mis cojones». Sigue leyendo