Cosas que los hombres nunca oiremos (y por tanto es un privilegio)

    Soy consciente de que no todos los varones, ni mucho menos, van a ser capaces de entender cada viñeta. Seguro que el 99% de féminas, sí, aunque técnicamente debería de ser un cuadernillo de micromachismos para hombres.

    En fin, que así lo viven ellas y así lo sentimos algunos. Este cuadernillo está plenamente abierto a ampliaciones, solo basta que alguien me diga una frase para que la dibuje y la mete en la versión 2.0 y siguientes.

    Un abrazo veraniego, de manera muy especial a los no machotes alfa que tratan de vivir otras masculinidades, y a todas las mujeres que aguantan a los machotes alfa de comunes masculinidades.

     Puedes descargar el pinchando sobre el título o la imagen.

      Cosas que los hombres nunca oiremos

Promo II: Concierto Ambigú de la Axerquía, 7 de agosto

    De nuevo dando la brasa con el concierto del 7 de agosto, esta vez con algo de razón. Debido a que Córdoba está ahora mismo en nivel 3 de alerta sanitaria y no sabemos si se rebajará el viernes (poco probable), los aforos están limitados al 50% por lo que no hay venta de entradas en taquilla, deben reservarse antes por correo-e para control de aforo. Así mismo hay que indicar en el correo número de personas por mesa (de 2 a 6) y es necesario un DNI y nombre por mesa: ambiguaxerquia@gmail.com

Un abrazo y nos vemos el sábado.

No quiero ser mujer

    Antes de ir al asunto, no vaya a ser que me lluevan piedras, puedo asegurar que el título de esta entrada no tiene que ver con la misoginia ni nada que se le parezca. Más bien al contrario, se debe a una propia limitación mía: la de un ser asocial que si tuviera que estar todo el puñetero día sujeto a las críticas, opiniones y/o aprobaciones de su conducta por parte del resto del mundo (de manera especial del 50% de la población que no es fémina) no iba a sobrevivir a pasado mañana.

    Me explico, con un detalle que puede parecer una memez comparado con el resto de juicios de valor a los que se ven sometidas las mujeres decenas de veces al día, pero que es sintomático de que hagan lo que hagan todo debe de ser regido por el harto conocimiento y las directrices del casto patriarcado.

     La semana pasada a una mujer de la residencia (secundada inmediatamente después por su marido y compañeros de mesa) se le ocurrió decirle a una compañera de trabajo que no tenía respeto ni educación por su forma de vestir, inapropiada y a todas luces corta para desempeñar la función que debía desempeñar. Que me disculpe quien tenga interés, pero no voy a perder un segundo de mi tiempo explicando ni en lo más mínimo cómo iba vestida, que a todo el mundo debería de importarle un carajo, aspecto que quedará cristalino en el contexto contrario al que haremos referencia en la segunda parte de este escrito. La pareja de marras y sus compañeros de mesa tienen entre 85 y 90 años y no vamos a pedirle peras al olmo, pero al día siguiente por la mañana, recibo un correo de una de sus hijas pidiendo explicaciones de lo que había sucedido (poniendo adjetivos incluso más reaccionarios como «el debido decoro») y que esperaba que no se volviera a repetir. Tampoco voy a abusar de vuestro tiempo compartiendo cordialmente lo que le contesté a esta señora, de mi misma edad, y cómo le indiqué, también con infinita y paciente cordialidad, dónde podía meterse sus opiniones sobre el vestuario de las compañeras de trabajo. Sigue leyendo