Foticos de la presentación «Yo, tú… él» en el Rey Heredia

Hay momentos en los que uno se hace más consciente de lo inmerecido del amor que recibe de las personas que lo rodean. Este día fue uno de ellos.

Gracias, Fran, por tu presentación, son muchos años juntos como para que sigas valorando mis tontás personales; gracias a Yely por pensar en mi novela para sensibilizar y visibilizar la violencia machista y la necesidad, en cierta medida indigna, de que hombres se hagan presentes en estos espacios; gracias, Sacri, es un orgullo, más que cualquier otro, que siento tanto cariño de parte de la Plataforma cordobesa contra la violencia machista; gracias May por cantar el tema, y de la manera tan sentida como lo haces.

Gracias a todas las mujeres que me han hecho un mejor varón.

Les comunistes que se queden con el fondo; les anarquistes con mi mano (con el beneplácito del representante local del partido)

25 Abril: Acto contra la violencia machista y a favor del indulto de María Salmerón

Todos los días 25 de cada mes, la Plataforma cordobesa contra la violencia hacia las mujeres celebra concentraciones en diferentes plazas de la capital. El pasado lunes 25 de abril fue en la plaza del poeta Juan Bernier y en el acto se reivindicó la situación de María Salmerón, la mujer sevillana maltratada por su pareja que se negó a la custodia compartida incumpliendo el régimen de visitas.

La justicia también es patriarcal, porque les jueces también son patriarcales, aunque luego les joda que lo denuncie una artista en un cartel de una exposición y se líe parda.

Colaboramos también en representación de La Tejedora, Mercao Social de Córdoba, interpretando el tema No es amor. Lo cantó mi compa de grupo May, como es menester. Que un tema sobre la violencia machista lo cante una mujer.

Carta de una sobreviviente de violencia machista

Los nombres, fechas y datos personales y familiares de la carta han sido cambiados por seguridad y para proteger la intimidad de la mujer.

Todo empieza sin darte cuenta.

Lo conoces, crees que has encontrado tu media naranja, el príncipe de los cuentos que leías cuando eras pequeña.

En ese momento de mi vida yo era pequeña, muy pequeña, sensible y muy vulnerable.

Y así empezó todo.

Muy joven, recién separada, con una niña muy pequeña, con muchas ganas de vivir y planteándome el cambiar de vida y de ciudad.

Pero de repente aparece en escena el hombre de mi vida, que dice venir para protegerme, cuidarme, comprenderme, ayudarme y darme todo el amor del mundo, todo el que no había recibido antes.

Así fue cómo dejé a un lado la idea de empezar de nuevo en otro lugar, entre otras cosas porque ya tenía el lugar, el lugar era él.

A continuación, sin saber por qué, llega un día en el que te cambian el nombre, ese que me pusieron mis padres cuando nací; dejas de llamarte Carmen, como te dicen en casa, para pasar a ser una tal Carmenchu, y a ti te parece maravilloso, es más, es el nombre que más te gusta, sobre todo porque solo lo utiliza él.

Pasas de estar muy sola con tu hija a tener una familia numerosa, distintos, pero los más felices. Y te lo vuelves a creer.

El tiempo pasa y te das cuenta, porque tu intuición no falla, que hay cosas que no encajan. Te quiere, pero a veces te castiga, se ausenta, se enfada por todo, y tú no sabes qué pasa; te desorientas.

Pides perdón mil veces aún sin saber qué has podido hacer mal, y unas veces te lo conceden y otras no, dependiendo casi siempre del número de veces que te rebajes y entiendas y asumas que él se comporta así por tu culpa.

Y tú sigues sin saber qué has hecho.

Después vienen las excusas: necesitaba reflexionar, estar solo en la cueva, o simplemente es que me estaba resfriando, o la responsabilidad del trabajo, o sus hijos, o su ex-mujer, y así un largo etcétera.

Y a continuación, como no podía ser de otra forma, viene el PREMIO; el premio consiste en hacerte saber que todo lo hace por nosotros, por nuestro amor, porque yo me despisto y tengo que centrarme más en nuestra relación.

Porque yo era guapa, simpática, alegre, divertida, buena, trabajadora, pero simplemente me faltaba CENTRARME. Sigue leyendo