Lo dije una vez, no hace tanto, que aunque tenga su aquél, lo pasa uno regular como responsable de Recursos Humanos con sólo disponer en la masa encefálica de mitad de cuarto de conciencia. Cualquier detalle nimio puede hacer desencadenar sapos y culebras desde las tripas.
Cuenta y contraseña del correo destinado a la recepción de currículos:
«Hola os envio mi curriculum por que me gustaría formar parte de la empresa como trabajadora. Un saludo».
Nada que destacar, más allá de alguna falta de ortografía y la putada de tener que mandar correos a diestro y siniestro, tipo Daniel Blake, para que al final la administración se sienta dichosa con la mierda de políticas sociales que lleva a cabo por el colectivo de parados y paradas de este país.
Abro el archivo adjunto en PDF. Lo de mi uso del femenino a continuación no es aleatorio, sino ajuste a la realidad.
Foto: que algo de coraje te da de entrada, porque parece que si eres gorda y fea ya tienes menos tirón y sólo te van a contratar como portera de fútbol sala. Igualico que lo de poner en otros datos de interés la indicación de buena presencia. Datos de interés, si luego eres más mala que la quina no le interesa ni a Buda; lo importante es que seas mona y tengas sonrisa de dentífrico.
Datos personales: nombre y apellidos, dirección, teléfono, e-mail… Lo básico.
Pero en la penúltima línea, justo antes de la fecha de nacimiento (seguramente estructurado más que a propósito, pues la chica tiene más de 40 años), la información que hace que una persona normal se plantee qué sociedad patriarcal, machista, insolidaria y capitalista del carajo hemos construido desde tiempos inmemoriales:
ESTADO CIVIL: soltera HIJOS: ninguno Sigue leyendo