Entrevista Radio Cuarentena

     Como hay tiempo hasta de aburrirse, comparto la entrevista, casi más charla, que mantuve ayer con David Prados en Radio Cuarentena, un espacio donde personas normalitas iguales que yo compartimos cómo estamos viviendo esta cuarentena desde los espacios en los que nos movemos. En mi caso mi curro en la resi de mayores, el Mercao Social La Tejedora y Cáritas Parroquial.

     Son los primeros 25 minutos.

Escucha»Radio Cuarentena – Domingo 5 de abril de 2020″ en Spreaker.

«Vivarium» (2019)

     Hay ocasiones en las cuales, en virtud de la necesidad, tiene el ser humano la oportunidad inaudita de gozar de tanto tiempo para tocarse las pelotas que, si sabe aprovechar dicha ocasión, podría dedicarse incluso a pensar un poquito qué aspectos de su vida lo único que hacen es llenarla de vacío y de oquedad. La situación de confinamiento generada por el COVID-19 es, sin lugar a dudas, una de las más idóneas.

     «Vivarium», la película de ciencia ficción distópica (o no tanto) del director irlandés Lorcan Finnegan, es de las que puede ayudarnos a ver que nuestra rutina y nuestro modelo de sociedad son una completa tragedia casi consumada. Y hacerlo con una lucidez tan insultante como despiadada. No deja de sorprenderme que determinadas cintas pasen tan desapercibidas por nuestras pantallas.

     Difícilmente podría haber elegido Finnegan, que también es coautor de la historia en la que se basa el filme, un título más apropiado si nos atenemos a lo que nos quiere mostrar en la poco más de hora y media: el capitalismo controla cada faceta de nuestro ser y, encima, en el culmen de la eficacia, nos hace creer que la única forma de salir del modelo es a través de él. Quienes dominan nos introducen en un espacio cerrado y definitivo donde investigarnos y observarnos, hacernos crecer, multiplicarnos y dar fruto según sus expectativas para no romper el eterno ciclo del sistema que gracias a la activa participación de la ciudadanía se retroalimenta. Sigue leyendo

«Esclavos del trabajo» (2018)

     Daria Bogdanska tenía alrededor de 30 años cuando le publicaron «Esclavos del trabajo», su primer y, hasta el momento, único cómic.

      Decir que es mujer, joven, polaca, punk y primeriza en esta faena de dibujar novela gráfica puede parecer un prejuicio, pero en una sociedad patriarcal, capitalista y poco dada a las sorpresas desagradables es difícil encontrar un solo motivo por el que no debiera henchirse de sano orgullo. Más aún con el temita de marras que trata en su primera obra, la explotación laboral (y vital en analogía) al que se ve sometida la clase obrera y de manera particular la población inmigrante y que se refleja a la perfección en el título y en una de las de las planchas de la primera parte del cómic que comparto a continuación.

      Y encima, la tal Daria, tiene la desvergüenza de basarse en su propia historia personal cuando con solo 16 añitos se mudó a Suecia y empezó a buscarse la vida y a recibir clases de cómics. ¡Con lo bien que funcionan los países nórdicos!

      El dibujo de Daria es básico, muy del estilo que nos regalara Marjane Satrapi en «Persépolis», pero al igual que ella, es capaz de transmitir a manos llenas todas las facetas sociales y personales de una chica que pone la justicia y la dignidad por encima de la necesidad y se siente incapaz de cerrar los ojos una vez que ha visto.

      P’alante, pasen y vean, y a no perderle la pista a la buena de Bogdanska.

 

Adultos de dos a cinco años

     Cuando quedan contadas horas para que las campanadas atoren el sentido común durante un buen rato, siempre parece ser ese el momento idóneo para agradecer las cosas buenas que nos regaló, libre de dolo y culpa, el año que está a punto de despedirse. Me imagino a mi abuelo, o al obispo de Córdoba, tan católicos ambos, digo franquistas, dando gracias a Dios por los favores recibidos:

  • Por el auge de la ultraderecha

  • Por el buen hacer de Vox frente a un centro de menores durante la campaña electoral

  • Por Bolsonaro, la quema del Amazonas y el exterminio de los pueblos originarios

  • Por Trump, un hombre con todas las de la ley, que no salga adelante el impeachment

  • Por los negacionistas del cambio climático, por las luces de navidad y por Madrid Central

  • Por los pobres hombres maltratados por sus mujeres

  • Por España, una, grande y libre, a los pies de los caballos socialistas, comunistas y nacionalistas

      Yo, aparte de agradecer, y mucho, otras cosas (el criterio del Tribunal Supremo en la violación de la Manada/Piara, «el Estado opresor es un macho violador», las sentencias contra Deliveroo o Glovo, que Greta Thunberg no vaya al colegio…), voy a pedir solo una cosa, aunque lo mismo es bien gorda: que las personas adultas seamos capaces de superar la etapa infantil de entre los dos y los cinco años de edad. Sigue leyendo