Una tranquilidad asquerosa

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Rusty Iron Chain – PNG by rarous-stock

    “Un gran poder conlleva una gran responsabilidad”. Seguro que buena parte del respetable asocia la frase, sin pensárselo mucho, con nuestro amigo y vecino Spiderman. Es como la coletilla que llena de sentido todo lo que hace el intrépido trepamuros y que resuena como un eco en todas sus películas, pronunciada por Tío Ben o por él mismo, aunque su origen fuera en la pluma de su creador, Stan Lee, en un cuadro de texto sin ser pronunciada por ninguno de los personajes.

     El caso es que es una pasada poder endilgarle lo del poder y la responsabilidad a superhumanos, como si del resto de especie no dependiera nada de nada y ni tuviéramos poder ni, por tanto, responsabilidad. Lamento decirlo: todo ser humano tiene poder, aunque sea en determinados ámbitos, sobre otras personas y, en subsidiariedad, una gran responsabilidad en la toma de decisiones.

     Yo: mejor vamos a esperar a ver si descansa y está tranquila en vez de ponerle sujeciones, ¿no?

      Auxiliar: es que si se cae…

     Yo: si se cae y es una decisión de equipo evitarle la sujeción en la cama sabiéndolo la familia no tenéis que darle más vueltas, no es culpa vuestra.

     Auxiliar: ya, pero si se cae en mi turno, aunque sepa que no es culpa mía te queda la cosilla.

     Yo: claro, te queda la cosilla por si se cae, pero no te queda la cosilla por atar siete horas a la cama a una persona que es consciente de su situación y tiene poco deterioro cognitivo. Sigue leyendo

Una patada en los cojones

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Old man by MaraDamian

    Ana se puso a llorar en cuanto la ansiedad dejó pasó a la comprensión de la realidad. Trató al principio de que no se notara, pero ese tipo de intentos fallidos suelen ser aún más terribles para la autodefensa.

    Como suele pasar en todos los ámbitos de la vida, quien toma las decisiones nunca se enfrenta cara a cara a quien las sufre. Un verdadero alivio lo de poder cargarle el muerto a otro, que si es la persona que palpa la realidad y no vive en el mundo paralelo -para lelos- de Matrix, odiará con todas sus fuerzas verse en la obligación de transmitir una información que ni entiende ni comparte. Para eso están los curritos, que cobran menos por no tener que pensar.

    Yolanda, la trabajadora social de zona, era imposible que saliera airosa del envite, y saberlo de antemano no lo hizo más dúctil.

    – La normativa existe desde el 2007, pero la Junta no la ha comenzado a aplicar hasta ahora –tragando saliva–. Hasta que no se cubran las plazas concertadas disponibles en la provincia no van a conceder la prestación vinculada.

    – Pero mi madre tiene 97 años y lleva en esta residencia más de seis, ¿cómo vamos a cambiarla a otra de un pueblo? –si la desesperación pudiera cortarse se hubiera estado desangrando en ese instante–. Y mis hermanas y yo estamos enfermas, todas con cerca de 70 años, sin carné de conducir. ¿Cómo vamos a poder ir a verla?

    Yolanda se encogió de hombros. No como signo de indiferencia, sino de no tener la más remota idea de qué leches decir.

     – Lo comprendo, pero es que han decidido empezar a hacerlo así.

     Se hablaba mucho, y con toda lógica y justicia, de la dispersión carcelaria de los presos de ETA, de las denuncias y reclamaciones de sus familiares por las trabas y dificultades para poder ir a visitarlos (acaso una docena de los 400 cumplen la condena en prisiones de Euskadi o Navarra), pero si las familias de un acusado de delitos de terrorismo no tienen la culpa de nada, qué podemos decir de las de una anciana o un anciano de más de 90 años, con deterioro cognitivo o algún tipo de demencia y una paguita que ronda de media los 700 euros a las que se les obliga tácitamente desde la Junta de Andalucía a mandarla a la quinta puñeta si quiere ser beneficiaria de un recurso de la administración pública. Sigue leyendo

«El pisito» (1959)

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Marco Ferreri en Cannes

Antes de que se le fuera la olla, Marco Ferreri tampoco era un tipo corriente que digamos. Incluso esa particular ida de olla -tan odiada por muchos y tan adorada por otros cuantos- podría suponerse que no estaba exenta de un medido control. A partir de mediados de la década de los sesenta alcanzó la fama -merecida para muchos y desmesurada para otros cuantos- con la extrañísima cinta, híbrido entre la intriga, el drama y el simbolismo, “Dillinger ha muerto” (1968), que a nadie dejó indiferente. Años más tarde, en otro alarde de exceso, nos regaló la fagocitante y premiada “La gran comilona” (1973), que a más de uno puede hacer vomitar al igual que a sus protagonistas.

Algo sorprenden pues los inicios de este director italiano, sin los cuáles no habría existido probablemente el Almodóvar que todos conocemos, quien reconoció sin ambages la importancia de “El cochecito” en la historia del séptimo arte en España. Curiosamente, Ferreri, que rodara en Francia e Italia, se dio a conocer internacionalmente con dos producciones nacionales con guión de Rafael Azcona (basadas en sendas novelas del escritor, también responsable del guión de “La gran comilona”). La primera “El pisito” (1959) y la segunda “El cochecito” (1960), ambas influidas notoriamente por el neorrealismo, pero con unos componentes impensables en dicho movimiento cinematográfico.

Como ya anticipara de manera memorable su coetáneo García Berlanga en el conocido filme “Bienvenido, Mr. Marshall” (1953) y preservara en exquisitas obras contemporáneas a Ferreri tipo “Plácido” (1961) o “El verdugo” (1963), en un país marcado por una dictadura, la mejor forma de sortear la censura (habitualmente torpe donde las haya, a Dios gracias) es camuflando la idea a través de una supuesta comedieta de costumbres. Y es que la crítica a la sociedad aburguesada que sólo atiende al interés personal y al individualismo más enfermizo rezuman en estas dos películas de Ferreri. ¿Hasta dónde debe de ser capaz de llegar una persona de clase obrera para alcanzar determinados objetivos que le son negados? Resulta francamente alarmante que hoy día, después de más de 50 años, algunos de los fundamentos ideológicos (podríamos llamar en la actualidad liberales) asentados en la sociedad de aquel entonces se mantengan intactos y avoquen a muchas familias a quedarse en el borde del camino buscando soluciones ilógicas a lo que debieran ser derechos sociales. Particularmente sangrante es la situación del protagonista falto de espíritu, interpretado sabiamente por José Luis López Vázquez, de “El pisito”, que con una edad determinante no cuenta con suficientes medios para independizarse y poder casarse con su insufrible novia de toda la vida.

Eso sí, a lo que no renuncia Ferreri del neorrealismo, no vaya a ser que el personal crea que siempre pintan oros, es al hálito de ácida desesperanza que se desprende de manera metódica de sus escenas finales.

Para descargar la cinta completa puedes pinchar en cualquiera de estos enlaces:

http://www.rebeldemule.org/foro/cine/tema749.html (emule/amule)
http://www.descargacineclasico.net/comedia/el-pisito-1959/ (descarga directa)

Obturador anal

   Hay una máxima tan poco precisa de explicación como los programas electorales y que todo el mundo sigue a rajatabla igual que un dogma incomprensible de la Santa Madre Iglesia: en caso de urgente necesidad si alguien debe de sufrir carencias han de ser los que menos posibilidades económicas tienen pues, suponemos, ya están más que acostumbrados a pasarlas canutas.

Así dicho puede sonar poco fino e incluso meridianamente doloroso para los oídos castos de los ricos e incluso, ¿por qué no?, de la clase media, tendente a lo acomodaticio a fin de no perder la relativa seguridad en la que suele navegar aun ausente de rumbo. El caso es que últimamente, y casi sin derecho a remisión, excepto a los ricos del todo o a los que deciden las estrecheces desde sus amplios sillones es al grueso de la tropa al que nos toca sufrir sus abstrusas determinaciones, que lo único que son capaces de demostrar es que su mundo y su realidad se parecen a la del resto de mortales en que a la postre van a diñarla igual, aunque con más pasta para provecho de gusanos y descendientes.

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Una de las últimas y desconocidas aplicaciones normativas es la de la reducción del número de absorbentes (los pañales de toda la vida) por persona con cargo a la Seguridad Social. No es que hasta hace cuatro días fueran la panacea: tres diurnos y uno de noche, aunque daba para ir tirando, pero ahora han reducido una unidad durante el día. Lo que esta cuestión quiere decir para oídos neófitos es que un enfermo de Alzheimer, una persona mayor encamada o en silla de ruedas que no puede ponerse en el baño, un anciano dependiente en todas las actividades básicas de la vida diaria, sólo tiene permiso para orinar dos veces al día y una vez por la noche con coste para la Sanidad que todos pagamos porque el resto de cambios de absorbente los va a tener que pagar su familia o su pensión de mierda o en su defecto quedarse empapadito, con los consiguientes problemas de escaras o heridas, hasta que toque la hora oportuna del cambio. Claro que si tienes medicación por incontinencia la generosidad del estado llega a tan alto grado que no hay recortes, te sigues apañando con los tres diarios y el nocturno, lo que tampoco es para tirar cohetes.

      También resulta curioso constatar que cuando al director de una residencia -posiblemente las entidades más afectadas por tamaña medida- se le ocurre la sencilla idea de pedir tal orden por escrito a su centro de salud no hay alma humana ni divina que sea capaz de estampar un sello que así lo atestigüe: “se lo podemos decir de palabra”. ¿Pero esto de quien depende?. Y a marear la perdiz. Menos mal que los responsables sanitarios de turno siempre sacan soluciones aplicables de debajo de la chistera. Por si algún auxiliar de gerontología, DUE, médico o gerente de centro de día o residencial tiene la oportunidad de leer esta indignada entrada de blog paso a detallar un par de las que aportaron, de manera verídica aunque nadie ose creerlo, tras reiteradas protestas.

“Darles menos de beber, que aún no hace tanto calor”. Como bien recomienda el Ministerio de Sanidad cada año en referencia a los colectivos con riesgo de deshidratación cuando se acercan las altas temperaturas: mantenerse bien hidratado, pues entre otras cosas previene la aparición de úlceras en la piel.

“Ponerles un obturador anal”. En palabras menos técnicas podríamos definirlo como insertarles un tapón en el culo. Mi compañera DUE de la residencia reconoció con la mayor de los humildades que en la vida había escuchado que tan grueso remedio existiera o fuera a tomarse en consideración.

Por mi parte puedo compartir con el respetable que ando bastante preocupado por esta situación, ya que llevo cagándome en toda esta gentuza desde hace muchos meses y ahora resulta que sólo voy a poder hacerlo dos veces diarias y una por la noche. Voy a ver si convenzo a mi médico de cabecera para que me recete algún medicamento -creo que vota a Podemos- porque si he de basarme en la frecuencia con la que me cago en toda su nación algo de incontinencia seguro que tengo.