Una tranquilidad asquerosa

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Rusty Iron Chain – PNG by rarous-stock

    “Un gran poder conlleva una gran responsabilidad”. Seguro que buena parte del respetable asocia la frase, sin pensárselo mucho, con nuestro amigo y vecino Spiderman. Es como la coletilla que llena de sentido todo lo que hace el intrépido trepamuros y que resuena como un eco en todas sus películas, pronunciada por Tío Ben o por él mismo, aunque su origen fuera en la pluma de su creador, Stan Lee, en un cuadro de texto sin ser pronunciada por ninguno de los personajes.

     El caso es que es una pasada poder endilgarle lo del poder y la responsabilidad a superhumanos, como si del resto de especie no dependiera nada de nada y ni tuviéramos poder ni, por tanto, responsabilidad. Lamento decirlo: todo ser humano tiene poder, aunque sea en determinados ámbitos, sobre otras personas y, en subsidiariedad, una gran responsabilidad en la toma de decisiones.

     Yo: mejor vamos a esperar a ver si descansa y está tranquila en vez de ponerle sujeciones, ¿no?

      Auxiliar: es que si se cae…

     Yo: si se cae y es una decisión de equipo evitarle la sujeción en la cama sabiéndolo la familia no tenéis que darle más vueltas, no es culpa vuestra.

     Auxiliar: ya, pero si se cae en mi turno, aunque sepa que no es culpa mía te queda la cosilla.

     Yo: claro, te queda la cosilla por si se cae, pero no te queda la cosilla por atar siete horas a la cama a una persona que es consciente de su situación y tiene poco deterioro cognitivo. Sigue leyendo

La culpa es de la equis

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Taxes by Alexas

    Hace varios meses, criticaba Europa Laica que el 35% de la casilla de los fines sociales del IRPF acababa en proyectos dependientes de la Iglesia Católica. Más allá de la verdad o inexactitud de dicha afirmación no estaría de más retomar una de sus habituales exigencias: suprimir ambas casillas y que todo el dinero vaya a los Presupuestos Generales del Estado.

     Como mi idea no es entrar en disquisiciones metafísicas acerca de la bondad de unos y la maldad de otros, ni confrontar la gran labor social de las ínclitas oenegés de nuestro país con los denostados programas sociales de otras tantas asociaciones de carácter religioso, tan sólo comparto una realidad que puede definir la intrepidez, muchas veces errónea, de juzgar de manera distinta unos proyectos y otros basándonos en preconcepciones.

     Tanto este año como el pasado la Fundación laica sin ánimo de lucro (al menos así lo recogen sus estatutos) en la que trabajo ha solicitado subvención del dinero destinado a fines sociales del IRPF. Concedidos en el año 2.015 casi 6.000 euros para la adquisición de una lavadora industrial y en este ejercicio 2.016 justo 4.000 euros más para comprar dos grúas ortopédicas. Dicho así no suena mal, aunque lo mismo quien da parte de sus impuestos a esa casilla tiene en mente otros proyectos menos prosaicos que una lavadora y una grúa ortopédica, pero, al fin y al cabo, una residencia para personas mayores tiene ambas necesidades a fin de mejorar la atención en todos los necesidades diarias del colectivo.

    La cosa quizá ya no suene tan bien si además se da la información de que cada residente de dicha Fundación sin ánimo de lucro paga religiosamente cada mes 1.423 euros por plaza privada y que ni uno sólo de los residentes está becado aunque su pensión no supere los 400 euros. Sigue leyendo

Una patada en los cojones

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Old man by MaraDamian

    Ana se puso a llorar en cuanto la ansiedad dejó pasó a la comprensión de la realidad. Trató al principio de que no se notara, pero ese tipo de intentos fallidos suelen ser aún más terribles para la autodefensa.

    Como suele pasar en todos los ámbitos de la vida, quien toma las decisiones nunca se enfrenta cara a cara a quien las sufre. Un verdadero alivio lo de poder cargarle el muerto a otro, que si es la persona que palpa la realidad y no vive en el mundo paralelo -para lelos- de Matrix, odiará con todas sus fuerzas verse en la obligación de transmitir una información que ni entiende ni comparte. Para eso están los curritos, que cobran menos por no tener que pensar.

    Yolanda, la trabajadora social de zona, era imposible que saliera airosa del envite, y saberlo de antemano no lo hizo más dúctil.

    – La normativa existe desde el 2007, pero la Junta no la ha comenzado a aplicar hasta ahora –tragando saliva–. Hasta que no se cubran las plazas concertadas disponibles en la provincia no van a conceder la prestación vinculada.

    – Pero mi madre tiene 97 años y lleva en esta residencia más de seis, ¿cómo vamos a cambiarla a otra de un pueblo? –si la desesperación pudiera cortarse se hubiera estado desangrando en ese instante–. Y mis hermanas y yo estamos enfermas, todas con cerca de 70 años, sin carné de conducir. ¿Cómo vamos a poder ir a verla?

    Yolanda se encogió de hombros. No como signo de indiferencia, sino de no tener la más remota idea de qué leches decir.

     – Lo comprendo, pero es que han decidido empezar a hacerlo así.

     Se hablaba mucho, y con toda lógica y justicia, de la dispersión carcelaria de los presos de ETA, de las denuncias y reclamaciones de sus familiares por las trabas y dificultades para poder ir a visitarlos (acaso una docena de los 400 cumplen la condena en prisiones de Euskadi o Navarra), pero si las familias de un acusado de delitos de terrorismo no tienen la culpa de nada, qué podemos decir de las de una anciana o un anciano de más de 90 años, con deterioro cognitivo o algún tipo de demencia y una paguita que ronda de media los 700 euros a las que se les obliga tácitamente desde la Junta de Andalucía a mandarla a la quinta puñeta si quiere ser beneficiaria de un recurso de la administración pública. Sigue leyendo

El buenismo injusto

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cry by Era-Artwork

     Despertábamos a finales de la semana pasada con el notición de que Ismael, aquel nene de cinco años por el que doña Leti había intercedido hace poco más de año y medio, a día de hoy hablaba y se movía como un niño normal. Para quienes se encuentren algo despistados respecto a la categoría de la buena nueva, hemos de decir que esta subespecie de milagro mediático fue posible gracias a la benefactora intervención de la regia consorte y de su acólito (o al revés) ante el servicio de salud de la Xunta de Galicia, la cual, hasta hacía cosa de un telediario, le había denegado el carísimo tratamiento a Ismael, afectado por un déficit de la hormona del crecimiento. Tras alguna llamadita de la Leti mostrando su harta y humana preocupación, en menos de quince días la criatura en cuestión estaba siendo evaluada y bien dispuesta a fin de ser beneficiaria del tratamiento.

     Me alegro mucho de la suerte de Ismael y de su familia, de que sea un niño normal, y de que todo el país se haya enterado de lo generosa que es nuestra soberana. Si es que lo que toca el corazón es lo que vale, el sentimentalismo trágico, los impulsos, el buenismo que contempla la ínfima mejora individual a costa de que el resto de la sociedad se siga manteniendo igualica igualica. Pero como botones de muestra hay miles y habíamos dicho eso de qué es lo que hace migas la fibra sensible vamos pues a particularizar la generalidad. Sigue leyendo