«Esclavos del trabajo» (2018)

     Daria Bogdanska tenía alrededor de 30 años cuando le publicaron «Esclavos del trabajo», su primer y, hasta el momento, único cómic.

      Decir que es mujer, joven, polaca, punk y primeriza en esta faena de dibujar novela gráfica puede parecer un prejuicio, pero en una sociedad patriarcal, capitalista y poco dada a las sorpresas desagradables es difícil encontrar un solo motivo por el que no debiera henchirse de sano orgullo. Más aún con el temita de marras que trata en su primera obra, la explotación laboral (y vital en analogía) al que se ve sometida la clase obrera y de manera particular la población inmigrante y que se refleja a la perfección en el título y en una de las de las planchas de la primera parte del cómic que comparto a continuación.

      Y encima, la tal Daria, tiene la desvergüenza de basarse en su propia historia personal cuando con solo 16 añitos se mudó a Suecia y empezó a buscarse la vida y a recibir clases de cómics. ¡Con lo bien que funcionan los países nórdicos!

      El dibujo de Daria es básico, muy del estilo que nos regalara Marjane Satrapi en «Persépolis», pero al igual que ella, es capaz de transmitir a manos llenas todas las facetas sociales y personales de una chica que pone la justicia y la dignidad por encima de la necesidad y se siente incapaz de cerrar los ojos una vez que ha visto.

      P’alante, pasen y vean, y a no perderle la pista a la buena de Bogdanska.

 

«Alma Mater» (2017)

      Francis Ford Coppola, con su humildad habitual, comentó en el Festival de Cannes tras el estreno de su mítico filme Apocalypse Now que «ésta no es una película sobre la Guerra de Vietnam, esto es Vietnam». Si tomamos como referencia la invasión de Iraq, aunque el documentalista Nick Broomfield no dijera nada a ese respecto, su cinta La batalla de Hadiza, rodada con soldados profesionales, se parece mucho a tener la impresión de que va a salir un tiro de la pantalla para mandarte al otro barrio.

     Ahora toca Siria, claro, y el director Philippe Van Leeuw, quien ya demostrara sobradamente su oficio al hablar sobre dramas humanos y bélicos con su Opera prima El día en el que Dios se fue de viaje (2009), nos sorprende de nuevo con Alma Mater, una película seca, con buena parte de su metraje rodado en planos secuencia desarrollados dentro de una vivienda y que muestra con la sencillez de la realidad objetiva algunos de los motivos terribles por los que cientos de refugiados se juegan la vida en el mar y malviven como si fueran criminales al otro lado de nuestras fronteras.

     Protagoniza la película magistralmente la directora y actriz palestina de nacionalidad israelí Hiam Abbass, quien ha alternado en su carrera papeles brillantes (Los limoneros, 2008 o Paradise Now, 2005) con otros de los que difícilmente se puede salir airosa (Exodus: Dioses y reyes, 2014). Obviamente Alma Mater, el título escasamente afortunado con el que ha aparecido en las carteleras de nuestro país, hace referencia a Oum Yazan, el personaje que interpreta Abbass, alma de la fiesta, pero en buena medida puede minimizar el trasfondo real del drama acerca de la imposibilidad de mostrar sensibilidad en mitad de una barbarie donde parece que lo único sensato es racionalizar el caos.

      Habrá que mantenerse atento a la próxima película de Van Leeuw. Ya no será una promesa.

«Human» (2015)

«HUMAN» by Adam Bałazy

     «Human» es de esos documentales de los que no se puede decir nada, porque son inexplicables, y la única posibilidad que existe de entender su profundidad es verlo. Sobre un fondo croma negro, decenas de seres humanos relatan con emoción sus experiencias personales ante las situaciones más heterogéneas que pueden darse en la vida: desde la homosexualidad hasta el amor, la violencia, la pobreza o la guerra. Sin parecerse, no es difícil asociar su estilo directo y de entrevista con el empleado por el gran Claude Lanzmann en su descomunal trabajo sobre los campos de exterminio nazis: «Shoah» (1985).

     El fotógrafo y realizador, también francés, Yann Arthus-Bertrand, quien ya demostrara su talento para darle fuerza a las imágenes con el documental de dominio público «Home» (2009), intercala diferentes escenas y paisajes en medio de las entrevistas que potencian y reafirman lo que alcanza a ser la especie humana dentro de su realidad, para lo bueno y para lo malo.

     Hay variadas versiones de la película: la que se proyectó en su estreno y en festivales, de tres horas de duración; la habitual en los cines, de dos horas y cuarto, que es la que compartimos a continuación en versión original subtitulada al castellano; y la extendida que montó Arthus-Berthand, de hora y media más. Pinchando aquí su pueden ver todas las entrevistas del film en diferentes idiomas.

     Como las emociones no hay quien las viva de un tirón, no hay prisa. O al menos solo la que el espectador o espectadora quiera darse.

Vox y la teoría de la conspiración

El terrorismo machista, by micockringnomedejapensar

    Rocío sostiene las dos hojas grapadas del informe del hospital con la mano izquierda, mientras con los dedos de la derecha repiquetea ligeramente sobre su rodilla. Habla de manera ligera, pero reflexiva, a veces suspira desde lo profundo y se percibe en sus ojos un punto de temor al que es difícil poner palabras que logren expresarlo.

     «Se lo acaban de llevá detenío». Lo dice con un tono neutro, exento de rencor y de violencia; como quien describe una situación común en exceso. «No sabéis cómo s’ha puesto en el hospital. Delante de la gente. Que me iba a cortá la cabesa y se la iba a llevá a la polisía. Y como sabe que me duele, que iba a envenená a mi hijo».

     «¿Y qué vas a hacer ahora?».

     «Voy a la polisía a poné la denunsia». La inseguridad aflora ahora sin tapujos, más allá de lo que puede percibirse en sus ojos. «Tengo miedo de que m’haga algo su familia, pero m’han dicho que no me preocupe, que los llame si tengo algún problema».

    Rocío agacha la cabeza y vuelve a suspirar.

     «Si es que no quiero está más con él; to’ el día en tensión y sin sabé por dónde va a salí».

     Y gruesas lágrimas corren por sus mejillas.

    Esta mañana he vuelto a ver a Rocío por la calle; a buen paso, teléfono móvil aferrado en la mano. Le pregunto cómo está, porque algo he oído.

     «Lo han soltao». Angustia. Pienso sobre la marcha: no había puesto la denuncia hasta después de la detención, por lo que no han podido retener a la ex-pareja en comisaría. «Esta mañana m’ha estao buscando y m’ha machacao. M’ha arrastrao la cabesa por la paré y voy en busca de una amiga a si me puedo quedá en su casa. Y la nena con su hermano en la casa».

     No sabe uno qué leches decirle. La valentía se la reconocimos ayer, pero de momento no sabemos si le va a servir de mucho. En el clásico de John Huston Cayo Largo podemos escuchar el consejo que Clair Trevor le manda gratis a Bogart y al que el veterano de guerra no hace el más mínimo caso: «más vale un cobarde vivo que un héroe muerto».

     «Acabo de llamar a la polisía y lo están buscando». Continúa. En ese mismo instante suena su móvil. Mira detenidamente la pantalla. «Mi hija, seguro que está allí otra ».

     Se corta la llamada; la devuelve varias veces sin resultado. Comienza a mostrarse muy nerviosa cuando, por fin, la hija coge el teléfono. Escucha, asiente. «No te preocupe, llama a la polisía, que voy p’allá». Sigue leyendo