Enlazar NO es delito

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Como no existe mayor dicha para la justicia que aquella que consiste en ejercer la desobediencia civil ante leyes absurdas e injustificables he de terminar el año y comenzar el siguiente ejerciendo mi legítimo derecho a hacer uso de mi conciencia, por cutre que sea.

En definitiva, y mientras no ordenen cerrar el blog estancias supuestamente superiores, a partir del 1 de enero del 2015 NO COMPARTIRÉ en el blog fragmentos de obras literarias como hacía hasta ahora, en la medida de lo posible incluiré un enlace de alguna web que ejerce similar derecho de desobediencia para descargar la obra en su totalidad; y de igual modo, no colgaré escenas de filmes que favorezcan su posible visionado, sino que de ser ello viable enlazaré con una web de descargas gratuitas.
Pues eso, que les aprovechen a estos impresentables que piensan en todo menos en lo que habrían de pensar.

Y ya puestos a enlazar comparto un link con medios de comunicación alternativos contrarios al pago del Canon AEDE (lo coloco en grande para que se vea bien, no vayan a crearse que el enlace es sin querer). Yo hace meses que lo uso y mi satisfacción es plena:
http://hipertextual.com/2014/07/medios-aede-alternativas

Para finalizar, antes de compartir la declaración conjunta de la Red y los autores culturales os invito a enlazar lo que os salga de los huevos de mi blog, que aunque Mis reclamos tienen una licencia Creative Commons -es decir, libre- también está sujeta a sanciones el bloguero que ose compartirlo, pues es obvio que el gobierno debe de tener más autoridad sobre las creaciones que los propios que las han creado. ¡Faltaría más!

Declaración conjunta de la Red y los autores culturales sobre la LPI #canonAEDE

Si quieres colaborar difundiendo esta información,
copia esta declaración en tu blog y ¡hazla tuya!

DECLARACIÓN CONJUNTA DE LA RED Y LOS AUTORES CULTURALES SOBRE EL PROYECTO DE REFORMA DE LA LEY DE PROPIEDAD INTELECTUAL
El pasado 14 de febrero de 2014 el Consejo de Ministros aprobó el proyecto de reforma de la Ley de Propiedad Intelectual (texto publicado en el B.O.C.G. el 21 de febrero).
Este proyecto de Ley, arcaico en su concepción, recorta numerosos derechos en España, afecta muy negativamente a amplios sectores de la sociedad, pone en peligro la cultura libre y cuestiona el funcionamiento de internet, limitando la cita y el enlace a una actividad meramente mercantil.
Esto ha generado un rechazo inmediato y casi unánime desde todos los ámbitos posibles por los motivos que exponemos sintéticamente a continuación.
1. La protección de la propiedad intelectual en internet no se garantiza imponiendo cánones o tasas arbitrarios. Por el bien de la economía española, ha de garantizarse la sostenibilidad de los creadores digitales en su conjunto, no sólo de una parte. Un sector se desarrolla fomentando los nuevos modelos de negocio digitales en lugar de destruirlos. Cualquier derecho nace del diálogo entre todas las partes afectadas.
2. La Constitución Española consagra, en su artículo 20, el derecho fundamental “a comunicar o recibir libremente información veraz por cualquier medio de difusión”, lo cual debe conjugarse con cualquier derecho de propiedad, pero jamás anularlo.
3. Adicionalmente, esta ley cercena otros derechos fundamentales, afecta a valores democráticos esenciales y limita el libre acceso a la información y a la cultura. Ignora la declaración de los Derechos Humanos, conculca derechos constitucionales como la libertad de expresión y la libre creación, viola el secreto de las comunicaciones, es un ataque directo a la neutralidad de la red y no respeta un derecho individual básico: que cada cual ofrezca su obra bajo las condiciones que considere oportunas.
4. La figura del “derecho irrenunciable” derivado de citar textos en internet afectaría sin excepción a todos los creadores y les impediría renunciar voluntariamente a ese derecho. Ello pondrá en serio peligro las licencias Creative Commons, ampliamente extendidas y que actualmente ofrecen cobertura jurídica a los derechos de autor de una parte muy significativa de los contenidos de la Red. Nos encontramos ante una imposición del “copyright” sobre los partidarios del “copyleft” que vulnera derechos e intereses colectivos en lugar de garantizarlos y favorece que la recaudación se concentre en muy pocas manos.
5. Lejos de ser una amenaza, los agregadores de noticias y otras herramientas digitales que enlazan y citan al medio de origen, tales como buscadores, redes sociales o blogs, favorecen el libre acceso ciudadano a la información y generan un amplio tráfico hacia los medios de comunicación. Además, siendo el derecho de cita la esencia del Periodismo, esta ley amenaza frontalmente su ejercicio. Criminalizar los enlaces genera una inseguridad jurídica que cuestiona los fundamentos y el uso de internet. Garantizarlos, respetando los derechos, beneficia a todos: usuarios, herramientas y medios de comunicación.
6. La mal llamada “tasa Google” ha sido impulsada sólo por una parte del colectivo de editores, los integrados en AEDE. Otras asociaciones y editores se oponen a esta medida. AEDE debería considerar las consecuencias económicas que supondrá para sus socios salir de los indexadores y las desastrosas consecuencias para sus empleados, como recortes salariales y pérdidas de empleo. Este canon de AEDE aumentará aún más la precariedad de un sector tremendamente castigado por la crisis.
7. La entrada en vigor de esta Ley supone una tasa adicional para el conocimiento. La entidad de gestión de derechos CEDRO recauda actualmente de los profesionales de todo el sistema educativo. La nueva ley establece que las Universidades paguen también por los contenidos que los profesores publican para sus alumnos, y que hasta hoy se acogían a licencias Creative Commons. CEDRO recaudará en régimen de monopolio un canon de 5 euros por alumno. Consideramos esto un atentado contra la Educación, la investigación y los textos académicos, que pasarán a estar regidos por el “copyright” en lugar de ser de dominio público.
8. Este canon, con cargo a los Presupuestos Generales del Estado y de cuantía no determinada por la ley, actúa en detrimento de la justa recompensa a los autores y supone una subvención encubierta a los editores, a quienes el art. 2 de la Directiva 2001 de Propiedad Intelectual NO INCLUYE como beneficiarios de derechos de propiedad intelectual, y que pese a ello se llevan el 45% de la recaudación de CEDRO. Es significativo que la redacción de la ley se refiera sólo a las “industrias culturales” ignorando expresamente a “los autores”, agravando una situación que ya se inició con la pérdida de derechos de los periodistas a favor de los editores por la confección de “clippings” (resúmenes de prensa).
9. Se elimina “de facto” el derecho de copia privada, vinculándolo a la copia material de un soporte físico, práctica ésta casi inexistente en la era digital. La copia privada de una obra es un uso legitimo que existía antes de internet y seguirá existiendo tras esta reforma. Gravar con un canon a la copia privada equivale a imponer una multa preventiva a cada ciudadano ante un hipotético uso delictivo, por más que éste nunca suceda. Criminalizar al consumidor con fines recaudatorios no es el camino.
10. No han de apoyarse medidas de control de la “piratería” que pongan en peligro la esencia misma de la red. Oponerse a esas medidas no implica respaldar la caricatura del “todo gratis”. Es preciso desarrollar un nuevo marco de protección de la industria cultural que tenga en cuenta las particularidades de la era digital y sirva para lo que nació este tipo de legislación: fomentar la práctica de la cultura ofreciendo una compensación económica a los autores.
11. Esta Reforma debería incluir medidas de acompañamiento que apoyen el desarrollo de nuevos modelos de negocio basados en internet, así como la mejora de los ya existentes. De no hacerlo, perjudicará la innovación de los sectores afectados y perpetuará un modelo de distribución cultural y de acceso a la información manifiestamente caduco.
12. Esta reforma de la LPI aparenta ser producto de una dinámica de corruptelas entre lobbies y el poder político, evidenciado por el reciente relevo de directores en los principales diarios nacionales y la escenificación de la reforma de la ley presentándola con una fotografía del presidente de la AEDE junto a la vicepresidenta del Gobierno. Esto pone bajo sospecha a unos y a otros, si consideramos la proximidad de procesos electorales.
CONCLUSIÓN:
La reforma de esta ley, tal cual se ha redactado, está abocada al fracaso y le auguramos muy corto recorrido, pues no se adecúa a la realidad ni cubre las necesidades de los sectores y agentes implicados. Es un freno para el desarrollo de la cultura libre y la industria, inasumible en tiempos de dificultades económicas, en los que es preciso primar la innovación y favorecer el surgimiento de nuevos mercados emergentes, en los que España demuestra un enorme potencial.
Además, contiene innumerables ambigüedades e indefiniciones, que una ley de esta envergadura no puede permitirse, ya que abre la puerta a una aplicación discrecional y a graves efectos colaterales indeseados.
Por todo ello, instamos al Gobierno a reconsiderar y retirar esta reforma y a abrir con todos los sectores afectados el diálogo que estos reclaman desde hace meses para aportar soluciones más adecuadas a la nueva realidad que plantea la sociedad digital.
Al mismo tiempo, hacemos un llamamiento a toda la sociedad para participar, aportar, comprometerse y difundir la campaña de rechazo al #CanonAEDE difundiendo tanto esta declaración como sus actos, acciones e iniciativas.
#canonAEDE
http://canonaede.es

Puta sociedad de mierda

    Con un metro y cuarenta de estatura, su aceitoso cabello negro, liso y lánguido como una peluca de Cleopatra, inmensos ojos azabache y el rostro aceitunado curtido de sol y batallas, Antonia bien podría pasar por un dalit de aquellos cuya sombra es capaz de contaminar de inmundicia e impureza al más santo de los creyentes hindúes con sólo tocarlo de soslayo. Ingrata tarea resulta decidir si son sus dientes blanco nieve o si es consecuencia directa tal aproximación de lo obscuro de su piel.

 

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Detalle de Corrupt Legislation (1896), por Elihu Vedder

Como suele acontecer en el año y medio que lleva su domicilio sin agua corriente por falta de pago, aquella tarde, esta mujer menuda e insignificante, de quien ningún medio de comunicación digital o analógico da noticia ni razón, bajó las escaleras de su piso por segunda o tercera vez en lo que iba de jornada con dos cubos de plástico vacíos pendiendo de sus manos cortas. Cuando enfrente del portal llegó al cuidado jardín, cuya esencia consiste en intentar normalizar el aspecto de un barrio internamente derruido, apoyó los baldes en el suelo al lado del registro con puerta metálica desguazada donde se hallaba la grifería del suministro municipal de agua. Algunos de sus vecinos pagan alrededor de veinte euros a un menda para engancharla gracias a la maña con una llavecita de paso de útil conexión en los contadores, al menos hasta que lo advierta la empresa. Antonia no tiene dinero ni para que dos céntimos le suenen en las faltriquera uno al lado del otro. Sin ingresos fijos y con una hija y dos nietas a cargo, la menor de ellas de apenas un año, bastante tiene con pasar las mañanas vendiendo ajos o calcetines de estraperlo buscándole las vueltas a los munipas como para plantearse tamaño desembolso. Por eso estaba aposentada allí, ya medio agachada para levantar la tapa de la cisterna. Insertó una manguera ridícula en la roseta y dio comienzo al usual protocolo de llenar los cubos de agua hasta el borde. Andaba metida en faena con el segundo recipiente en discordia cuando se le acercaron dos tipos con la pinta vulgar de los don nadie. Antonia apenas levantó la vista para echar una mirada de lo más fugaz cuando vio que uno de ellos se introducía la mano en un bolsillo y le enseñaba una placa. “Señora, ¿sabe usted que está robando a la Empresa Municipal de Aguas?”, le soltaron estoicamente. La intocable en potencia abrió los ojos como dos luceros, los observó queda y dirigió la vista al portal de su vivienda social. “Si es que no tengo agua, a …” Fueron solidarios y comprensivos los polis; la dejaron ir a avisar a su hija, quien se encontraba arriba meciendo a la nena, para que se subieran los cubos de agua. Lo mismo la ayudaron y todo en un ínclito ejercicio de bondad, porque pesaban lo suyo y Antonia es mayor y su hija un alma en pena. Entonces se llevaron a la abuela al cuartelillo -escoltada a diestra y siniestra por sendos agentes del orden- donde prestó declaración por haber cometido la sublime desfachatez de disponer de un bien de primera necesidad -que, todo sea dicho, hasta hace cuatro días no estaba privatizado- porque no puede pagarlo. En espera de juicio está.

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«Promises» (2001)

Promises-frenteExiste una teoría social -que más que teoría es sin duda de un empirismo extremo- llamada de manera común la construcción del enemigo y en cuyas bondades se basa, por ejemplo, la última obra del escritor y filósofo italiano Umberto Eco titulada prácticamente igual: «Construir al enemigo».

Ahora, como suele corresponder en estas lides, tocaría hablar de los motivos ineludibles que me han llevado a colgar el documental que nos ocupa en el blog, así como hacer un recorrido a lo largo de la ínclita filmografía de sus autores y explicar finalmente la patente relación entre el odio entre pueblos y la educación y que mucho tiene que ver con los prejuicios hacia aquél que debemos odiar por norma como si fuera una verdad de Perogrullo.

El caso es que no voy a hablar de esos motivos ineludibles, porque siempre habrá quien le saque punta a todo (el filme es una producción israelí) y le dé por tirar piedras a los buenos intentos y propósitos; y sería demasiado corto lo de detenernos en el resto de filmes de las tres partes implicadas en su realización, pues a excepción del mexicano Bolado ni Shapiro ni Goldberg han rodado más; y por último lo de los prejuicios y la magnífica teoría de la creación del enemigo se refleja en sus imágenes más que en mil palabras.

El argumento es fácil. En una etapa de relativa calma entre las comunidades israelíes y palestinas, desde 1997 a 2000, los realizadores ponen en contacto a niños de ambos grupos en edades comprendidas entre los nueve y los doce años. El resto sólo puede verse.

Dicen que uno de los mayores ‘aciertos’ de la guerra global es que ya no es necesario enfrentarse cara a cara con el contrario, sino que con una bomba lanzada desde mil metros de altura puedes destruir a tu oponente sin resquemores y sin tener que mirarle a los ojos mientras lo haces. De similar modo que no es lo mismo comerse una loncha de jamón de york que te acaban de poner en el plato que tener que matar al cerdo tú mismo y descuartizarlo para obtener idéntico fin.

Nadie nace llamando al otro, a la otra enemigo, son procesos y ningún niño nace tampoco con prejuicios.

[vimeo 17230443 w=640 h=480]

PROMISES (Documental) from Sefaradi Torah on Vimeo.

Matar a un hombre

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Niña herida en los bombardeos de Gaza

No existe nadie lo suficientemente estúpido como para justificar el asesinato de un semejante por motivos económicos o políticos. “Sí, el caso es que necesitaba una pelillas y se me fue la mano”, o “es que votaba a otro partido y ya me estaba tocando las pelotas”. Como visto así no tiene la más mínima lógica, el único argumento al que podría aferrarse un ser humano para acabar con la vida de otro y salir indemne de la purga sería de índole ético. Y ahí está lo chungo, convencer al público asistente de que la vida debe de considerarse un bien menos importante de proteger en relación con otros derechos. Cuando un ser de calidad moral media, no hace falta ser Gandhi, Luther King o Madre Teresa, observa en un medio de comunicación (si es que osan) algunas instantáneas de las consecuencias desastrosas de los bombardeos de Israel sobre la población infantil en la franja de Gaza hay que hilar muy fino para vender la moto al susodicho de que ese chico de nueve, diez u once años con la cara destrozada por proyectiles y metal líquido se lo merecía vete tú a saber por qué componente histórico y en virtud de la complejidad que asola el conflicto palestino-israelí desde finales de los años 40 del pasado siglo.

Uno de los motivos éticos más sólidos a los que aferrarse, generalmente falaz en virtud de la realidad por poco que se escarbe, es el de la legítima defensa; el cuál, por norma general ha de presuponer o una inmediatez que impide reaccionar de otro modo, o que el daño que se vaya a producir sea equiparable o al menos nunca mayor que el que se ha sufrido. Estos dos supuestos últimos de identidad viperina -más allá de que partan del hecho más o menos discutible de que la vida de otro es de inferior valor a la mía- se sustentan a su vez en dos teorías ancestrales y vetustas nunca demostradas en función de su utilidad: la Ley del Talión o la doctrina de la Guerra Justa, como si estas dos palabras no supusieran en sí mismas una neta contraditio in terminis.

En este sentido la realidad estadística sí que es sólida de cojones: en dos semanas de «enfrentamientos» (disculpad las comillas) dos israelíes muertos frente a 250 palestinos. Ni legítima defensa, ni Ley del Talión, ni Guerra Justa… ni partes nobles. Sólo resta entonces aquello a lo que, a pesar de que no pueda sustentarse ni sobre pilares de mármol, invoca el cruel con la connivencia y el silencio soez de las democracias occidentales:

«Detrás de cada terrorista hay decenas de hombres y mujeres sin los cuales no podría atentar. Ahora todos son combatientes enemigos, y su sangre caerá sobre sus cabezas. Incluso las madres de los mártires, que los envían al infierno con flores y besos. Nada sería más justo que siguieran sus pasos. Deberían desaparecer junto a sus hogares, donde han criado a estas serpientes. De lo contrario, criarán más pequeñas serpientes».

Lo dijo la diputada del Parlamento Israelí Ayelet Shaked, y aquí no pasa nada, porque es obvio y una verdad de Perogrullo que la vida de las serpientes vale mucho menos que la de los seres humanos, al fin y al cabo es lo que el régimen nazi opinaba de los judíos, que no podían ser considerados seres humanos; o lo que argüían los dueños de las plantaciones de algodón respecto a los esclavos negros, que eran menos dignos que las mascotas; o la comunidad Afrikáner frente a la mayoría de color durante la segregación racial del Apartheid.

Podríamos reconsiderar cualquier otra opción viable por muy ilógica que pudiera resultar, o incluso recurrir con éxtasis a la firmeza indócil de los motivos ideológicos, pero prefiero invocar a Jean-Luc Godard que en uno de sus últimos filmes, rememorando al teólogo Castellion, suelta una verdad que quizá necesite menos demostración empírica que el tema de las serpientes: “matar a un hombre para defender una idea no es defender una idea, es matar a un hombre”*.

Y aún no he hablado de la injusticia política y territorial de Israel con el pueblo palestino. Sería demasiado largo, así que dejo esa imagen que vale más que mil palabras.

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* «Nuestra música» (Jean-Luc Godard, 2004) 

 

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