Calidad

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Aprobado, por Café

     Una historia.

     Un niño sale del colegio, tendrá apenas 9 o 10 años. Su padre lo espera en la puerta. Se saludan y se sonríen. El hombre se dirige a su hijo después del beso de rigor:

     –¿Qué tal te salió el examen del otro día?

     –Bien –contesta el niño con cierta indiferencia.

     Saca unos folios escritos a mano y con una circunferencia roja en la parte superior y se los entrega al padre, quien abre los ojos como platos.

     –¡Un siete! Es que eres el mejor. Muy bien, ¡qué orgulloso estoy de ti!

     El niño lo interrumpe, sin la más mínima descortesía, abre su mochila y, con una sonrisa que derretiría un iceberg y una emoción fuera de toda duda, le muestra otro folio en blanco con un dibujo.

     –Mira, te he hecho un Christmas.

     El padre lo coge, lo mira distraídamente y sin la más leve mueca de alegría le dice:

–Bien, guárdalo; vámonos. Sigue leyendo

Mi bici y sus peligros

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Bicycle wheel, by xbastex

    Soy un kamikaze. Un peligro público, que nadie se lleve a engaño. Verme pedalear con mi bicicleta por las calles de Córdoba debe de dar más miedo al respetable que un camión de esos del DAESH cargado de explosivos. La gente honrada, el ayuntamiento, la policía local deberían de perseguir a capa y espada a aquellos seres despreciables que, como yo, se pasan buena parte del día dando por culo a conductores de bien o turistas despistados cuyo único deseo es poder ir a sus anchas y panchas sin aguantar vueltas ciclistas ni que les arrolle un vehículo de dos ruedas, por más que vaya por el devaluado carril bici.

    Lo mismo estoy exagerando, pero es lo que debería pensar tras la ristra de improperios que me ha venido a mal escuchar de diferentes labios y rostros crispados en estos años de circulación sobre mi bicicleta azul cobalto. Y eso que jamás he tenido un solo percance del que haya sido responsable, directo o indirecto.

    Así, a vuela pluma, sí que se me ocurren variadas circunstancias de las que, parece ser, tuve yo la culpa en virtud de la cantidad de insultos y maldiciones que me endilgaron sin pelos en la lengua. Sigue leyendo

Mantra ecológico

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Recycle Reduce Reuse, by kevin dooley

    Ya, con la que está cayendo con la corrupción hablar de medioambiente y reciclaje puede sonar hasta a coña. En realidad, lo que simboliza es un botón de muestra más del engaño masivo al que tratan de someter desde arriba al ciudadano medio responsabilizando de todo -o de casi todo- al consumidor de a pie. Como la crisis, claro, porque quisimos vivir por encima de nuestras posibilidades. Y al fin y al cabo también en los contenedores se echan cosas corruptas y el plástico, al igual que las causas de los pobres, nunca prescribe.

     El caso es que se nos vende el reciclaje y la preocupación por el medioambiente de una forma la mar de apañá. Sólo falta que el gobierno de turno nos monte un spot con algo así como “el medioambiente somos todos” o “No uses plástico, que es muy drástico”.

     Y venga con las normativas europeas para acá, y venga con las leyes para allá. Como si las que no les interesan las cumplieran igual de bien. Por poner un ejemplo que viene a colación podemos hablar de la condena impuesta el año pasado a España por no haber garantizado que 30 vertederos existentes cumplieran los requisitos ambientales, o las múltiples denuncias internacionales por los recortes a las renovables y el famoso impuesto al sol que penaliza el autoconsumo. Pero claro, es que en el mundo no manda ni la UE, lo hacen las multinacionales, y las eléctricas son una de ellas.

     La última ha sido lo de tener que pagar por ley las bolsas de plástico ligeras en los supermercados. Directiva europea, insisten. El caso es que, una vez más, quien va a tener que pagar por las puñeteras bolsas será la clientela. Curioso, porque no prohíben tenerlas en las cajas y ofrecerlas a pesar de lo perjudiciales que son para el ecosistema, sino darlas gratis. Que no digo yo que esté mal que la peña deba traer la bolsita de su domicilio -a ser posible bolsa de tela-, que algo hace, pero pregunto yo: ¿será más dañina una puta bolsa de plástico que la amplia gama de productos envasados en plástico, envueltos en plástico, fabricados de plástico que caben en dicha bolsita y que van a seguir vendiendo en los supermercados como si tal cosa? Seguro que no, pero eso de prohibir ganar pelas a los grandes es harina de otro costal. Sigue leyendo

La pobreza de verdad

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Power by Bateri

    La verdadera pobreza no es que con tus ingresos no puedas llegar a fin de mes.

    O andar rastreando comida por los contenedores de basura. A la puerta de un supermercado o en la zona VIP de la ciudad.

    Tampoco consiste en ser un parado de larga duración, que ya se ha comido todas las prestaciones y está esperando a cumplir los cincuenta y cinco para poder cobrar el subsidio.

    La pobreza de verdad no es, per se, haber nacido en un barrio de exclusión, en un gueto, o pertenecer a una familia con graves problemas de desestructuración. Droga, prisión, colectivo en minoría.

    No depende de que los munipas te requisen los ajos, los calcetines, el romero de la buena ventura.

    Ni de que no tenga tu madre un euro para comprarte las ceras de colores o los cuadernos que exigen en la guardería pública.

    La verdadera pobreza es saber que eres pobre y tener asumido que así va a ser por siempre jamás. La verdadera pobreza consiste en creérselo. Y pasar esa fe a los hijos, a los nietos. Negarse las pocas oportunidades que llegan, porque “total, ¿pa’ qué?”.

    La pobreza de verdad es acostumbrarse. Y confiar en que se dejará de ser pobre por tener dinero, aunque te lo fundas con complacencia en la primera semana del mes, porque “total”.

    La pobreza real es negarse la posibilidad de un cambio, porque nunca te ha sido necesario para lograr sobrevivir. Y pensar que con sobrevivir ya es bastante, que no hace falta ser feliz, o que ni siquiera es posible. Sigue leyendo