Navidad es que una niña de ocho años, que para poder asistir a clase tiene antes que despertarse solita y arreglar a sus hermanos pequeños, sonría delante del público en el altar y, en mitad de la obra de teatro, cante «que no haya soledad en Navidad».
Navidad es que un niño de seis años le devuelva el estuche de colores a una amiguita algo menor de edad por el mero hecho de que se ha puesto a llorar y él siente pena.
Navidad es que una mujer de 80 años, que apenas sabe leer y escribir y que casi nunca salía de casa, se suba a un escenario y, con una sonrisa de oreja a oreja, sea capaz de memorizar varias líneas de un guion y no le importe confundirse.
Navidad es que un padre de familia, muy amante de la cerveza y con escasos recursos económicos, te regale una Paulaner Hefe-Weißbier por el hecho trivial de que has logrado hacer que a su hija le vuelva a arrancar normalmente el Windows 10. Sí, el Windows 10; habrase visto.
Navidad es que una pareja de adolescentes visiten en una residencia a una persona mayor, enferma de Alzheimer en estadio moderado, y no se despeguen de su lado por más que lo único que sea capaz de hacer es repetir una vez y otra las tres mismas frases.
Navidad es que una anciana muera en paz en su cama, sin sonda naso-gástrica ni sujeciones físicas, e imagines que, a pesar de la demencia, una leve sonrisa apareció en sus labios.
Navidad es…
Navidad es todas aquellas pequeñas cosas que suceden en apenas unos días, sin darnos cuenta, pero que nos hacen descubrir que la vida merece ser vivida.
¡¡FELIZ NAVIDAD!!