Gente buena

horror, by Estefano

Sé de gente buena.
Todos sabemos,
de hombres y mujeres cuyo afán
es mear señeramente agua bendita.

Que soportan el ubicuo don de revelar,
con igual resignación como torpeza,
el odio y la maldad entorno suyo,
en lugares inverosímiles
y hasta ignotos,
donde ni el más crédulo
ni el más avieso de los seres
sería capaz siquiera de apreciarlo.

Gente de bien,
buenas personas,
adheridas a la ecuánime virtud que es el respeto,
que reside en mantener la equidistancia
y aceptar al que odia y al odiado:
al marica y al tránsfobo,
al negro y al fascista,
a la mujer y a su asesino.

Gente buena,
todos sabemos,
que perciben el sentir de cada prójimo,
sin juicio y sin rencor,
es mera gracia:
la mala follá de la vecina,
la galbana del parado,
el morro descarao del inmigrante.

Buena gente,
de un espíritu tan lato y virtuoso que,
a pesar de tanta mierda entorno suyo,
no descubre en sí misma ni una tara.

Vox que grita en el desierto

Two Worlds, by Mello

     Deme ha tenido que leer mi entrada del lunes. Don Demetrio Fernández González me refiero, obispo de Córdoba; perdonen las familiaridades, pero es lo que tiene la fraternidad, que da algo de confianza por más que, ni mucho menos, lo haya elegido yo como hermano. Desde luego hermano en la fe, va a ser que no, espero que me sirva de excusa.

 

     Le habrá jorobado leer a un católico hablar bien de la iglesia como pueblo de Dios y gozarse del feminismo y, por alusiones, se habrá visto constreñido a intervenir, escribir su carta pastoral de la semana y dejar claras las bases y la fundamentación de su teología y su concepto de Dios, ese que, al ser Padre, nos hace hermanos a él y a mí, aunque no me apetezca en absoluto.

 

     Para saber un poco de la alegría a espuertas del prelado mayor de la ciudad de los Califas por el espectacular vuelco electoral en Andalucía, es menester recurrir a los datos objetivos, no vaya a resultar luego que nos estamos inventando ideas. PP y Psoe han perdido escaños, así que por ahí no debe de ir la alegría, y el único cambio evidente más allá de la subida de Ciudadanos, es la irrupción de Vox. Ante tal panorama, Demetrio se lanza al dislate de aupar a Andalucía como pionera de un cambio social que espera se realice en el resto de España. Bueno, en realidad, este hecho en sí, es una mera opinión y un deseo personal, lo del disparate es asociar la subida de la ultraderecha con «hacer un mundo nuevo, más justo, más humano, más fraterno, más con Dios y más para el hombre». Esta retahíla de adjetivos unidos al programa de la ultraderecha dejan tres posibilidades que, por desgracia, no son autoexcluyentes:

  • el obispo es un ignorante

  • el obispo es un imbécil

  • el obispo es un inconsciente

     Existe una cuarta opción, tampoco autoexcluyente, pero que da un poco de repelús apuntar por más que, con una ligera reflexión sea una de las conclusiones más evidentes a las que llegar: el obispo no es cristiano.

 

     A saber; Don Demetrio, aparte de mezclar churras con merinas y unir tal amalgama de ideas sobre educación libre, eutanasia, aborto… que no sabe al final uno por donde va a salir la cosa, centra su diatriba en el debate eterno sobre la persecución de la fe católica, pero sin dar un solo argumento y sacando a colación como ejemplo la titularidad de la Mezquita (perdón, Catedral). Por más que Jesús, ese tipo raro al que dice seguir, comenta en un par de apartadillos de su programa electoral que «al que quiera ponerte pleito y quitarte la túnica, déjale también la capa» (Mateo 5, 40) o que «a todo el que te pida, dale, y al que te quite lo que es tuyo, no se lo reclames» (Lucas 6, 30). Y eso que la Mezquita, de la Iglesia, no es que esté claro precisamente que sea.

 

     La verdad es que sobre educación libre (aparte de lo que se entienda por libre), aborto o eutanasia no podemos encontrar ni una sola palabra en boca de Jesús. Podemos hacer elucubraciones mentales al respecto de los motivos de ello, pero la realidad es que, a lo largo de los siglos de historia de la Iglesia, incluso sobre el aborto ha habido diferentes posturas siendo Tomás de Aquino en el siglo XIII más abierto de mente que la jerarquía actual. Y no, por más que nos empeñemos no tiene nada que ver el asunto con los estudios y los conocimientos de biología de la Edad Media, porque no es que la Iglesia del siglo XXI se muestre generosa con los avances científicos en la genética. Todo ello dando por sentado que el único partido con representación que rechaza de pleno la Ley de Plazos y no considera la interrupción voluntaria del embarazo como un derecho es Vox. Sigue leyendo

«Son sus costumbres»

Discrimination, by carts

     La veo salir del súper por antonomasia del barrio: Ultramarinos Antonio Ruiz. Ultramarinos, que parece que ya, gracias al Carrefour y a El Corte Inglés, haya desaparecido la palabra de marras. Arrastra un carro de la compra con la mano derecha y lleva un paraguas anclado en su antebrazo izquierdo. Los ojos tristes, la boca corva.

     –¡Ay, Juani, que no te había visto desde…!

     Le doy un beso y la abrazo largamente, como si de ello dependiera su tranquilidad. Ella me observa un momento, a punto de derramar un buen puñado de lágrimas, y menea la cabeza a un lado y al otro.

     –Ayer fue la misa de los nueve días.

     –Ya, no puede ir, tenía que tocar en un sitio.

     Juani apoya el carro en el suelo y articula cinco palabras de tal modo que pareciera que han tenido que obligarla a pronunciarlas en voz alta.

     –¡Qué mal lo estamos pasando!

     Y no sabe uno qué decir; afortunadamente, en estos casos, basta con no decir nada.

     –Y el padre, ¿cómo está?

     –Pues ahí sigue ingresado, que a punto han estado de matarlo a él también. A los dos juntitos los dejaron en el suelo tirados uno al lado del otro.

     Me encojo de hombros, suspiro y acaricio su brazo con la palma de la mano.

     –Y su tío me han dicho que está hundido.

     –Ayer se pasó toda la misa llorando sin parar, y no levanta cabeza.

    La mujer no aguanta más, se derrumba y los hipidos que salen de su pecho compungido parecen dispuestos a ahogarla.

     –Mi nieto… ay, con 26 añitos. Trece meses se han llevado él y mi hijo. El pobre.

     Ambos miramos alrededor. Gente corriente pasea por la plaza, algunos chicos están tomándose unas birras sentados en uno de los bancos, madres con carritos de bebé charlan amigablemente con cándidas sonrisas. El kiosko de chucherías, el Kebab, el bar de la esquina, la escultura al arte flamenco.

     –La droga de mierda –suelto.

     –¡Qué daño está haciendo otra vez al barrio! A ver, las criaturas sin dinero, sin nada a lo que cogerse. Son cuatro familias, pero ahí las tienes. –Juani guarda silencio por un momento, reflexiona, sin ganas ni de preguntar, solo de tener dudas–. Yo no sé qué es lo que ha pasado, aunque todo el mundo se pone a opinar, pero yo prefiero no saber nada; ¿para qué? Bastante ya con el sufrimiento que tengo. Y somos una familia normal, que hemos tenido que hacer muchos esfuerzos para todo. Sigue leyendo

«Perorata del apestado» (1981)

Tuberculosis Hospital II, by baleze

Sinopsis:

En 1946, en un sanatorio para tuberculosos de la Conca d’ Oro -castillo de Atlante y campo de exterminio-, unos singulares personajes, supervivientes de la guerra y presumiblemente incurables, pelean débilmente consigo mismos y con los otros, en espera de la muerte. Largos duelos de gestos y palabras; de palabras sobre todo: febriles, tiernas, barrocas a tono con el barroco de una tierra que ama la hipérbole y el exceso. Tema dominante: la muerte que se propaga sutilmente, se disfraza, se esconde, se extravía, musicalmente reaparece. Y todo esto entre los ropajes de una escritura en equilibrio entre el desgarro y el falsete y en un espació siempre más acá o más allá de la historia…que podría incluso simular un escenario o la niebla de un sueño.

     Puede ser que Bufalino no sea Conrad (a quien recuerda en esos personajes que sienten en infinidad de ocasiones lo contrario de lo que hacen o dicen) ni Borges (aunque su dominio del lenguaje nada tiene que envidiarle), pero quien ame la Literatura (sí, con mayúsculas) ha de leer a este señor. Y no pretendo, al señalar a estos dos dificultosos autores, quitar las ganas a nadie, antes al contrario, simplemente apuntar que su prosa, su estilo son bellísimos, aunque te obligue a revisar cada párrafo un par de veces si no deseas perderte cada detalle o matiz sinuoso; o precisamente por eso, porque has de leer cada capítulo como un cuento de aprendizaje crepuscular y pensártelo mucho antes de decidir pasar de improviso al siguiente.

     En mitad de su lectura, y casi al terminar, recuerda por momentos a Céline y su condenado ‘Viaje al fin de la noche’, por el enfoque tan distinto y vital que nos ofrece Bufalino, tan lleno de esperanza en mitad de tanta muerte. Y entonces, justo entonces  aparece un párrafo que confirma mis anhelos: «Yo había realizado un viaje, un viaje importante,pero ahora era difícil entender si entre los ángeles o bajo la tierra». Sigue leyendo