¡Caracoles!

 caracoles    Seguro que la banalización del tema viene de lejos. De la tierna infancia y de Niebla, el perro de Heidi (o de su abuelo), al que le gustaba comerlos a diestro y siniestro. Sí, sí, quienes se acerquen a mi edad o la sobrepasen ligeramente sabrán a la perfección de qué hablo: los caracoles.

     El asuntillo no es que sea de suma importancia, pero como que me da musho coraje, que dicen mis paisanos y paisanas de por aquí, a la orilla del Guadalquivir. Es un poco mezcla de insensibilización y mentira camuflada.

     Respecto al primer punto, lo normal es que cuanto más grande sea un bicho más pena nos da, más subterfugios nos buscamos para ver como de lo más natural matarlo y comérnoslo a mandíbula batiente. Va a ser lo mismo una vaca, un cerdito o incluso un pollo que un miserable caracol. Para manducarse a un caracol (que, al fin y al cabo, no es más que una especie de babosa algo más bonita porque tiene concha) no hay que hacer de tripas corazón ni pensar si con su tamaño sufre o no sufre.

     Y ahora toca contar la historia de mi primer encuentro con un guiso casero de caracoles. Con una inconsciencia de la que costaría hacer gala, una amiga muy dada a la cocina y a los caracoles en salsa, se puso a guisarlos en mi casa dentro de una olla. No recuerdo qué leñes le surgió al inicio de la cocción que tuvo que salir durante un rato, y no tuvo otra idea más brillante que la de dejarme a mí, vegetariano de pro, a cargo de los curiosos moluscos. Como es bien sabido por los amantes de esta comida, a los caracoles hay que engañarlos (por lo que de entrada se da por hecho que tontos no son), bajar el fuego y cuando sienten el calor y sacan el cuerpo fuera de la concha para escapar de la olla, subir la cocción sin remilgos y asfixiarlos y abrasarlos. Cierto que no es preciso ser tan puntilloso, porque para algo dan en los puestos de venta unos mondadientes que ayuden a extraerlos cómodamente del interior de la concha. El caso es que cuando los bichitos comenzaron a sentir el calor salieron de su refugio para huir de la cazuela como alma que lleva el diablo y el trabajo del menda, al lado del guiso con cara de pena, consistía en irlos derribando de las paredes por las que trepaban para tratar de huir a fin de que se cociesen preceptivamente. Sigue leyendo

Recursos (in)Humanos

3378820297_e288b4ba95_b

Empathy and Emotional Intelligence by Roy Blumenthal

SECCIÓN DE RECURSOS HUMANOS*

Versión 1:

Trabajador/a X: hola, quería consultarle si podía pedir un día de asuntos propios para mañana. He tenido algunos problemas personales y…
Recursos Humanos: no, no es posible. Es obligatorio solicitar los días de asuntos propios con al menos 15 días de antelación. Figura en el convenio, en el apartado de licencias retribuidas.
Trabajador/a X: es que es muy urgente, ¿no podría hacer una excepción? Aunque sea sin cobrar el día.
Recursos Humanos: no, si hago una excepción contigo mañana cualquier compañero se creerá con el mismo derecho y vendrá a solicitarme otra cosa. Para otra ocasión hazlo con la debida antelación.
Trabajador/a: adiós.
Recursos Humanos: hasta luego.

Versión 2:

Conchi: Javi, ¿podría pedirme mañana de asuntos propios?
Javi: ¿ha pasado algo? Estás rara.
Conchi: mi marido, que ha intentado suicidarse.
Javi: Pero… ¿no estaba ya mejor? Lo siento.
Conchi: sí, ya no bebe, pero los problemas económicos que estamos teniendo le están agobiando y esta mañana se ha tomado un bote de pastillas. Me han dicho que le dan el alta esta noche, pero que sería recomendable que alguien estuviera con él las próximas 24 horas y no quiero dejarlo solo por las noches.
Javi: no te preocupes, lo importante es que estés con él ¿Cuando entrabas de turno?
Conchi: mañana, de turno de noche.
Javi: pues ya está, llamo a Ana que te sustituya.
Conchi: que si tengo que cambiar turno no pasa nada. O devolverte las horas.
Javi: no, no, ya vemos cómo lo hacemos, pero no te preocupes. Y si necesitas otro día me vas diciendo cómo vais.
Conchi: gracias, Javi.
Javi: para eso estamos.

     ¿Qué hay distinto en ambas versiones de la misma historia?

     Invito al personal a repensar detenidamente sobre las posibles diferencias -que van muchísimo más allá del resultado- y a discernir si en ellas puede residir en buena medida un enfoque u otro.

     El funcionamiento de Recursos Humanos de las empresas es el paradigma de la sociedad impersonal, robótica, capitalista y neoliberal en la que estamos inmersos y que somos hasta capaces de normalizar y asumir como el menor de los males posibles. Porque si no, todo el monte sería orégano. Aunque si todo fuera orégano, en realidad tampoco iba a salir perdiendo yo. Sigue leyendo

«Land of mine (Bajo la arena)» (2015)

Applause_delegation_Martin_Zandvliet_KVIFF_(cropped)

Martin Zandvliet at KVIFF, 2009

    “¿Vencedores o vencidos?”, reflejaba el horrendo título en castellano que eligió la censura franquista para la cinta “El juicio de Nüremberg”. Hay decisiones que no hay por dónde pillarlas más allá de la obvia intención de minimizar la responsabilidad de determinados individuos en los campos de exterminio a lo largo de la II Guerra Mundial, pero algunas cosas sí que son verdad, y es que al final de una guerra no gana nadie. El fermento del odio que siembra entre los bandos en conflicto no cicatriza ni en generaciones.

    Que el nacionalsocialismo no puede ponerse como ejemplo de buena conducta está fuera de toda duda, más allá de las mentiras del Holocausto o la utilización de las víctimas para determinados intereses particulares, pero el hecho de que un grupo se haya comportado como una panda de animales en un determinado contexto histórico ¿significa que todos sus miembros son unos asesinos irredentos que se merecen todo lo que les pase y no son dignos de piedad? Pues mire usted, no sé, pero yo creo que no, y que no hay nada que te quite de por vida la condición de ser humano.

    Un poco de esto -y de otras cosas igual de poco dúctiles- trata “Land of mine”, el tercer largo del director y guionista danés Martin Zandvliet. Un filme que, si bien recurre en ocasiones a varios clichés del género que logra salva con nota, se alza por encima del común denominador de este tipo de cintas con algunas secuencias memorables que permanecerán por mucho tiempo en la memoria del espectador. Polo opuesto a la hollywoodiense “En tierra hostil” -película que se negaba a todo discurso-, pero también realizada con precisión milimétrica, “Land of mine” sacude las neuronas de manera inapelable, por más que Zandvliet rebaje la tensión y la intensidad dramática con varios giros en la parte central del largometraje. Quizá los únicos momentos algo adocenados a lo largo de toda la obra. Sigue leyendo

Beaterio

legionarios-con-cristo

Legionarios españoles portando el Cristo de la Buena Muerte en la Semana Santa de Málaga, por davric

     Castos, puros, intocables.

     Me explayo esta semana. Espero que sepáis disculpar lo que no acertará a ser quizá más que un continuum de expurgos en virtud de la amalgama de corajinas que se me han acumulado en estos últimos días. Entre el Drag-queen y los de Hazteoír.org me ha dado el cerebro para mucho. Serán esas cosas que tiene el ser católico.

     No quiero hacer apología de la libertad de expresión, esté más de acuerdo o no con una noticia o con la otra, ni hacer referencia a esa frase tan atribuida a Voltaire, aunque parece ser que salió de la pluma de su biógrafa: “no estoy de acuerdo con lo que dices, pero daré mi vida para que puedas expresarlo”. Quiero hablar llanamente de las cosas que chirrían, que rozan lo grotesco y dicen mucho de aquello de que nuestras ideas nunca necesitan ser demostradas, sólo las de los demás.

     Es terrible que una persona se burle de la religión, sobre todo -o exclusivamente mejor- si es la mía. “A nadie se le ocurriría hacer tal cosa de Mahoma. Se liaría parda”, comentan. Lo cierto es que en el Islam, aunque no se les pueda considerar iconoclastas, por tradición está prácticamente prohibido representar al profeta desde el siglo VIII, sea en buena disposición o en mala. Así sucede dentro de la comunidad suní, que supone el 90% del mundo musulmán. Da lo mismo si es simplemente yendo en burro de camino a la Meca. Sin embargo, el catolicismo no es parco en imágenes. Al contrario. Sólo habrá que esperar un mesecito para que se las saque a pasear a mansalva por infinitas calles de nuestras ciudades, pueblos y hasta aldeas. No es lo mismo per se, representar pues a la Virgen que a Mahoma.

     Ahora bien, el tema es el respeto debido, y aquí ya es ponerse a hilar muy fino. Finísimo. Respeto, la palabra mágica. Supongo que cuando se habla de respeto en este sentido, quien lo nombra se debe de referir únicamente a aquellas personas ajenas a la religión católica que hacen burla de nuestras santas tradiciones, aunque sea durante unas fiestas paganas. Porque se da por supuesto que si llevan a cabo similares hechos o palabras grupos de fe altamente contrastada no es burla, sino broma o comentario situacional. Ejemplos hay muchos. Por poner un poner:

     – ¡Arriba con la Chochona! –como han solido nombrar a la Virgen del Rosario algunos de sus cofrades a la hora de levantarla porque pesa como un muerto. Muy divertido, claro. El roce hace el cariño.

     Y la mar de divertidas las más de cien hermandades camino del Rocío, incontrolables, que hasta los mismos implicados reconocen la imposibilidad de concienciar a tanta peña de que respeten el entorno, de que no se mamen en honor a la Blanca Paloma. Muy católico apostólico y romano todo. Pero es que se sienten tan alegres y dichosos por ir a ver a nuestra Señora.

     Y los legionarios. Con el Cristo en un hombro y el fusil en el otro. Los vellos como escarpia.

Sigue leyendo