Solidaria Navidad

67e30958379dc0f2f6a99ca953af96a7-d5rijl2

Solidarity of Winter, por FramedByNature

A las personas refugiadas
a las migrantes
a las excluidas
a quienes viven al margen
a los gays y a las lesbianas
a las mujeres maltratadas
a los niños esclavos que no dejarán de trabajar o portarán una metralleta en vez de un libro

a los perseguidos por anunciar la justicia
por denunciar la injusticia
a los malditos que debieran ser benditos
a quienes se cansan pero siguen en la brecha
a la intrahistoria
a los políticos dignos -y coherentes- si los hubiera…

a los hombres y las mujeres de bien.

Papusza

Bronislawa Wajs, llamada Papusza (muñeca en romaní), probablemente la más insigne cantante y poeta de etnia gitana, murió en 1987, pero como suele suceder con todos los seres libres y adelantados a su tiempo, en realidad puede decirse que lo hiciera casi 40 años antes, cuando entre los intereses políticos y la condena de su propio pueblo se la condenó al olvido y la soledad.


Nadie me comprende,
solo el bosque y el río.
Aquello de lo que yo hablo
ha pasado todo ya, todo,
y todas las cosas se han ido con ello…
Y aquellos años de juventud.

Escribía la propia Papusza.

Bronislawa Wajs, alias Papusza

Nacida a principios del siglo XX en Lublin (Polonia), Bronislawa, hija de nómadas, se esforzó en evitar el analfabetismo común a su condición, gitana y mujer, intercambiando libros, estudiando cuando y donde podía… aprendiendo a leer y a escribir desde muy joven, aspecto absolutamente desconcertante en su época.
Con poco más de 30 años ya tuvo que sufrir la pérdida de centenares de familiares y amigos, e incluso su mismo esposo durante la II Guerra Mundial, en otro Holocausto, el gitano, del que suele hacerse menos mención. Finalizada la contienda, cuando todo parecía tender a la tranquilidad -a pesar de los serios problemas que su libertad y su forma de entenderse a sí misma como mujer le ocasionaron con los romaníes- algunos de sus poemas sobre el pueblo gitano fueron usados de manera propagandística por partidarios de la política de sedentarización forzosa pro-soviética desarrollada por el Gobierno Polaco tras el pacto de Varsovia con los alrededor de 15.000 gitanos supervivientes del Holocausto. Entre ellos Fikowski, amigo de Papusza y uno de los máximos exponentes e historiadores del pueblo Rroma. A pesar de la insistencia de Bronislawa pidiéndole que no publicara estos poemas: “si publicas esas canciones me desollarán viva, mi gente quedará desnuda frente a los elementos”, Fikowski, convencido de que tal resolución era lo más conveniente para la etnia gitana, los publicó dentro de un libro de propaganda, lo que condujo a la intervención de la justicia Rroma que la declaró impura y la expulsó del grupo.

En los 34 años siguientes de vida, Papusza permaneció ignorada por toda la humanidad, y tan sólo hace algunos años su figura volvió a gozar de relativo reconocimiento, algo a lo que ha colaborado recientemente la película homónima que relata su vida.

LÁGRIMAS DE SANGRE

(Como sufrimos por culpa de los alemanes en 1943 y 1944)

En los bosques. Sin agua, sin fuego – mucha hambre.
¿Dónde podían dormir los niños? Sin tiendas.
No podíamos encender fuego por la noche.
Durante el día, el humo podía alertar a los alemanes.
¿Cómo vivir con los niños en el frío invierno?
Todos están descalzos…
Cuando nos querían asesinar,
primero nos obligaron a trabajos forzados.
Un alemán vino a vernos.
— Tengo malas noticias para vosotros.
Quieren mataros esta noche.
No se lo digáis a nadie.
Yo también soy un Gitano moreno,
de vuestra sangre – es verdad.
Dios os ayude
en el negro bosque…
Habiendo dicho estas palabras,
él nos abrazó…

Durante dos o tres días sin comida.
Todos yendo a dormir hambrientos.
Incapaces de dormir,
mirando a las estrellas…
¡Dios, qué bonita es la vida!
Los alemanes no nos dejarán…

¡Ah, tú, mi pequeña estrella!
¡al amanecer que grande eres!
!Ciega a los alemanes!Confúndelos,
llévalos por mal camino,
¡para que los niños Judíos y Gitanos puedan vivir!

Cuando el gran invierno venga,
¿qué hará una mujer gitana con su niño pequeño?
¿Dónde encontrará ropa?
Toda se ha convertido en harapos.
Se quieren morir.
Nadie lo sabe, sólo el cielo,
solo el río escucha nuestro lamento.
¿Cuyos ojos nos veían como enemigos?
¿Cuya boca nos maldijo?
No los escuches, Dios.
¡Escúchanos!Una fría noche vino,
La vieja mujer Gitana cantó
Un cuento de hadas gitano:
El invierno dorado vendrá,
nieve, pequeña como las estrellas,
cubrirá la tierra, las manos.
Los ojos negros se congelarán,
los corazones morirán.

Tanta nieve caerá,
cubrirá el camino.
Solo se podía ver la Vía Láctea en el cielo.

En esa noche de helada
una hija pequeña se muere,
y en cuatro días
su madre la entierra en la nieve
cuatro pequeñas canciones.
Sol, sin ti,
ver como una pequeña gitana se muere de frío
en el gran bosque.

Una vez, en casa, la luna se detuvo en la ventana,
no me dejaba dormir. Alguien miraba hacia el interior.
Yo pregunté — ¡Quién está ahí?
— Abre la puerta, mi negra Gitana.
Vi a una hermosa joven Judía,
temblando de frío,
buscando comida.
Pobrecita, mi pequeña.
Le di pan, todo lo que tenía, una camisa.
Nos olvidamos de que no muy lejos
estaba la policía.
Pero no vendrían esa noche.Todos los pájaros
rezan por nuestros hijos,
por eso la gente malvada, víboras, no los matarán.
¡Ah, destino!
¡Mi desafortunada suerte!

La nieve caía tan espesa como hojas,
nos cerraba el camino,
tal era la nieve, que enterró las ruedas de los carros.
Había que pisar una huella,
empujar los carros detrás de los caballos.

¡Cuánta miseria y hambre!
¡Cuánto dolor y camino!
¡Cuántas afiladas piedras se clavaron en los pies!
¡Cuántas balas silbaron cerca de nuestros oídos!

«Mademoiselle Fifi y otros cuentos de guerra» (1882-1887)

Guy de Maupassant

Allá por la segunda mitad del siglo XIX era Maupassant -y de manera que muchos contemporáneos hubieran firmado ciegamente- un escritor más que reconocido en los ambientes culturales de la época en cuestión, con notoria particularidad en el difícil arte del relato de terror. Dicen algunos malpensados -entre los que no me hallo- que buena culpa de ello tienen las drogas y alucinógenos que había de engullir a diestro y siniestro debido a las múltiples dolencias y enfermedades, tanto físicas como mentales, que acabaron por dar con sus huesos en un psiquiátrico del que ya saldría cadáver. También podríamos achacar su fama, igual que si fuéramos seres atolondrados, a su profusa amistad con otro misógino empedernido, Flaubert (quizá con menos excusas familiares que el propio Guy), maestro y al que consideraba como su padre, el cual le abrió las puertas de las veladas de Médan, donde conocería a Zola y Turguénev. Por mi parte, no obstante, prefiero quedarme con la tercera opción, más justa a mi parecer, y que, obviamente, compartiera en vida su exigente y perfeccionista mentor, el nombrado autor de «Madame Bovary»: que Maupassant, más allá de sus locuras y excesos, era un genio.

Precisamente el primer relato de la obra que nos ocupa y que ya te golpea en la cara sin pudor, “Bola de sebo” -en el que se basaron en buena medida Ernest Haycox y Dudley Nichols a la hora de elaborar el guión del paradigmático filme de John Ford “La diligencia” que marcó todo el western posterior de personajes estándares- le supuso tras su publicación una notoriedad inmensa y, desde luego, más que merecida.

La prosa exquisita de Maupassant, que podría verse como antecesora del realismo y del naturalismo a pesar de un estilo marcadamente romántico, se hace presente de manera tan fría y directa en los 17 cuentos que componen esta colección: la emoción se transmite hasta el tuétano por lo descriptivo y pragmático de las crueldades narradas a través de la mirada de un narrador siempre omnisciente, siempre ajeno. Lo corto y directo del relato de inocencia interrumpida de “Dos amigos”, la crueldad presentada en “La loca”… Incluso los dos relatos cómicos, “La aventura de Walter Schnaffs” y “Un golpe de estado”, son molestas piedrecitas en el zapato de la República.
   
Y tantos otros. La guerra no deja un mínimo resquicio para la ternura o la bondad, y Maupassant lo sabe. Su presencia todo lo justifica, por más bárbaro y horrible (en el sentido que se emplea en el cuento homónimo) que objetivamente sea. La impertinencia y autocomplacencia que muestran los indignos viajeros de la diligencia en “Bola de sebo” como honorables servidores del deber cumplido me repugna. La prostituta no es quien entrega su cuerpo; la gran ramera, la burda Babilonia es quien no tiene el más mínimo reparo en vender su alma por salvar el culo y justificarlo con la legítima defensa o la patria, el último refugio de los canallas, que diría Samuel Johnson.

Esto consigue la guerra, esto hace Maupassant en sus relatos, que abraces por momentos al pesimismo como único futuro esperable. Será fruto de su vida, de sus intentos de suicidio, o quizá, sólo quizá, nuevamente de una tercera opción menos dúctil: que en verdad seamos así.

Puedes leer todos los cuentos (y muchos más) recogidos en este recopilatorio pinchando aquí.

Para abrir boca, os dejo con el primer párrafo de «Bola de sebo»:

«Durante muchos días consecutivos pasaron por la ciudad restos del ejército derrotado. Más que tropas regulares, parecían hordas en dispersión. Los soldados llevaban las barbas crecidas y sucias, los uniformes hechos jirones, y llegaban con apariencia de cansancio, sin bandera, sin disciplina. Todos parecían abrumados y derrengados, incapaces de concebir una idea o de tomar una resolución; andaban sólo por costumbre y caían muertos de fatiga en cuanto se paraban. Los más eran movilizados, hombres pacíficos, muchos de los cuales no hicieron otra cosa en el mundo que disfrutar de sus rentas, y los abrumaba el peso del fusil; otros eran jóvenes voluntarios impresionables, prontos al terror y al entusiasmo, dispuestos fácilmente a huir o acometer; y mezclados con ellos iban algunos veteranos aguerridos, restos de una división destrozada en un terrible combate; artilleros de uniforme oscuro, alineados con reclutas de varias procedencias, entre los cuales aparecía el brillante casco de algún dragón tardo en el andar, que seguía difícilmente la marcha ligera de los infantes».

«Pago justo» (2010)

made in dagenham screening by DrJimboDaHammer

made in dagenham screening by DrJimboDaHammer

Antes de que pase el mes de la conmemoración necesaria de celebrar del Día Internacional de la Mujer, y más allá del por qué de la fecha del 8 de marzo cuyos motivos dividen también a capitalistas y comunistas, se hace necesaria al menos una breve aproximación a los derechos adquiridos con justicia por el género femenino en su constante lucha por la igualdad efectiva.

A colación traemos la película escasamente conocida y ausente de grandes pretensiones «Pago justo», basada en la historia real de las 177 costureras de la fábrica Ford de Londres que en 1968 iniciaron una huelga por el trato discriminatorio en el salario.

Nigel Cole, que ya sorprendiera gratamente al personal con su original ópera prima«El jardín de la alegría» (2000) vuelve a mostrar una excelente condición a la hora de utilizar el género de la comedia para sacar punta a los dramas más comunes. En esta ocasión, partiendo sobre todo de una soberbia actuación de la actriz Sally Hawkins y sin escatimar sus terribles consecuencias, nos ofrece el machismo imperante, que no distingue de estratos sociales y culturale,s a través de los esfuerzos titánicos que un grupo de mujeres tiene que emprender a fin de ser tratadas con igual dignidad. La diferencia de salario, como sucede por desgracia en la actualidad y más concretamente en nuestro país, no se basa en la cualificación profesional real, por mucho que se haga referencia a ella, sino que una mujer, por el mero hecho de serlo, cobrará menos que un varón y ya se buscarán los subterfugios necesarios para ello.

Puede ser obvio que a pesar de una excepcional dirección artística y una nada despreciable banda sonora, «Pago justo» no va a pasar a la historia como un filme de culto, ni Coel es el mejor Loach ni su filme «Pan y rosas», ni falta que le hace, pero sin duda, es una más que digna elección que muestra de manera clara y en ocasiones incluso nada fácil de apreciar para ojos demasiado acostumbrados a la discriminación del lenguaje, los objetivos resortes que recorren la sociedad y dejen en un segundo plano a la mujer. Hasta podemos ver en el filme a uno de los mayores defensores del papel esencial de la mujer en el plano laboral, un preclaro Bob Hoskins, afirmar ante un grupo exclusivo de señoras quién va a ser el segundo hombre en acompañarlo, de igual modo que hará el Primer Ministro Harold Wilson al referirse a una mujer como el mejor hombre de su gabinete.

Una escenita y el enlace de descarga pinchando aquí.

http://www.youtube.com/watch?v=ANbb17t4epY&w=320&h=266