«Conducta» (2014)

 

Ernesto Daranas en el rodaje de «Conducta»

“Si quieres un delincuente, trátale como un delincuente”. Esta máxima, esgrimida como a golpe de florete, por la dignísima maestra Carmela (una sensacional Alina Rodríguez) puede resumir a la perfección el sentido que el contestatario director y guionista cubano Ernesto Daranas quiere conceder, sin ambages ni dulzainas, a este su segundo largometraje de ficción: “Conducta”. Se nota que el tipo es licenciado en pedagogía.

Especializado en documentales, por los que ha recibido innumerables galardones internacionales, la película -que tampoco adolece de premios en numerosos festivales- no baja en absoluto de nivel y mantiene -de una manera peculiar, pero poco dada a la condescendencia- la seriedad y la denuncia social tan marcada desde siempre en buena parte del cine latinoamericano. Hay filmes que prometen y que al final acaban engañando y hasta torciendo el gesto para hacerlo lo más agradable a ojos del respetable por más chutes de realismo que digan aportar. El último ejemplo puede ser “Trash, ladrones de esperanza” (Stephen Daldry, 2014), y el paradigma la laureada y -bajo mi humilde opinión- manipuladora y sobrevalorada “Slumdog Millionaire” (Danny Boyle y Loveleen Tandan, 2008). Curiosamente ambas del Reino Unido, nada que ver con los golpes de efecto que provienen, tal vez, de quien sufre y ve desde la infancia aquello de lo que habla: “Ciudad de Dios” (Fernando Meirelles y Kátia Lund, 2002), “Tropa de élite” (José Padilha, 2007) o la más reciente “La jaula de oro” (Diego Quemada-Díez, 2013).

Quizá, la cinta de Quemada-Díez sea técnicamente más impecable que la de Daranas, al que tampoco se le pueden poner desde luego muchas faltas, pero los entrañables personajes creados por el director nacido en La Habana, tan creíbles como la propia historia en la que los hace subsistir, transmiten una indiscreta emoción de la que resulta difícil abstraerse y aun sobreponerse.

    Dentro de la densa amalgama de ideas que recorren “Conducta” (prostitución, presos políticos, educación, inmigración, infancia…), el fundamento obvio que inspira cada fotograma -excelentemente representado por las palomas- es el concepto de la libertad, al que más allá de excusas/motivos a los que decidamos aferrarnos estamos unidos indisolublemente por el mero hecho de ser individuos capaces de decidir. Pueden existir condicionantes, variables, ambientes… pero a la postre es el propio ser humano, con el bagaje de toda su historia personal, quien opta por adaptarse (a la pobreza, a la exclusión, a la norma…) o por abrazar otras posibilidades, que suponen igual dosis esfuerzo como de apertura a algo mejor.

Es lo que cree Carmela, por lo que lucha contra todo fundamento legal si este es notoriamente injusto: ¿qué vale más la ley que prohíbe colocar la estampita de un santo en la clase o lo que significa a nivel vital para un alumno poner la estampita? La ley se hizo para el hombre, y no el hombre para la ley. Es lo que vive Carmela, hasta sus últimas consecuencias, que no hay que plegarse a lo mayoritario para evitar el conflicto. Y cuando hay argumentos sólidos para la resistencia, el enemigo queda retratado con los suyos propios que expone.

Hay un punto culminante en cualquier obra que distingue de manera radical aquellas llevadas por la buena intención (lo comercial) de aquellas otras que se sienten incapaces de renunciar a la crítica: en una película ese momento de inflexión suele acontecer en los últimos cinco o diez minutos y la convierten -aparte de otros aspectos, claro- en “Slumdog Millionaire” o en “Ciudad de Dios”. Daranas lo sabe y prefiere no dar palmaditas en la espalda a pesar de dar más o menos pábulo a la esperanza.

Para descargar la película completa pincha aquí.

Juan Gelman

    Hemos de agradecer a Dios -o a quien sea- que Juan Gelman se considerara a sí mismo un holgazán y renunciara al teatro o a la novela, pues sólo en virtud de esa premisa pasó por el mundo, bien alejado del desapercibimiento, posiblemente uno de los más reconocidos y laureados poetas del siglo XX.

“Maldigo la poesía concebida como un lujo
cultural por los neutrales
que, lavándose las manos, se desentienden y evaden.
Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse”.

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juan gelman by aNdResVerDAna

Lo decía Gabriel Celaya, poeta vasco de posguerra, en su poema visceral y comprometido La poesía es un arma cargada de futuro, y pareciera que quería en aquel entonces profetizar y resumir sin saberlo la vida y milagros del bonaerense Gelman, un tipo de solidez ideológica admirable y que jamás renunciara a la lucha, a la pregunta, a la indignación e hiciera de sus poemas una constante reivindicación sin la cual, como el mismo reconociera, su vida hubiera tenido lógica. Desde que a sus 25 abriles creara junto con otros compañeros comunistas el grupo Pan duro -algunos de cuyos trabajos lo condujeran a prisión en más de una ocasión- y hasta el fin de sus días, con poemarios como Mundar cargados de revolucionaria tristeza y exigencias políticas, su obra es un monumento a la coherencia personal.

No tiene el más mínimo desperdicio la biografía de Gelman: periodista, guerrillero, exiliado… padre y abuelo dolorido tras la desaparición de dos de sus hijos (uno encontrado a los años en un barril de cemento vilmente asesinado de un tiro en la nuca) y de una nieta aún no nacida, Macarena, que apareciera milagrosamente tras un cuarto de siglo ignominioso repleto de batallas en diferentes frentes que fueron contando con el apoyo sostenido de una lista interminable de novelistas, artistas, poetas… desde García Márquez a Fito Páez pasando por Saramago o Günter Grass.

Inventor de recursos, de palabras, de una peculiar forma de entender la poesía -igual que hiciera un par de décadas antes su admirado César Vallejo, del que nunca negara su influencia tanto en letra como en estilo- y tal y como sucede de manera habitual con la buena poesía, es imposible explicar a Gelman, quien a partir de los años 70 carga su propia obra de constantes preguntas irresolubles que proponen al lector una amalgama de sentimientos, de emociones difícilmente clasificables, pero de una precisión modélica.

Difícil, pero insoslayable. Juan Gelman.

Ha muerto un hombre y están juntando su sangre en cucharitas,
querido juan, has muerto finalmente.
De nada te valieron tus pedazos
mojados en ternura.

Cómo ha sido posible
que te fueras por un agujerito
y nadie haya ponido el dedo
para que te quedaras.

Se habrá comido toda la rabia del mundo
por antes de morir
y después se quedaba triste triste
apoyado en sus huesos.

Límites

¿Quién dijo alguna vez: hasta aquí la sed,
hasta aquí el agua?

¿Quién dijo alguna vez: hasta aquí el aire,
hasta aquí el fuego?

¿Quién dijo alguna vez: hasta aquí el amor,
hasta aquí el odio?

¿Quién dijo alguna vez: hasta aquí el hombre,
hasta aquí no?

Sólo la esperanza tiene las rodillas nítidas.
Sangran.

Oración de un desocupado

Padre,
desde los cielos bájate, he olvidado
las oraciones que me enseñó la abuela,
pobrecita, ella reposa ahora,
no tiene que lavar, limpiar, no tiene
que preocuparse andando el día por la ropa,
no tiene que velar la noche, pena y pena,
rezar, pedirte cosas, rezongarte dulcemente.

Desde los cielos bájate, si estás, bájate entonces,
que me muero de hambre en esta esquina,
que no sé de qué sirve haber nacido,
que me miro las manos rechazadas,
que no hay trabajo, no hay,
bájate un poco, contempla
esto que soy, este zapato roto,
esta angustia, este estómago vacío,
esta ciudad sin pan para mis dientes, la fiebre
cavándome la carne,
este dormir así,
bajo la lluvia, castigado por el frío, perseguido
te digo que no entiendo, Padre, bájate,
tócame el alma, mírame
el corazón,!
yo no robé, no asesiné, fui niño
y en cambio me golpean y golpean,
te digo que no entiendo, Padre, bájate,
si estás, que busco
resignación en mí y no tengo y voy
a agarrarme la rabia y a afilarla
para pegar y voy
a gritar a sangre en cuello

La secreta dulzura del dolor…

la secreta dulzura del dolor
es transparencia/sale
de la furiosa resignación del sueño/
suena en la boca del perdido

en su origen/en su
rumor de existencia que
le clava la cabeza al gran espanto/
al doble andar/al doble hilo/a la

no verdad del estar como no estar/
el vuelo torpe que los cría/
lo que rompe la luz/memoria

confusa por sus números/
pecho que dura como huella/
la nada que te ama/

«Memorias de la casa muerta» (1862)

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My sleepy Dostoievski by raquelcronopia

Decía Dostoiveski aquello de que el grado de civilización de una sociedad se mide por el trato a sus presos. Una vez leída la terrible crónica autobiográfica “Memorias de la casa de muerta” es obvio que para el autor de “Crimen y Castigo” la Rusia zarista de mediados del siglo XIX se asemejaba más a una selva que a un estado civilizado.

En 1849 existía en San Petersburgo el conocido grupo liberal llamado Círculo Petrashevski, de discusión filosófica y literaria, el cual -en virtud del habitual temor de los que ostentan el poder a perderlo y habida cuenta de que la mayor parte de sus militantes se oponían al régimen y a la servidumbre- clausurara a golpe de maza el zar Nicolás I encarcelando y condenando a fusilamiento a todos sus miembros. El joven Dostoievski era uno de ellos, pero momentos antes de ser ejecutado la pena le fue conmutada por cinco años de trabajos forzados en Siberia y otros cinco -de los que se librara en parte debido a su epilepsia- de servicio en el ejército ruso.

Varios años después de esta terrible experiencia y antes de convertirse en un genio ineludible Dostoievski recrea sus vivencias (o moriencias, más bien, de existir tal sustantivo) e inaugura, de paso, el género de biografías de prisión que se haría tristemente célebre a lo largo de todo el siglo XX. Tan cruda presenta la historia que, a fin de sortear la probable censura, el escritor se vio en la necesidad de recrear la obra a partir del falso hallazgo de un manuscrito del también falso conde Aleksandr Petróvich Goryánchikov en el que éste, en primera persona, refleja sin renuencias las lindezas llevadas a efecto contra su persona durante su estancia en una cárcel de Siberia.

Dostoievski, tal vez necesitado más de un inicial expurgo, muestra en un principio aquellos sentimientos de angustia que le suponen la imposibilidad de soledad y la convivencia forzosa, así como la necesidad autoimpuesta, con el único y sacro objetivo de sobrevivir, de hallar fórmulas mágicas que no anulen la esperanza -un tema recurrente en todos y cada uno de los personajes que van formando parte de la muerte en vida del tal Goryánchikov- dentro de una microsociedad de crueldad asumida, de violencia acostumbrada.

Con un estilo sobrio y directo, que irremediablemente tiene resonancia en el Primo Levi de “Si esto es un hombre”, el cual se limita a describir meramente los hechos tal y como sucedieron, Dostoievski regala al lector con la misma sequedad una colección de situaciones escalofriantes e inauditas que sirven de reflexión acerca de la progresiva degradación del ser humano llevado a efecto desde la estulta necesidad de sepultar su dignidad bajo el peso de unos grilletes inútiles en medio de una prisión en medio de un desierto de temperaturas extremas, hasta la permitida venta de condena de ricos a pobres a cambio de varios rublos. Hasta el verdugo está bien visto y acepta/pide propinas para ser más benévolo a la hora de endilgar al recluso los preceptivos latigazos o para matarlo sacándole la piel a tiras.

Y lo tragicómico, que le costó entender al noble y que de idéntica manera mostrara casi un siglo después Jean Renoir en su magnífica “La gran ilusión”: entre rejas da igual el delito que hayas cometido, seas asesino, ladrón, revolucionario o ácrata, seas turco, ruso, de derechas o izquierdas… lo que otorga realmente un carácter peculiar y crea distancia con el preso común aun sin sentirte por ello juzgado es la clase social, el que puedas comer el pan a deshoras mientras otro se muere de hambre.

Para terminar algunos fragmentos y si deseas leer la obra completa puedes leerla pinchando aquí.

    «¡El hombre sobrevive! El hombre es un ser que se acostumbra a todo; ésa es, pienso su mejor definición».

«Como sólo trabajaban bajo la amenaza del látigo, eran perezosos y depravados. Los que aún no habían sido corrompidos por completo, lo eran en cuanto pisaban el penal. Recluidos a pesar suyo, eran enteramente extraños los unos a los otros».

    «Es difícil hablar de gente resuelta. En el penal, como en todas partes, son raros estos hombres. Se les adivina por el terror que inspiran y se les mira con recelo. Un sentimiento irresistible me impulsó al principio a alejarme de ellos, pero cambié en seguida de manera de pensar, aun respecto a los homicidas más espantosos.
    Existen individuos que no han cometido jamás un asesinato, y son, no obstante, más feroces que el que ha matado a seis hombres».

«Esto no es una película» (2011)

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jafar panahi(DIRECTOR) by nolimitiran

     Poco importa si es el día de Reyes, la onomástica, el cumpleaños o cualquier aniversario. No existe mayor regalo que la libertad, pero no la otorgada por alguien que se considera amo de otro como si no fuera un valor ya en sí misma, sino la de pensamiento que jamás podrá estar sujeta por cadenas. «No se nos otorgará la libertad externa más que en la medida exacta en que hayamos sabido, en un momento determinado, desarrollar nuestra libertad interna». Lo dijo Gandhi, que pasó largas temporadas en prisión por negarse a doblegar su ánimo a lo injusto. «Los verdaderos líderes deben estar dispuestos a sacrificarlo todo por la libertad de su pueblo». Frase de Madiba, el gran Mandela, que también sabía lo suyo de perseverancia tras más de 25 años encarcelado por seguir a su conciencia.

     Ambos maestros en el difícil arte de la libertad por encima de todas las cosas se enorgullecen, estén donde estén, de la vida y obra de Jafar Panahi y de manera aún más visceral y concreta, sin resquicio de duda, de su última película, aunque según él no es tal. El director iraní lleva más de cinco años con constantes problemas con el régimen de su país, entrando y saliendo de prisión (esto último gracias al apoyo constante de numerosos miembros del mundo del cine y de la cultura en general) y desde 2012 hasta la actualidad padece arresto domiciliario y tiene prohibido dirigir durante 20 años.
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