Se siente uno feliz compartiendo momentos con las personas que quiere, y con aquellas de las que tiene un grato recuerdo y con las que no coincidía desde hacía lustros. Sin exagerar.
Las dos cosas sucedieron simultáneamente el viernes, en Don Benito durante la presentación de las novelas «El compromiso» y «Asuntos pendientes», de mi querida amiga Mercedes Gallego. En primer lugar porque, una vez más, me pidió que amenizara el momento con dos temas, y en segundo porque me acompañó a los coros Amparo Galán, una de las personas con las que comencé a hacer mis primeros gorgoritos hace la friolera de 35 años más o menos.
Gracias a las dos por el momento concreto y por la post celebración.
Este soneto lo compuse atendiendo a la precisa frase de Jacinto Benavente acerca de que «el amor es como Don Quijote, cuando recupera la cordura es que está a punto de morir». La intención fue también musicalizarlo, y así fue, y así quedó.
A vos
Para vos, por vos y con vos acaso
osara empeñarme en ser escudero
pues sois singular, vos, el caballero
que entuertos deshace hasta el ocaso.
Tizona, adarga, cuartago a entrepaso,
no hiende la piel su grácil acero,
mas al infame en instante postrero
seduce sin mal de equívoco craso.
Molino no se halla que de gigante
venza con saña su ingente valor,
ni muerte invocada por nigromante
que extinga su vida digna de loor.
A mi señora, como un fiel amante,
entrego mi espíritu y mi labor.