El verbo cuidarse, así dicho, es hermoso, porque no tiene sujeto preciso: puede por tanto referirse a una misma y al resto de mortales que nos rodean y que necesitan, grosso modo, el mismo cariño y la misma ternura que cualquiera.
He aprovechado este período de vacaciones para hacer algunas reformas en el blog y modificar enlaces a canciones y vídeos una vez que el servidor habitual parece haberse caído de manera definitiva. Ligeras reformas, pero que me apetecían.
También me ha dado tiempo de pensar, igual que he hecho durante el confinamiento, la pandemia y esos meses un tanto aciagos del inolvidable año 2020. He dejado de lado tareas que me costaba apartar llevado por la inercia y, dentro de mi relativa asociabilidad, he redescubierto que hay personas, no muchas, con las que se puede quedar para no hacer nada. Esas son las mejores e irrepetibles.
Lo único que deseo a todo el mundo es que siempre tenga a mano personas con las que no hacer nada, y que nos cuidemos. Con el amor infinito de quien no tiene nada que perder.
Que pase y se siente el 2021. Lo acogeremos con amor infinito.