Mantra ecológico

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Recycle Reduce Reuse, by kevin dooley

    Ya, con la que está cayendo con la corrupción hablar de medioambiente y reciclaje puede sonar hasta a coña. En realidad, lo que simboliza es un botón de muestra más del engaño masivo al que tratan de someter desde arriba al ciudadano medio responsabilizando de todo -o de casi todo- al consumidor de a pie. Como la crisis, claro, porque quisimos vivir por encima de nuestras posibilidades. Y al fin y al cabo también en los contenedores se echan cosas corruptas y el plástico, al igual que las causas de los pobres, nunca prescribe.

     El caso es que se nos vende el reciclaje y la preocupación por el medioambiente de una forma la mar de apañá. Sólo falta que el gobierno de turno nos monte un spot con algo así como “el medioambiente somos todos” o “No uses plástico, que es muy drástico”.

     Y venga con las normativas europeas para acá, y venga con las leyes para allá. Como si las que no les interesan las cumplieran igual de bien. Por poner un ejemplo que viene a colación podemos hablar de la condena impuesta el año pasado a España por no haber garantizado que 30 vertederos existentes cumplieran los requisitos ambientales, o las múltiples denuncias internacionales por los recortes a las renovables y el famoso impuesto al sol que penaliza el autoconsumo. Pero claro, es que en el mundo no manda ni la UE, lo hacen las multinacionales, y las eléctricas son una de ellas.

     La última ha sido lo de tener que pagar por ley las bolsas de plástico ligeras en los supermercados. Directiva europea, insisten. El caso es que, una vez más, quien va a tener que pagar por las puñeteras bolsas será la clientela. Curioso, porque no prohíben tenerlas en las cajas y ofrecerlas a pesar de lo perjudiciales que son para el ecosistema, sino darlas gratis. Que no digo yo que esté mal que la peña deba traer la bolsita de su domicilio -a ser posible bolsa de tela-, que algo hace, pero pregunto yo: ¿será más dañina una puta bolsa de plástico que la amplia gama de productos envasados en plástico, envueltos en plástico, fabricados de plástico que caben en dicha bolsita y que van a seguir vendiendo en los supermercados como si tal cosa? Seguro que no, pero eso de prohibir ganar pelas a los grandes es harina de otro costal. Sigue leyendo

Subjetividades

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Cruise Ship by Tabanoffi

       Hoy toca contar una historia

     Un matrimonio que ronda los setenta y cinco años celebra sus bodas de oro. Con inmejorable entusiasmo, todo sea dicho, que no es fácil celebrar algo así en tiempos de obsolescencia programada.

     Como regalo de aniversario deciden irse de crucero por el Mediterráneo: Nápoles, Florencia, Roma, Niza… Un barco espectacular, con todas las comodidades habidas y por haber a pesar de ser de una categoría intermedia. No de gama alta, digamos, y a un precio asequible para dos jubilados con ganas de una experiencia única e inolvidable: sauna, discoteca, gimnasio, piscina, casino… Vacaciones en el mar.

     Parten un sábado por la tarde de Barcelona dirección Nápoles. Hay temporal, bastante, pero nada arriesgado, por lo que continúan la travesía sin mayores inconvenientes. Pero al marido no le sientan bien los ajetreos. Comienza a vomitar y no para. Una vez tras otra.

     Cuando llegan a la costa del sur de Italia, ya en domingo, tienen que trasladarlo a un hospital y le inyectan suero, porque se encuentra muy debilitado. Observa el equipo médico que en los vómitos hay bastante sangre, y tras varias pruebas deciden hacerle una transfusión sanguínea y, finalmente, el lunes de madrugada, es intervenido por desgarro de esófago. Parece ser que producido por las propias arcadas.

     La suerte es que el matrimonio ha contratado un seguro. La compañía contrata a un intérprete, que acompaña a la mujer a lo largo de todo el día, le paga todas las comidas y le busca un hotel hasta que puedan marcharse de alta. Le devolverán el importe del crucero y en el momento oportuno tramitarán los billetes para el regreso a España.

     Cierto que el asunto se va complicando un poco por días. Desde el lunes, los médicos sólo dicen que el alta será “domani”. Pero el “domani” nunca llega. Bien porque han de esperar a ver cómo reacciona a la comida bien porque deben analizar las heces antes de darle el alta definitiva. Y mientras, como al marido lo han ingresado en una UCI, a ella sólo la dejan pasar a verlo una hora diaria: de una a dos del mediodía.

      Ha pasado una semana, y todavía están en Nápoles. De alta médica, pero no para poder viajar hasta que le realicen más pruebas.

     La historia no es inventada, aunque puede parecer un filme de Fellini, y sus protagonistas son mis padres. Sigue leyendo

Rasgarse las vestiduras

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syrian Refugees | by FreedomHouse

      Es terrible lo de los refugiados. El drama. La crisis. Como lo quieran llamar, para darle bombo o quitárselo.

     Es terrible. Los gobiernos a nivel individual. La UE a nivel global. Los compromisos adquiridos que no hace falta cumplir. Asilo, derecho de asilo. Abrir las puertas.

     Terrible. Podemos ver la tele y hasta llorar a diario. De angustia, de impotencia. Los niños. Sobre todo los niños. ¿Qué nos queda si no? Llorar, manifestarse, rogarle a Dios o a quien sea… votar a otro partido. Todo para que la conciencia no nos mate, si es que nos queda algo de ella.

     Todo. Menos implicarse mucho de manera personal. Menos cambiar de costumbres. No vaya a ser que tengamos follones.

     Vienen porque están en guerra, porque destruyen sus casas, porque asesinan a sus familias. Vienen porque no existe en su territorio la más mínima seguridad.

     “Ojalá no tuvieran que venir, que abandonar su hogar”, podemos llegar a oír como culmen de una verdad absurda. Como si la responsabilidad de que vengan fuera de vete tú a saber qué impresentable dictador, o de cualquier facción del ISIS.

    La última, por el momento al menos, fue hace unos días: los dos destructores de la armada estadounidense que han participado en el bombardeo con misiles de crucero en Siria tienen su base en Rota. Las buenas relaciones con los aliados. Fundamental para la paz.

     La penúltima y la antepenúltima son tan gordas y variadas que podemos echar un ojo con enorme rubor sólo de pasada.

     Que por aquello de sacar algo de pelillas el Ministerio de la Guerra del Gobierno de España envía armamento a la coalición liderada por Arabia Saudí que destruye Yemen. Y a otros países en conflicto y con serias acusaciones por parte de los colectivos en defensa de los derechos humanos: Bahréin, Túnez, Egipto, Turquía, Israel… Huelga decir que en la Resolución del 24 de diciembre de 2008 la ONU prohíbe exportar armas a estos países. Claro, que los mayores exportadores de armas del mundo son, curiosamente, las cinco naciones con derecho de veto en Naciones Unidas: EE.UU., Francia, Alemania, Rusia y China. España ronda cada año entre el sexto y el séptimo puesto, lo que no está nada mal.

     Que una de las empresas de armamento y de seguridad más importantes de España, Indra, pertenece al lobby de presión que vende cámaras de vigilancia y otros dispositivos a Frontex, la agencia Europea encargada de controlar las fronteras exteriores para que a la Guardia Civil le dé tiempo de apalear a las personas inmigrantes antes de que salten el muro de la vergüenza de Ceuta y Melilla o, si llegan con retraso, al menos no tarden demasiado en sacarlos a rastras al otro lado de la frontera. Sigue leyendo

Certificados de candidez

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Approved, by OpenClipart-Vectors

     Lo decía el cura de mi barrio, que era muy listo él: “quien a sí mismo se capa, buenos cojones se deja”.

     Un poco basto, vaya, pero es que el cura era de Obejo, y muchas analogías seguro que provenían de los pastores y esa otra gente de bien que sabe muy mucho de la vida aunque no haya cogido un bolígrafo jamás de los jamases.

     – Oye, ¿qué te parece si te pago 3.000 euros y ha cambio demuestras todos los años que soy la persona más maja del mundo, con datos y tal?

     – Guay.

     – Hecho. Pero si no consigues convencer a la peña, a finales de año ya contrato a otro, ¿vale?

    – No te preocupes. Ya eres la persona más maja del mundo, sólo hay que ajustar parámetros y así te vas a mantener toda la vida.

    Una memez, sí, gorda, que llega a unas cotas de cinismo sólo al alcance de algunas políticas sociales, europeas y estatales. Tan estúpida que sólo puede surtir efecto dentro de los parámetros organizativos de una sociedad neoliberal y de unos grupos humanos víctimas (o partícipes) de un sistema competitivo y capitalista, siempre al servicio del dinero y del poder.

    El jueves asistí a una jornada organizada por la Junta de Andalucía sobre la nueva Ley de Servicios Sociales, la del 27 de diciembre de 2016, en la que a media mañana se nos habló de los estándares de calidad. El nivel de desvergüenza que se nos ofreció durante la hora y media de charla hablando acerca de los beneficios y las innovaciones de esta ley, pionera en España, merece mención aparte, y ya descargaré mi indignación en una ocasión no demasiado remota, así que detengámonos un poco en ese otro aspecto tan deseado por propios y extraños llamado certificado de calidad. Sigue leyendo