Civismo

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Juramento de los Horacios, de Jacques-Louis David (1784, Museo del Louvre)

      Me contaba la semana pasada un amigo un hecho, tan verídico como increíble, que le sucedió a un familiar durante sus meses de estancia en Suiza, el país del civismo.

      A buena hora de la madrugada, un vecino suyo le dio aviso porque había comenzado a tener graves problemas respiratorios y parecía a punto de asfixiarse. Ni corto ni perezoso lo cargó y lo metió en su propio coche para llevarlo con urgencia al hospital, que estaba a varias manzanas del domicilio. A fin de llegar cuanto antes y que atendieran con premura a su vecino, tras reflexionar sobre el estado de salud de su vecino y que no podría ocasionar ningún accidente al no haber vehículos en tránsito a tan altas horas de la madrugada, circuló en dirección prohibida durante un tramo de veinte o veinticinco metros. Sacó al vecino del auto, los celadores lo colocaron encima de una camilla y él lo acompañó hasta que fue atendido por el personal de urgencias.

      Al cabo de unos dos meses, recibió una multa en su casa tras haber sido denunciado por circular en dirección prohibida. ¡La denuncia la había puesto el mismo vecino al que llevó al hospital!

      Y como se juntan un poco las cosas para poder ponerlas en relación, hace unos días me encontré con Desirée a la puerta de la oficina de Cáritas. Desirée tiene alrededor de veinticinco años y es madre de dos nenes menores, uno de ellos bebé. Tuvo que salir por patas de su vivienda social en uno de los barrios más castigados de Córdoba, Las Palmeras, por problemas de reyertas, y la trasladaron a otra vivienda de iguales características en otro barrio de similares características y entorno, Moreras. En la casa no entra el más mínimo ingreso, y al no llevar aun un año empadronada en el domicilio, aunque está recibiendo apoyo por parte de servicios sociales comunitarios, no pueden tramitarle ninguna ayuda social ni de emergencia. Como es común en familias en exclusión, la red socio-familiar de Desirée tampoco cuenta con demasiados recursos económicos más allá de alguna pensión de jubilación no contributiva (poco más de 400 euros) que hay que distribuir entre los tres o cuatro hijos de media que suelen vivir en cada domicilio o que se enganchan a la teta materna. Pero los hijos de Desirée, especialmente el de meses, tienen necesidades bien específicas de leche infantil y pañales, así que ella, sin pensárselo mucho ni poco, requisa de las estanterías del Carrefour aquellos productos adecuados a tales necesidades sin pasar por caja. La han pillado dos veces, y la han denunciado, y como es reincidente, el juez le ordenó que pagara una multa de 300 euros, creo recordar, en quince días o ingresaría quince días en prisión. Vi las diligencias, no me lo ha tenido que contar un vecino. Sigue leyendo

Negro de mierda

street_sell_flowers_thailand_black_and_white_colors_city_man-555732.jpg!d    Conozco a mogollón de gente que cuando va a arreglar el coche le dice al mecánico de turno que no le haga factura, que el IVA es una pasta gansa. Sé que el dato no es demasiado exhaustivo ni metódico: mogollón, así a ojo de buen cubero, pero es que incluso lo normal es que el mecánico de marras dé por hecho que, a menos que seas cortito, no quieres factura y te alarga, si acaso, un albarán a boli con cuatro datos mal puestos. De hecho, podría jurar sobre mi guitarra electro-española, que de las veces que ha salido este tema en alguna charla informal sólo una persona –aparte del que suscribe– pedía factura hasta cuando le decían que mejor que no. No olvidemos que lo que no se factura no se declara. Pasa con los fontaneros, los electricistas… La cosa es que está fatal con lo de la crisis.

    También me relaciono con bastante personal de salario indigno que, cuando llega la feria, la navidad o se pasan por el rastro, le compran al nene de turno una camiseta de imitación de su equipo favorito porque con la oficial entran arcadas nada más que de mirar el precio. Lo de la camiseta puede sustituirse por unas deportivas de marca o un perfume de colección. ¡Y qué decir de cuando tumbada en la hamaca de playa la peña se muere de la sed y pasa el fulano con esa nevera llena de refrescos o de cerveza fresquita! Cualquiera se resiste cuando ya se ha quedado la lengua pegada al paladar de tanta caló.

    Luego está el número cuasi infinito de homo consumens que tienen un Apple, están suscritos a Netflix, se han abierto cuenta en Spotify o compran barato en Amazon; todas ellas corporaciones que gracias a determinados vacíos legales y a cesiones de derechos a filiales en países de baja tributación apenas pagan impuestos en España, más allá del IVA, y no tienen necesidad de declarar muchos de sus pingües beneficios.

     Y ahora resulta que la culpa de todos los males del mundo y de haber abierto la caja de Pandora es de personas como Mame Mbaye, porque no pagaba impuestos, vendía de manera ilegal y había llegado a España para quitarnos el curro. Me gustaría estar inventándome algo, pero todos estos firmes argumentos están recogidos de los comentarios recurrentes vertidos en redes sociales o en medios de comunicación tras la muerte del mantero senegalés durante la tarde del jueves pasado. Somos tan puntillosos con la legalidad que todavía nos seguimos preguntando se le perseguían o no los munipas cuando se puso a correr en lugar de reflexionar acerca de por qué corría. Sigue leyendo

El «exitus» del patriarcado

We_Can_Do_It!    Pues no, aunque pudiera resultar relevante y clarificador, la idea no es aprovechar determinadas y posteriores sandeces de quienes se dedicaron a distribuir sandeces antes y durante como quien reparte chocolatinas a la puerta de un cole de primaria a fin de concluir la trascendente magnitud de lo vivido el pasado ocho de marzo. Que si hasta Rajoy se puso al final el lazo feminista o que incluso Rivera quiso adueñarse (o al menos participar activamente en los réditos) de un día y de una huelga que ninguno de ellos ni de sus partidos apoyó porque era anticapitalista o que lo suyo era currar a la japonesa. Cada cual se retrata solito. También podría hacerme eco de que desde la manifestación contra la invasión de Irak nunca había visto tanta peña lanzando consignas y vítores por las calles de las capitales y pueblos de la geografía española. Mujeres de todas las edades y condición social que jamás habían dicho en público esta boca es mía. Una marea morada más tremenda que un Tsunami de doscientos metros de altura que transforma a su paso todo lo que toca como un rey Midas redivivo.

    No, la idea no es afirmar lo evidente por más que en muchos medios de comunicación, antes y después, traten de convertir el vino en agua. La idea es compartir un detalle, del día siguiente, que sentencia el éxito sin paliativos de la huelga, del día, de la lucha anticapitalista y antipatriarcal. Sigue leyendo

Y moriremos incoherentes

A todos y todas las compis de las redes libres,
de quienes he aprendido a ser mejor persona.
Sobre todo con quienes más me he peleado.

 

supremacy_by_kalessaradan

Unity by kalessaradan

     «La izquierda está dividida», «la izquierda no se pone de acuerdo», «diferentes partidos de la izquierda»… Es una letanía lo de la izquierda, y me llevo acordando de ella día sí día también al menos una semanita. De su lunes a su domingo. Puede que la derecha, por generalizar también, sea más homogénea (si exceptuamos a los socialistas, claro, que ya no sabe uno si ejercen de la derecha, de centroderecha, de mediocentro o de lateral derecho), y que solo se peleen cuando llegan las elecciones para ver quién es más radical privatizando los servicios públicos, hablando de Venezuela, de aplicar el 155 o de hasta qué punto hay que machacar a la población inmigrante sin que la UE se te eche encima. Sí, es una exageración, pero no mucha.

    Pero si lo de ser de izquierdas es jodido, porque ante determinados desacuerdos va alguien y monta un partido político nuevo, lo de tratar de ser activista alternativo es de traca. Cada dos por dos (que no por tres) no basta con tener que escuchar las puyas de los enemigos, sino también las críticas de amigos y compañeros de lucha. Sería difícil determinar si el asunto es cuestión de superioridad moral, de necesidad de autoafirmación o de que, como resulta obvio, ninguna alternativa va a ser jamás 100% coherente y es posible sacarle punta. Porque, si en algo hemos llegado a ser especialistas la gente alternativa, es en sacarle punta a todo, pues somos tan tan alternativos que hasta las opciones alternativas nos parecen cutres. Y lo malo del asunto no es la crítica o la información, que nunca vienen mal (gracias a ello, por ejemplo, estoy pensando seriamente en migrar el blog a un servidor colectivo como noblogs), sino que podemos caer con espontánea contundencia en los brazos despiadados del juicio moral y de la destructiva excelencia. Decía Simone Weil respecto a la libertad y a la construcción de un nuevo modelo de sociedad que «en la medida en que el pensamiento planea por encima de la lucha social puede juzgar, no transformar». Así, en lugar de buscar puntos de cohesión o de fortaleza dentro de la heterogeneidad de los movimientos alternativos al capitalismo, a veces parecemos empeñados en ver lo incoherente de la opción del otro (quien ya sus luchas internas seguro que lleva) minimizando el esfuerzo, porque resulta que determinado modelo tampoco es perfecto, como nada lo es, o si puede llegar a serlo, al final va a resultar fallido ya que el ser humano destruye todo lo que toca.

    Podría decir que este hecho me cabrea, pero sería una mentira bien gorda; la mayoría de las veces me sonrío, porque generalmente no nos tiramos piedras, pero en un buen número de ocasiones tanta puñetera concreción me provoca estupor y pena, porque muestra nuestra fragilidad y nuestras debilidades. De este modo, los vegetarianos se sienten mejores individuos que los omnívoros, los veganos mejores que los vegetarianos y los frugívoros mejores que los veganos. Y se nos ve debatir hasta la saciedad sobre si Debian es 100% libre, si sólo hay que usar Trisquel, PureOS y aquellos sistemas y aplicaciones avalados por la FSF o si quienes se instalan Windows son unos indeseables o solo unos inconscientes. O acerca del uso del capital, faltaría más, y de las redes locales de consumo, de autogestión o de Faircoins, ya que en todos sitios cuecen habas. También nos centramos en los motores de búsqueda, en si es necesario usar o no Youtube, si es igual de perjudicial acceder a la plataforma de vídeos desde Hooktube… Lo mismo lo más coherente al final es pegarte un tiro en la sien para no tener que escuchar a alguien determinar un determinado número de flecos sueltos, aunque sean casi imperceptibles, en cada decisión que tomas. Porque en todas las cuestiones que planteamos hay flecos sueltos: dietas veganas no ecológicas, dietas ecológicas que no son de productos locales, dietas vegetarianas con aceite de palma mataorangutanes y mataelefantes…; Trisquel puede ser libre pero el hardware de tu ordenador, no; PureOS se vende muy bien como software libre, pero los portátiles de la empresa no lo son, aunque lo den a entender, o Stallmann, fundador de la FSF, quien no publica sus obras bajo licencias libres; y en referencia a modelos económicos alternativos las redes locales de consumo o mercados sociales no funcionan con trueque, e incluso los colectivos que usan este sistema suelen dar un valor de intercambio a los servicios, o Triodos Bank, que pertenece a la Antroposofía y apoya algunos proyectos cercanos a la homeopatía, o Fiare, que obtuvo en un año unos beneficios del 460% (vaya Banca ética del carajo que es hasta rentable), o que los Faircoins fomentan la misma maquinaria que nos invita a consumir y a consumir e incluso a ahorrar y a la postre es dinero que se usa y acabamos siendo siervos inmundos del neoliberalismo y de la sociedad de consumo; o que ya no se recomienda DuckDuckGo como motor de búsqueda porque no está claro su manejo de datos, y Hooktube es darle cancha al gigante Google porque contabiliza visitas, o que Devosi.org, Peertube o DTube no son opciones del todo fiables porque seguramente no son software libre o resulta que es mejor aMule que la tecnología P2P pues es la que comparte de verdad y no de semimentirijillas. Y seguro que podemos seguir con infinidad de causas, hasta el paroxismo: con Som energia, que ya son casi una empresa por número de personas asociadas y suben como la espuma; y fíjate los de Somos Conexión, que su servicio técnico es de Vodafone, vaya vaina. Sigue leyendo