Acerca de Rafa Poverello

Más allá de la falsedad del nombre, pues no soy pobre ni aunque quisiera en virtud del bagaje socio-cultural del que me es imposible escabullirme, mi espíritu anda de su lado, no porque sean buenos, sino porque se les trata injustamente.

«Negociador» (2014)

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Borja Cobeaga, 2007

    Borja Cobeaga ha sido foco de atención hace justo una semana. Por un twitt de su cuenta personal en el que mostraba su indignación tras no desfilar por la alfombra roja los guionistas nominados en la 30 edición de los Premios Goya. Antonio Resines, actual presidente de la Academia Española de Cine le pidió disculpas, que fueron aceptadas cordialmente.

     El caso es que Cobeaga se ha hecho más conocido por vainas -perdón por el exceso- que por los méritos sobrados que atesora para ella. A ese acontecimiento reciente al que hacíamos referencia, habría que sumar para complacencia del público general e injusta parcialidad curricular que fue co-guionista de “Ocho apellidos vascos” así como de su secuela, “Ocho apellidos catalanes”. A Dios gracias, a veces las nominaciones hacen más justicia que el público o los intereses económicos, y ese traspiés de no dejarle pisar ni un hilo de alfombra ni a él ni al resto de guionistas -por motivos parece ser que meramente organizativos- pudo llevarse a efecto tras ser nominado no por la cinta de Emilio Martínez-Lázaro sino por la que nos ocupa, “Negociador”, en la que también ejerció las labores de director.

     Por otra parte, Cobeaga ya debería ser recordado por los cinéfilos desde su estreno tras las cámaras en 2009 con la comedia “Pagafantas”, que también supuso si primera nominación a los Goya como guionista y como director novel, y que, al igual que “Negociador” supone un enfoque muy distinto, peculiar y arriesgado a géneros trillados y en exceso comunes en el séptimo arte y, de manera particular, en nuestro cine.

     No parecía fácil romper moldes con una comedia romántica supuestamente al uso como fue “Pagafantas”, pero aún más difícil y arriesgado era tocar el tema de las negociaciones del Gobierno español con ETA durante la tregua de 2005 y hacerlo desde la acidez explícita de la sátira y de la comedia negra. Cobeaga no sólo sale indemne, sino que supera el escollo con nota. Sigue leyendo

El titiritero mayor

    Han pasado ya unos añitos, cuatro, desde que mis amigos Kalvis y Leo comenzaron sus andanzas por la web y alrededor de tres cuando dejamos la relación por motivos estrictamente de falta de tiempo material. Ahora volvemos a intentarlo.

     Al final de la entrada comparto algunas de las tiras de antaño, las cuales, por desgracia, siguen de rabiosa actualidad.

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Rezar impunemente

pray_by_demonflame

Pray by AnthonyPresley

     La cosa iba viento en popa. Cuarenta y cinco minutos de conferencia y por el momento no había soltado ninguna de sus habituales barrabasadas. Que si la encíclica Laborem Exercens para acá y para allá, alguna que otra referencia a la exhortación Evangelii Gaudium (bastante menos notoria, que pareciera que el Papa seguía siendo Juan Pablo II), un leve desliz acerca de que la pastoral obrera debería englobar y escuchar de igual manera a obreros y a empresarios, pues todos son trabajadores -qué cosas-, esa insistencia prosaica y obtusa acerca del valor ínclito del sufrimiento y de la cruz en aras de la salvación… pero nada tan chirriante a priori que hiciera sospechar que mis renuencias y temores a la hora de asistir a la charla por mor de la solidaridad con el Secretariado Diocesano de Pastoral Obrera no fueran del todo infundadas. Coño, que quedaba sólo un miserable cuarto de hora, ¿quién puede cagarla de gordo en quince minutos? Don Demetrio, claro, Obispo de Córdoba, mira que tengo poca confianza en sus delirios.

     Lo primero que afirmó -casi todo dentro de una misma frase y seguro que incluido en la misma argumentación- fue que lo de la pancarta y las protestas no vale, que esa no es la solución ni el evangelio. Remató la faena poniendo como ejemplo práctico del caso en cuestión a Jesucristo, que aceptó las injusticias, pues ¡no hay mayor injusticia que la cruz! Y para concretarlo de una forma que todos los presentes pudiéramos entender nombró la carta de Pablo a los efesios, en su disertación a los esclavos en la que dice textualmente: “esclavos, obedeced a vuestros amos terrenales con temor y temblor, con sencillez de vuestro corazón, como a Cristo”. El único camino es aceptar la esclavitud, pues los cambios no se produjeron por la rebelión y la lucha de los esclavos y quiénes los apoyaron, sino por la toma de conciencia de los amos a los que Dios tocó el corazón. “En este sentido, hay muchos ejemplos en la historia”, acabó diciendo Monseñor, sin dar, por cierto, ninguno de esos magnos ejemplos que el que suscribe desconoce en su supina ignorancia.

     Fueron a lo sumo dos o tres minutos, no más, ni lo que tarda en hacerse un huevo pasado por agua, aunque consiguió que los míos se me pusieron duros y que las tripas comenzaran a revolvérseme como si me hubiera echado al coleto un cuarto de jengibre puro. Dos o tres minutos le bastaron para mostrar al auditorio su arcana y sacrílega teología. Los pobres son sagrados, los predilectos del Padre, y justificar su situación de injusticia es el mayor sacrilegio posible. Aunque Don Demetrio también aseguraría que los empresarios son pobres, de espíritu. Sigue leyendo