Ann Nocenti por LuigiNovi2 |
Eso debió de pensar Ann Nocenti, una novata en el género -con sólo a sus espaldas por aquel entonces algunos números de la olvidada Spider-woman-, mujer para más inri en un mundo dominado por machitos tanto en viñetas como en despachos, y que se encontró con el marrón de hincarle el diente al cuernecitos. Para ello contó únicamente con la obvia falta de fe de los propios editores de la Factoría de las Ideas, que no atravesaba uno de sus mejores momentos a finales de los 80, quienes a lo largo de sus primeros números decidieron invertir lo justo y necesario con un impenitente vaivén de dibujantes (algunos muy buenos, como el ínclito Windsor-Smith, o las más que solventes Leonardi y Sal Buscema, y otros de una simpleza tan ignota que no me atrevo ni a nombrarlos) que imposibilitaban el continuismo de las historias mensuales las cuales, por norma general, estaban avocadas a ser autoconclusivas y al recurrente estigma en un cuadro de texto en alguna parte inicial del episodio explicando los orígenes de los desarrollados sentidos del héroe (salvo la vista, claro, que el Diablo de Rojo es invidente).
Pero el caso es que algo debió salirle mal a Jim Shooter, editor jefe por aquel entonces, especialista en llevarse mal con todo el mundo y detonante de la marcha de algunos de sus más reputados artistas a la competencia de DC (el propio Frank Miller, Roy Thomas, John Byrne…), porque lo que le hubiera resultado tal vez un gozoso momento para su conocida faceta ultraderechista: destituir como guionista a la reconocida activista de izquierdas Nocenti por malas ventas, se transformó poco a poco y ya de inmediato con la llegada para quedarse del excelente John Romita Jr. en la segunda mejor etapa de Daredevil.
Ya en un inicio, Noncenti no se pudo resistir a la despiadada crítica hacia determinadas posturas gubernamentales, de empresas de influyentes sectores o políticas sociales, pero lo hacía con cuentagotas, posiblemente recurriendo a la sensatez de al menos no dar demasiados quebraderos de cabeza a la editorial desde la primera viñeta. La cosa se fue poniendo cada vez más peliaguda, a partir de incisivas historias, ya con John Romita Jr. a la pluma, partiendo de un enfoque muy humano y profundo del honrado abogado de pobres Matt Murdock (Daredevil en sus ratos libres o al revés), sus dilemas morales, personales y conflictos con los poderosos, que casi siempre toman forma en la imagen rotunda y oronda de Kingpin. Los varios episodios dedicados al solidario vertido tóxico de una de sus empresas y que dejan ciego a un niño seguro que fueron del agrado de muchas de las multinacionales del sector, muy en boga por entonces por su respeto incondicional al medio ambiente. Pero ya era tarde para echarse las manos a la cabeza; a pesar de los múltiples problemas con la editorial todos sabemos que “la pela es la pela” y las ventas del Daredevil de Nocenti y Romita no sólo no decaían sino que merecían la pena.
Typhoid Mary by davidyardin
El punto álgido llegó con la saga de María Tifoidea, una heroína, ni buena ni mala, nada al uso que respondía a la necesidad de Nocenti de dar la influencia que se merece el género femenino en los cómics y que, partiendo de algunas líneas similares que dieron origen a Elektra, crea un personaje triste, complejo, sujeto de lástima y de compasión que conduce a Daredevil a un infierno que casi no fue capaz de imaginar Miller. Obligada por contrato, la guionista tuvo que plegarse de vez en vez a las habituales nociones de venganza, violencia y luchas sin cuartel tan precisas para la Marvel, pero jamás desoyó su fuero interno y en su amnésico periplo por Estados Unidos el Diablo en el Infierno topa y afronta todo tipo de situaciones sangrantes, que lo van transformando, pero en las cuales muchas veces es mero observador o colaborador silencioso, algo muy poco habitual en este género, desde la experimentación científica pasando por el maltrato animal y los movimientos animalistas sin olvidar uno de los últimos episodios en los que el héroe patriótico por excelencia, El Capitán América, critica la política exterior intervencionista de su país especialmente en Latinoámerica.
Para quien diga que la Nocenti no entendió nunca el personaje creado por Stan Lee y Bill Everett, en el último volumen de la serie: “El ocaso de los ídolos” -lastrado en parte por un nuevo ir y venir de artistas y algún que otro episodio quizá en exceso simbólico- el regreso del héroe, en todos los sentidos, a la cocina del infierno demuestra todo lo contrario. Eso sí, a quien se le ocurrió la obstusa idea de introducir en este tomo el Annual 4 USA de los años 60, fuera de contexto y de toda lógica, es para mandarlo a galeras.
No es el Daredevil de Nocenti recomendable para todos los amantes del género de superhéroes, pues no se parece en absoluto a lo que uno suele esperarse en los cómics de Marvel, pero la originalidad de su planteamiento, la libertad expresiva de su autora y la exquisita saga de María Tifoidea lo hacen una lectura necesaria e irrenunciable para quienes saben encontrarle gusto a la diferencia, al esfuerzo, a la ruptura de cánones… para quienes gocen de unos sentidos tan despiertos como Daredevil. Tanto que es preciso hacerle un hueco en un blog sobre indignación generalizada.
Para descargar el volumen de María Tifoidea podéis pinchar aquí.
Daredevil: Man Without FearTPB, por summerset
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A mí no te creas que tengo claro que me vaya a gustar, pero parece interesante. Yo soy bastante más clásico y las novelas gráficas de Marvel de después de los 80-90 me cuestan muy mucho. Sólo he leído algo de Waid, Millar, Straczynski… y no me han decepcionado en absoluto ninguno, pero con todo lo que me queda por leer de la época dorada digamos…Interesante también el de Ojo de Halcón. Le echo un ojo (de lechuza) fijo.
A mí Bendis no me mola, así en general…Y si quiere pasar un buen rato, consiga también el «Ojo de halcón» de Fraction y Aja. Un muy buen cómic, a medio camino entre el género superheroico y el negro. Un pasarratos más que aceptable. Ah, y con «Saga» de Vaughan y Staples también estoy pasando grandes ratos, muy muy muy muy entretenido. No se olvide tampoco de él.http://www.zonanegativa.com/ojo-de-halcon-no-1-seis-dias-en-la-vida-de/http://www.zonanegativa.com/saga-1-a-6/
Lo que te estás perdiendo, Krust, por no ser Friki (o serlo de otra manera, ji). Un arte con mayúsculas esto del cómic para adultos. Su sentido tiene lo del nombre de la heroína.Olvidé comentar en el post que en el enlace (si no sale Ann Bano y Romita Power) no está el Annual 4, pero vamos, que ni falta que hace más allá de la curiosidad.Abrazotes.
¡Hey, Frikis! Ni idea de todo este tema como podéis imaginar pero siempre resulta interesante leer cosas diferentes que algo siempre se aprende, por ejemplo me voy a quedar con ese nombre de heroína de cómic que desconocía y que tanto me ha gustado: ¡María Tifoidea!, ¡buah, me encanta!No pincho ahí, Poverello, que ya te comenté que no tengo ni idea de cómo funciona el tema de las descargas e igual me salen super-héroes a mogollón… o, lo que sería peor, una canción de Ann Bano y Romita Power!!!Salut!
La Nocenti toca todos los palos, cortos y largos. El Romita de esta época estaba en su apogeo, con dibujos cargados de espontaneidad y garra. Mira que me gustan los del Spiderman de Straczynski, pero estos creo que me sorprenden más por naturalidad y soltura.De Daredevil voy a seguir en breve con Bendis y Brubaker, aunque hay poco publicado en volúmenes en español. Ya veré cómo lo hago. Me anoto no obstante a Waid, del que leí sólo su Superman Absolute Kingdom Come.
Joder, ¡me la bajo pero ya! Leí números sueltos, algunos que me compré en su día y otros que me pasó un amigo, pero nunca leí la etapa de Nocenti en su conjunto. Eso sí, recuerdo (y conservo) el nº 15, en el que Daredevil sostiene un nudo corredizo en la portada, como una auténtica maravilla en cuanto a los malos tratos. Un cómic contenido y con ídem. Y los dibujos de Romita Jr. por aquella época, ¡yum!Nada, que me lo bajo pero ya.P.D.: ¿Ha probado usted con el Daredevil de Mark Waid? También está diver y vale la pena, se lo aseguro…