«Si quieres ir rápido camina solo, si quieres llegar lejos ve acompañado»
(proverbio africano)
Habréis leído de mi pluma en alguna que otra ocasión ocasión aquello de que, en Occidente, quien quiere cambiar las cosas se hace activista, no político. Por ser más estricto, podría concluir que, en realidad, lo que se dice cambiar, se pueden cambiar bastantes cosas desde el poder, lo que sucede es que, por causalidad (que no casualidad) dichos cambios son para el beneficio personal, nacional o partidista, entiéndase como se entienda, pero no para el bien común, porque este no hay diversas formas de entenderlo. El común somos todas; lo personal, nacional o partidista solo una persona o un grupo.
Aquella persona que sustenta su escala de valores en la solidaridad, en la fraternidad y en la libertad difícilmente va a decidir formar parte de la dirección de un partido o, a lo sumo, lo va a abandonar a los pocos años, porque el deseo de poder (sea económico, social o político) es incompatible con cualquiera de esos términos. Sin recurrir a manidos argumentos tan solo basta echar un ojo (o medio) a los curiosos acuerdos a derecha a izquierda tras las últimas elecciones en múltiples ayuntamientos y Comunidades Autónomas para observar que la ideología y la coherencia (si es que ambas existiesen) están varios peldaños por debajo que el hecho de acceder al gobierno. Aunque haya que pactar con Satanás, pues más importante es el pacto en sí que con quién se tenga que realizar. Así, por ejemplo, en Jerez de los Caballeros, la única concejala de Unidas Podemos se ha erigido en alcaldesa del municipio con el apoyo de PP y Cs para echar a la socialista Virginia Borrallo del consistorio; por otro lado, en Melilla, el único concejal de Cs ha logrado la presidencia de la Ciudad Autónoma y sustituir a Imbroda, líder del PP, gracias a los votos de CPM y PSOE; mientras, en Palencia o Granada, el partido naranja no ha dudado en pactar con Vox para no perder su añorada cuota de poder. Luego, para rizar el rizo, Ciudadanos ha abierto expediente a los dos concejales de Santa Cruz de Tenerife por no respetar la… disciplina de partido y hacer alcaldesa a la socialista Patricia Hernández, y el PSPV ha abierto expediente de expulsión del partido a Dimas, recién estrenado alcalde de Sueca (Valencia) con la inestimable colaboración de los votos de los concejales del PP. Parece un poco lío, pero realmente no es que importe demasiado si lo es, o eso parece: darse por sentado el chaqueterismo por mor de «aquí estoy yo y mis cojones».
Seguro que es por eso que al II Encuentro de acción socioeducativa de base, celebrado en El Escorial los días 13 y 14 de junio, y en el que se hizo constante referencia al concepto del bien común, no asistió ningún dirigente, ni a nivel político ni de Cáritas, que era la entidad que organizaba las jornadas. Currantes es lo que había a porrillo, y voluntariado, gente de esa que se cree a pie juntillas el dicho libertario de que si es malo para el común, no es bueno para ti. Lo bueno de estos encuentros no es constatar que quien está arriba es, por Reglamento Interno, un inútil (sea en Palencia con Pe, en Castelló, en Sevilla o en la República Independiente de mi casa), sino que quienes están en la base son compañeros y compañeras de camino.
Gracias a todas, a las de Palencia con Pe, a las de Castelló o a las de Sevilla, porque aprende uno a recordar que no está solico y que merece la pena luchar juntas.
Y el homenaje mayor a aquellas con quienes andamos camino y proyecto en Córdoba, sin las cuales pocas cosas tendrían sentido: mis mujeres de Redes, que son la base de la base, quienes me hacen ver que no existe pobreza si es compartida.