«Blacksad» (2000)

Vinyetes sobre rodes del 34è Saló Internacional del Còmic de Barcelona, por Ferran Cornellà

     Hay obras que están destinadas a elevarse muy por encima del arte y del género al que pertenecen y que son capaces, de forma omnímoda y solo al alcance de genialidades, de unificar los criterios de crítica y público como si hubieran sido convenidos a participar de un golpe a un aplauso unánime.

     «Blacksad» es, sin la más mínima duda, una de esas obras. Englobada dentro de la novela gráfica, las aventuras del detective John Balcksad, creado por Juan Díaz Canales, al guión, y por Juanjo Guarnido, a los lápices, han de ocupar un lugar de honor en las estanterías de cualquier amante del cómic, de la literatura o del arte en general, y su influencia inmediata en cómics similares protagonizados por animales antropomorfos ha sido más que evidente: la notable serie «Grandville», del británico Bryan Talbot compuesta también de cinco números, puede servirnos de ejemplo.

     Repartida en cinco volúmenes independientes creados entre 2000 y 2013, lo que se inicia como un reconocido, sentido y obvio homenaje a la novela negra de las décadas de los años 30-40 del pasado siglo y, de manera concreta, a Raymond Chandler y al detective por antonomasia Philip Marlowe, deviene a partir de un segundo volumen exquisito, Arctic Nation, en una colección imprescindible, de una belleza tan terrible como evocadora y muy difícil de describir habida cuenta de esa falta habitual de condescendencia con el lector de la que siempre ha hecho gala el Noir.

     Díaz Canales y Guarnido se conocieron por casualidad en Madrid en 1993 cuando lo único que les unía era el deseo común de dedicar sus respectivas carreras al mundo del cómic y que ambos trabajaban en ese momento en series de animación; cada cual cogió su camino: Díaz Canales fundando su propia compañía y Guarnido a los servicios de la Disney. Pero algo debió quedar claro entre los dos cuando, pocos años después, los dos autores volvieron a juntarse con la idea clara de formar equipo y romper algún que otro molde; se pusieron en contacto con varias editoriales y, como en España somos tan especialmente ajenos a lo propio y poco generosos con los desconocidos, fue la conocida e histórica editorial francesa Dargaud la que se hizo eco del trabajo de los dos historietistas españoles. El valor del trabajo narrativo de Díaz Canales sigue poniéndose de manifiesto al haber sido el elegido para resucitar al marino Corto Maltés en 2015. Sobre las delicias y meticulosidad de las acuarelas de Guarnido basta echar un ojo a las planchas que ilustran esta reseña y al tomo especial de «Cómo se hizo Balcksad» (parece natural que su trabajo fuera rechazado por la mecánica estructura de la Marvel).

     Una novela gráfica cargada de crítica y denuncia social (racismo, clasismo, control social…), como no puede faltar en todo buen neo-noir y que rinde pleitesía a diferentes géneros literarios de los que bebe en cada tomo, a la generación beat en Amarillo, volumen que cierra la saga y que es posiblemente el más flojo, lo que es desmerecer poco, pues desde el segundo al cuarto son dignos de un museo. Por si no ha quedado claro: imprescindible. La suerte: una nueva historia, dividida en dos volúmenes, está en el horno desde 2017. Me como las uñas.

     Podéis descargaron la saga completa, aunque recomiendo encarecidamente adquirirla, pinchando aquí.

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