Recursos (in)Humanos

3378820297_e288b4ba95_b

Empathy and Emotional Intelligence by Roy Blumenthal

SECCIÓN DE RECURSOS HUMANOS*

Versión 1:

Trabajador/a X: hola, quería consultarle si podía pedir un día de asuntos propios para mañana. He tenido algunos problemas personales y…
Recursos Humanos: no, no es posible. Es obligatorio solicitar los días de asuntos propios con al menos 15 días de antelación. Figura en el convenio, en el apartado de licencias retribuidas.
Trabajador/a X: es que es muy urgente, ¿no podría hacer una excepción? Aunque sea sin cobrar el día.
Recursos Humanos: no, si hago una excepción contigo mañana cualquier compañero se creerá con el mismo derecho y vendrá a solicitarme otra cosa. Para otra ocasión hazlo con la debida antelación.
Trabajador/a: adiós.
Recursos Humanos: hasta luego.

Versión 2:

Conchi: Javi, ¿podría pedirme mañana de asuntos propios?
Javi: ¿ha pasado algo? Estás rara.
Conchi: mi marido, que ha intentado suicidarse.
Javi: Pero… ¿no estaba ya mejor? Lo siento.
Conchi: sí, ya no bebe, pero los problemas económicos que estamos teniendo le están agobiando y esta mañana se ha tomado un bote de pastillas. Me han dicho que le dan el alta esta noche, pero que sería recomendable que alguien estuviera con él las próximas 24 horas y no quiero dejarlo solo por las noches.
Javi: no te preocupes, lo importante es que estés con él ¿Cuando entrabas de turno?
Conchi: mañana, de turno de noche.
Javi: pues ya está, llamo a Ana que te sustituya.
Conchi: que si tengo que cambiar turno no pasa nada. O devolverte las horas.
Javi: no, no, ya vemos cómo lo hacemos, pero no te preocupes. Y si necesitas otro día me vas diciendo cómo vais.
Conchi: gracias, Javi.
Javi: para eso estamos.

     ¿Qué hay distinto en ambas versiones de la misma historia?

     Invito al personal a repensar detenidamente sobre las posibles diferencias -que van muchísimo más allá del resultado- y a discernir si en ellas puede residir en buena medida un enfoque u otro.

     El funcionamiento de Recursos Humanos de las empresas es el paradigma de la sociedad impersonal, robótica, capitalista y neoliberal en la que estamos inmersos y que somos hasta capaces de normalizar y asumir como el menor de los males posibles. Porque si no, todo el monte sería orégano. Aunque si todo fuera orégano, en realidad tampoco iba a salir perdiendo yo.

     Para sentir dolor y empatía ante las desgracias ajenas no hace falta ser una esponjita, que describía una amiga mía del curro. Lo único que hace falta es usar un poquitín el corazón y el razonamiento y no tenerlos tan duros e insensibles como una piedra pómez. Y la mejor forma de impedir que a uno les dé por usarlos es que no conozca en absoluto la vida íntima de las personas que tiene a su cargo, no le vaya a dar por sentir compasión y la caguemos. Por eso, los responsables de Recursos Humanos suelen tener tanta relación con el personal como Rajoy con la gente de la calle. Ninguna, excepto si es menester. Y por eso, los resultados en ambos casos suelen ser idénticos: no enterarse de la misa la media.

     Y no es ya cuestión de corazón, de ser o no sentimental, incluso por propio egoísmo empresarial habría que hacer casos a los diversos estudios que prueban que tratar bien al empleado, que se sienta a gusto en su puesto, sale de lo más rentable en la mayoría de las organizaciones: menos bajas laborales, mejor rendimiento, mayor productividad. Lo contrario demuestra un alto grado de ignorancia, que suele ser algo común en las mentes cuadriculadas.

     Si a Conchi no le das el día de asuntos propios u otra opción viable, lo más probable es que esté de turno sin estar, con la mente puesta en Pernambuco, que cometa algún error de importancia y que incluso se cabree y se dé de baja por depresión, teniéndola o no teniéndola. Siempre queda la opción de despedirla. Todo el mundo sabe que hoy día los derechos de un empleado, sea o no fijo, son para troncharse de la risa. Pero aunque sólo sea un céntimo de euro más cara te va a salir la broma.

     Puede que seas un desgraciado egoísta de mierda, pero haz cuentas. Incluso si deseas seguir siendo un egoísta desgraciado de mierda te conviene poner a una buena persona al frente de Recursos Humanos. No hace falta que sea una esponjita, con que tenga sentimientos, sirve.

* La historia es real, afortunadamente en su versión 2.

3 comentarios en “Recursos (in)Humanos

Los comentarios están cerrados.