Por caminos de Francia va el romero, con las manos flacas asidas del bordón, luciendo la esclavina santificada por hermosas conchas cosidas al cuero, y la calabaza que sólo carga agua de arroyos. Empieza a colgarle la barba entre las alas caídas del sombrero peregrino, y ya se le desfleca la estameña del hábito sobre la piadosa miseria de sandalias que pisaron el suelo de París sin hollar baldosas de taberna, ni apartarse de la recta vía de Santiago, como no fuera para admirar de lejos la santa casa de los monjes clunicenses. (El Camino de Santiago, Alejo de Carpentier)
Flaco favor me hago compartiendo de entrada este fragmento excelso, cuidado, sobre El Camino de Santiago escrito a principios del siglo XX por Alejo de Carpentier. Posiblemente sea una de las descripciones más hermosas que he leído sobre el trasiego del Romero hacia la ciudad del Apóstol.
Dicho lo cual, me apetece compartir una especie de diario que escribí hace bastantes años durante una de mis entonces habituales andanzas a lo largo del Camino.
Buen camino. Y gracias a tantas buenas gentes, admirables, y amistades inolvidables que he encontrado a lo largo de sus kilómetros.
La foto es de un amigo peregrino que conocí la última vez que hice el Camino: Víctor Nuño, que tiene un blog con sus fotos y página en Flickr 🙂 . Esa fotito la tengo en el salón de mi casa. Cuando fui a su boda me la regaló, en vez de yo a él, ji.
Un encanto de persona.
Alguna vez puede que lo haga. La foto es sencilla y estupenda.