«Retratos de familia» (2013)

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Cartel promocional original

    “Retratos de familia”, el primer largometraje del singapurense Anthony Chen, es uno de esos filmes que solemos llamar -de manera un tanto obtusa y casi despectiva- pequeño y falto de pretensiones. Decimos también que en eso radica su grandeza. En realidad, la grandeza infinita de Ilo Ilo reside en que es tan inmenso y sencillo porque sus protagonistas son inmensos y sencillos, así como cualquiera de las familias que nos rodean y a las que amamos, sufrimos o compadecemos, con su infinita gama de defectos y virtudes, y porque la historia que narra sucede cada día a nuestro lado, nos demos o no cuenta.

    No es una necedad hablar de lo común, el cine de japón lo ha hecho de siempre como nadie, y de sus orígenes bebe Chen, mostrándonos a un padre en paro, una madre con un trabajo precario encargado precisamente de los despidos en su empresa, un niño difícil por el mero hecho de que nunca están con él y necesita atención… y una empleada de hogar, inmigrante, que cobra cuatro dólares singapurenses mal contados, con un sólo día de descanso al mes y que ni puede llamar por teléfono desde la casa de sus señores.

    Tal vez por eso hecho de hablar de lo común, de lo que todo el mundo sabe y sucede en todo el mundo oriental y occidental y hacerlo con un estilo suelto, directo y que mucho debe a los maestros del cine íntimo la película se hace tan tierna como lacerante, tan dolorosamente auténtica. Resulta imposible tras el último fotograma mantener esos juicios de valor a los que somos tan proclives y que surgen a espuertas a lo largo de su visionado. Casi todos son un desastre en su desesperanza. Casi todos buscan su provecho personal y evitar males mayores. Ya, ¿y quién no en su circunstancia?

     “Retratos de familia” está basada en la experiencia personal del director cuando era pequeño, y por mi parte me siento incapaz de no envidiar a Terry, la criada, en ese cariño infantil, ciego que el niño le profesa. “Te huele el pelo”. Y en una melancólica escena final que huye maravillosamente del melodrama, igual que el resto de la cinta -ausente metódicamente de banda sonora- uno descubre sin que hagan falta palabras que en esos detalles nimios, pero infinitos, se esconde la necesidad de amar y ser amado.

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Puedes descargar la película completa pinchando aquí.

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