John Steinbeck es posiblemente el escritor estadounidense que más nos ha acercado la realidad del sur de su país, junto con Faulkner en el otro extremo de la balanza por divergencia de estilos y sin olvidar a las tres grandes damas cuasi desconocidas y que centraron más sus esfuerzos en el relato: O’Connor, Anne Porter y McCullers.
La sencillez demoledora de Steinbeck nos golpea, tanto que «Las uvas de la ira», para muchos su mejor obra, a pesar de recibir el premio Pulitzer le granjeó de inmediato la animadversión de sus compatriotas del sur de EE.UU. No en vano describe concienzudamente y sin rubores el proceso por el cual los pequeños productores agrícolas son expulsados de sus tierras por cambios en las condiciones de explotación de las mismas y obligados a emigrar a California donde el tipo de agricultura requiere mano de obra durante la cosecha.
El final de esta obra magistral es con toda certeza uno de los más impactantes en la historia de la literatura. Tanto que John Ford, director de la película del año siguiente basada en la obra de Steinbeck, renuncia a él, tal vez, por ser excesivamente elocuente en tiempos de posguerra.
Esta vez no hay fragmentos, os dejo con escenas del filme de Ford bajo el ritmo de una de las canciones clásicas durante la Gran Depresión: «Brother can you spare a dime?».
La película es quizá tan sólo un palmo menos imprescindible que la novela de Steinbeck.
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Así no hay nada, porque en algunas obras como ésta Steinbeck es único y su estilo no es igual a ningún otro. Ya hablo en la reseña de varias autoras norteamericanas que nos muestran de manera muy directa la misma realidad de la que se hace eco Steinbeck, pero cada autor es un mundo.Obras perfectas clásicas -y no tan clásicas- leí bastantes, y de las últimas a valorar, mas con un estilo absolutamente distinto y casi divergente al del escritor norteamericano, es 'Los miserables', de Hugo. Otra joya con uno de los personajes más memorables de la literatura.Claro, que si se trata de pasarlo mal nos quedan Ferdinald Céline, Camus… Abrazos y gracias por tu comentario.
la mejor obnra quer lei en mi vida….quisiera saber si hay otros libros dela misma enormidad literaria…osea argumento increible, atrapante, perfectametne narrado extraordinaria y muy estetica, personajes queribles e inolvidables…saben de otro libro asi¿¿ con tanta completitud en todoslos aspectos??https://www.facebook.com/alejo.crespo?ref=tn_tnmnsite_ale@hotmail.combs as
Te entendí, dulcesangrar, disculpa si no lo pareció.Mi comentario era al hilo del fragmento y fruto de la indignación (con paraguas), no más.Gracias por tus comentarios.
Por supuesto que no, ni mi intención de poner el fragmento era intentar justificarles.Esto es mucho peor, porque no es que no puedan controlarlo, es que NO quieren hacerlo.
Lo recuerdo tal cual casi en la peli de Ford, y me acordé de lo que estamos viviendo, aunque el monstruo siempre estará manejado por hombres/mujeres y la entelequia, la sinergia real de la que habla este fragmento, no habrá de servirles jamás de justificación a su conducta.Tienes todo el permiso del mundo.
Ya que no lo haces tú… me doy permiso para incluír un fragmento;»(…) Y Padre tuvo que pedir dinero prestado. Entonces el banco se apropió de la tierra, pero nos quedamos y conservamos una pequeña parte de la cosecha.Ya lo sabemos, todo eso lo sabemos. No somos nosotros, es el banco. Un banco no es como un hombre, el propietario de cincuenta mil acres tampoco es como un hombre: es el monstruo.Sí, claro, gritaban los arrendatarios, pero es nuestra tierra. Nacimos en ella, nos mataron aquí, morimos aquí. Esto es lo que la hace nuestra: nacer, trabajar, morir en ella. Esto es lo que da la propiedad, no un papel con números.Lo sentimos. No somos nosotros, es el monstruo. El banco no es como un hombre.Sí, pero el banco no está hecho más que de hombres.No, estás equivocado. El banco es algo más que hombres. Fíjate que todos los hombres del banco detestan lo que el banco hace, pero aún así el banco lo hace. El banco es algo más que hombres, créeme. Es el monstruo. Los hombres lo crearon, pero no lo pueden controlar.»
No me olvidé de Welty, lucero, faltaría más. Tentado estuve de ponerla varias veces mientras releía lo escrito, pero me pareció extraordinariamente presuntuoso por mi parte en base a las reseñas bibliográficos sobre ella y lo escaso leído de su obra -sólo la magnífica 'La hija del optimista'- aventurar que la importancia que le concede en sus novelas al ambiente socio-político del sur de EE.UU.es similar al de las otras tres damas. Ignorancia ha sido, no olvido, que es peor. Gracias siempre por tus aportaciones y comentarios.
No te olvides, entre las damas, de Eudora Welty.Calificas bien, Las Uvas de la Ira es IMPRESCINDIBLE. Cuando terminè de leerla, quedé con parálisis lectora por un mes : no pude comenzar otra lectura. La imagen final de esa novela es tan, pero tan gráfica y desapacible que no la olvidaré nunca.