Mu’ buenas, ¿qué tal las fiestas? Soy el Rey Baltasar y a mí, entre pitos y flautas, me las habéis estado casi amargando.
Perdonad que sea tan franco así, de inicio, pero es que llevo aguantándome desde antes de Navidad por no darle a nadie las uvas y cuando ha llegado la hora estaban a punto de reventarme las tripas.
En un primer momento, quisiera hacer una especie de composición de lugar, por aquello de que no se me vaya a acusar de inventarme datos, como le pasa a Casado o a la peña de Vox con las estadísticas de inmigración o de niños asesinados por sus madres. A ver, como bien sabemos, en ningún texto de los evangelios pone que mis compis Melchor, Gaspar y el menda fuéramos tres, ni siquiera que fuéramos magos, ni reyes y ni una sola palabra acerca de que el color de mi piel fuera negro o tiznado. Lo de que se haya metido en el imaginario colectivo que éramos tres vamos a achacárselo a que eran tres presentes: oro, incienso y mirra; lo de la Magia a la cultura popular y a un problema de traducción; lo de los reyes a la mano negra de la monarquía, tan chic antes y ahora; lo del color de la piel a que, por narices, todos los continentes tenían que ir a adorar al niño, aunque fuese desde la quinta puñeta. En realidad, hasta el siglo V no se estableció que los sabios de oriente fuéramos tres y solo en el XI se confirmaron nuestros nombres y comenzaron a pintarme regularmente de color tostado.
Y esta va a ser la primera de mis pataletas. A ver, almas de cántaro, pero si yo nunca he insistido en ser negro ni nada que se le parezca, ¿a qué viene ahora que os pintéis la cara con betún para parecer africanos? ¿O es que tampoco hay gente negra o morena en el país para no tener que hacer el ridículo? Porque al menos casi el 3% de la población española es subsahariana, sin contar otros países o los afrodescendientes. Vamos, que no es como tratar de encontrar una aguja en un pajar.
Pero la verdad es que eso es lo de menos. Lo que se me hace verdaderamente insufrible son los memes y viñetas antes y durante las fiestas acerca de la frontera de Ceuta y Melilla, sobre que nos paran y no nos dejan pasar y nos devuelven al país. Que no es por ná, de verdad, pero ¿no pensáis que lo mismo lo que estáis haciendo es lo contrario a lo que pretendéis y se llega a fomentar un discurso bastante acorde al que sostiene el sistema? Me explico, no vayáis a pensar que lo que quiero decir es que en Europa no hay racismo, o no discrimine la policía por perfil étnico ni se odie a muchas personas solo porque tienen la cara de otro tono, pero ¿desde cuándo le habéis prohibido la entrada en España a un negro si se sabía de antemano que era pa’ vuestro bien que se le dejara pasar? Hasta puente de oro y facilidades, oye. Pues no hay deportistas negros, compis de mi país, que solo con abrir la boca ya tienen concedido el pasaporte sin esperar colas ni nada. Si me para la Guardia Civil en la frontera y me quita los regalos se lía parda; ni que fuera una simple porteadora marroquí que vende mercancía por la tontá de alimentar a su familia y con las que no se queja ni el tato.
Bueno, que no quiero seguir dando la brasa, aunque a algunos apenas les haya traído carbón (no os lo toméis a mal, es para que podáis seguir tiznando vuestras caras de negro), así que solo una cosilla más: de los tres sabios de oriente soy, de largo, el que más cartas recibo cada año de vuestros nenes, ¿qué estáis haciendo mal las personas adultas para que luego, ese cariño que me tienen, lo mismo precisamente por ser el negrito, se transforme luego en un miedo irracional a las personas que son como yo? ¿Qué leñes les estaréis transmitiendo? A lo mejor como no existo, pasa como lo que decía mi colega Juan en su primera carta del Nuevo Testamento acerca de amar a lo que no se ve, que es la mar de fácil.
Un abrazo y hasta el año que viene, porque, como intereso, ya puede arder Troya o que haya guerra en Siria, en el Golfo Pérsico o en Costa de Marfil, que aquí estaremos repartiendo regalos.
Acertada complementación de aspectos que no me apetecía explicar por el momento sublime de indignación.
Por otro lado, mucho le pide usted a un ser imaginario, que ya nos gustaría a muchas que todos los reyes fuesen imaginarios, pero nada.
Estimada magestad, siempre ha sido mi rey favorito, desconozco si por ser distinto o por las pintas altivas de Melchor y Gaspar.
Nunca habéis sido claros con vuestra procedencia, oficio, presentes y hasta de los nombres.
De que procedíais de Arabia, India y Mesipotamia a que lo hacíais de Así, África y Europa. Es más uno de vuestras magestades fue utilizado para justificar la existencia de aquel perdido reino del Preste Juan. Que representabais el pasado, el presente y el futuro. De ser así no recuerdo a cuál de las cojugaciones pertenecía su magestad, que digo yo que podría ser muy bien cualquiera de ellos, más el futuro.
Lo de magos podría aclararlo ya que dicen que a magos se referían a sabios y sobradamente lo ha demostrado en su misiva. No obstante, me dijeron que mago venía de magus y este de maggis que era la casta sacerdotal de oriente. Claro que si los sacerdotes eran los sabios y conocedores de la astrología (denostada en la actualidad).
Comprendo lo que dice, ese 3% bien podría representarnos con gran dignidad pero estamos en una sociedad de derechos y ellos no los tienen en la práctica. Os pediría que ejercierais vuestro poder para mejorar esta situación.
En mi pueblo natal los puestos de reyes, para la cabalgata, están muy bien definidos. Uno para designación del almirante norteamericano, otro para el almirante de la armada española y otro de designación del consistorio.
Dejando de lado las divagaciones sobre procedencia, existencia y melanina Le ruego que, como le solicito anteriormente, solucione o mitigue la nefasta situación de estas personas.
Ojalá pueda ver pronto una embajada vuestra con estas demandas.
Un saludo.