«Las campanas» (1844)

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Victorian Christmas by stayinwonderland

     Dickens es de esos afortunados y escasos autores absolutamente admirados en vida y que incluso lo siguieron siendo después de muertos. Más allá de las evidentes y comunes enemistades a las que todo ser humano se haya abogado, tal era su fama que los editores se lo solían rifar a fin de conseguir sus servicios, especialmente para publicar alguno de sus cuentos morales navideños durante las fiestas. Y Dickens no podía escribir mal ni aunque fuera por contrato, siendo capaz de crear personajes inmortales por menudas que fueran sus piezas: «Las campanas» y su protagonista, el viejo y pobre recadero Trotty, son un ejemplo de ello que sería absurdo perderse.

     Diría que es curioso el sentimiento que va naciendo mientras disfrutas de «Las campanas». Claras reminiscencias a «Canción de navidad», publicada el año anterior, y esos personajes unidimensionales tan característicos de Dickens, apenas realistas con los que tan sólo pretende «defender» la causa de los pobres… Pero es que con el estilo de escritura de Dickens todo da igual, porque emociona y ¡se agradece tanto la emoción, por falsa que sea, que otorga sana esperanza! Por desgracia, cada semana me encuentro a las puertas de la oficina de Cáritas familias como la de Trotty, condenadas al desamparo, y solo entonces, en marcadas ocasiones, descubro que tal vez Dickens extrajera con exceso de celo las bondades de los pobres y las maldades de los ricos, pero bien es cierto que conozco más de un Trotty, no exento de defectos, pero capaz de la risa y la solidaridad en medio del desastre.

     La de veces que repite nuestro querido protagonista aquello que los honrados y estúpidos caballeros ricos les hacen creer: «¡No, no. No podemos ir bien y hacer el bien. No hay nada bueno en nosotros. Hemos nacido malos!». Me jode, mucho, dar con personas que asumen con un convencimiento absurdo la verdad de que los pobres merecen serlo. Debe ser que a lo largo de su vida no han tenido que sufrir necesidad y es bien cómodo y consolador creer que si ellos se merecen ser pobres es porque nosotros nos merecemos ser ricos. Un despropósito.

     En contadísimas ocasiones odio saber que Dios -al igual que Dickens- no castiga. Leer «Las campanas» es una de ellas.

      Podéis leer el cuento completo en el siguiente PDF, a partir de la página 89. También están incluidas el resto de novelas navideñas de Dickens; entre ellas «Canción de Navidad».

Dickens Charles – Novelas De Navidad