Dejándome vencer por el éxtasis (y no me refiero a la droga de diseño, aunque bien podría ser debido a los efectos que en mí produce su lectura) rescato para los amantes de la buena literatura, porque eso son los buenos cómics, «Maus», una obra imprescindible e imperecedera y un cambio radical en lo que significó la animación para adultos a principios de los 80. Sin ninguna duda el mejor cómic contemporáneo que he tenido la suerte de leer (y no me olvido de otras buenas muestras de género como son «The Sandman», «Watchmen» o «From Hell»).
El historietista estadounidense de origen sueco Art Spiegelman, proveniente del mundo underground y cuyos padres, unos judíos polacos, sobrevivieron al exterminio judío sucedido en el campo de Auschwitz, nos regala un golpe de realidad con una novela gráfica autobiográfica, dividida en dos partes que actualmente se publican en un solo tomo y basada en las ingratas experiencias narradas por su progenitor, protagonista absoluto de la obra.
Más allá del apartado gráfico, cuyo dibujo y estilo naif sirven de manera magistral a la narración y le confiere un maravilloso contrapunto, con unos medidos juegos de sombras de carácter expresionista y una exquisita estructura narrativa, Spiegelman demuestra un gran sentido del ritmo gráfico y para el diseño de viñetas otorgando a la historia de una durísima sensibilidad y de una metódica cohesión entre dibujo y guión. De igual modo no se puede obviar la certera decisión del autor de utilizar grupos de animales como símbolo de lo que es evidente, antes y en otras latitudes sigue siendo ahora (judíos-ratones/nazis-gatos) y que ha sido repetido con posterioridad hasta la saciedad.
«Maus» supuso un antes y un después en la novela gráfica para adultos y en la forma de enfocar el diseño y el uso del dibujo y su influencia en el cómic posterior y en escenas y estructura de determinados filmes sobre el holocausto como «La lista de Schindler» son más que evidentes. Una obra casi perfecta, que trata con finísimo enfoque y ausencia de demagogia un tema demasiado trillado para la generación presente, pero que muestra con sequedad indignante (muy al estilo de lo que lograra hacer con anterioridad y terrible normalidad Levi en su novela «Si esto es un hombre») lo que nunca debiera haber pasado y que no ha impedido sucesivos holocaustos.
Por si no queda claro: un magnífico regalo para estas fechas.