En el año 2000, un compañero de un grupo ecologista y por la defensa de los caminos públicos, ya extinto (como centenares de especies desde aquel no ten lejano tiempo), me pidió que dibujara un cómic realista con toques de fantasía para concienciar a las futuras generaciones sobre la importancia de respetar y proteger los espacios naturales, de manera particular el arroyo Bejarano. El guion era prácticamente de él, Bartolomé Olivares.
Lo acabo de reencontrar y me apetece compartirlo, con sus luces y sus sombras.