Es terrible lo de la paguita; un monumento a la descompensación que potencia que la gente que no tiene donde caerse muerta viva del cuento, de papá Estado sin dar un palo al agua. Lo de menos es que el 18,4% de la población española, ocho millones y medio de peña con sus nombres y apellidos, esté en exclusión social según el informe FOESSA de 2019 (ahora, tras el aplastante paso del SARS-CoV-2, huelga decir que son unas 700.000 más) y que solo vayan a ser beneficiarias del Ingreso Mínimo Vital 1.847.000.
Poco menos de 6.500 millones de euros para fomentar el parasitismo y la vagancia. Pongo por caso a Rosario, madre soltera con cuatro hijos menores y problemas de salud mental: o Rafi, a la que acaban de ocuparle su vivienda social un grupo de prestamistas y traficantes de droga y se ha visto en el albergue municipal con una mano delante y otra detrás; o Miguel Ángel, padre soltero, también con hijos menores, y que se quedó sin lengua debido al cáncer que padece; o Samara, que no tiene en el piso ni marcos ni cristales en las ventanas; o Isabel Caballero, con psoriasis, tratamiento psiquiátrico y una hija con problemas de depresión y varios intentos de suicidio; o Zahra, con la enfermedad de Crom y un hijo con diversidad funcional. Ya te digo, unos vividores que representan una verdadera vergüenza para este país de gente trabajadora donde las haya que se levanta cada mañana con callos en las manos de hacerse paj…, perdón, de no dejar ni un segundo del día el pico y la pala.
Por eso me resulta de lo más cabal que el gobierno de turno socialista bolivariano, ese ente generoso por doquier y a mansalva, especialmente con colectivos castos y puros tan amigos del capitalismo y de la sociedad del mierdestar, unte con 150.000 millones de pavos a las empresas que tanto han sufrido esta crisis, mientras que el fondo destinado a educación o a sanidad para las Comunidades Autónomas solo suponen 16.300 millones. Normal, cuando al menos un 30% de los 150.000 millones del ala serán para ayudas a grandes empresas, que son las que nos sacan las castañas del fuego y siempre hablan en concepto de pérdidas trimestrales en lugar de ingresos, para no quedar mal y que la sociedad sea capaz de comprender, con sus pocas entendederas, la ingente labor económica que hacen por el bien social. Por ejemplo los pobres bancos, a los que la justicia europea les acaba de obligar a devolver a sus clientes todas las cláusulas hipotecarias abusivas, o las aerolíneas, que han tenido que ser rescatadas por Europa y sus estados miembros. Que Vueling e Iberia anuncian pérdidas: No Fear, la banca nacional les concede un préstamo de 1.011 millones de euros garantizado en un 70% por el Estado a través del ICO.
Y por este tipo de cosas, es obvio que en la tele y en las noticias salga tanto lo de la paguita, porque se concede a grupejos de menesterosos que bastante tienen que agradecer con que se les diera gratis un bocadillo de chóped, pero de lo otro no habla ni Dios, porque eso no es de menesterosos, sino que es menester, para el bien del conjunto de la sociedad, o al menos la nuestra, esa de la que no queremos que forme parte la panda de gente en exclusión. Y que sea por muchos años, que si empezamos a asignar presupuesto a políticas sociales ¿de dónde vamos a sacar los más de 41.000 millones de euros comprometidos en armamento para las fuerzas armadas mientras cada día mueren sin atención en España una media de 164 dependientes?
Quien no sea capaz de entender que es más urgente comprar un tanque blindado o rescatar una aerolínea que atender a Rosario, Rafi, Miguel Ángel o a un abuelo de 70 años es que no tiene corazón.