Sebastián Dietsch solo ha dirigido un largometraje en su vida, y en conjunto con otro director absolutamente desconocido: «Mar del Plata» (2012). Ninguno de los dos va a pasar a la historia del cine en labores de dirección (Dietsch participó como cámara en «El silencio de otros», del mismo año), y tampoco va a hacerlo seguramente el cortometraje que nos ocupa, «Una cabrita sin cuernos», de apenas 15 minutos de duración, pero el enfoque satírico y de comedia al que recurre el director para hablar del horror de las dictaduras y su control social, así como del miedo y el sentimiento de inseguridad que provocan en la población, hacen de este pequeño filme un excelente vehículo para trabajar nuestras propias debilidades e iniquidades, a nivel individual y colectiva.