Rocío sostiene las dos hojas grapadas del informe del hospital con la mano izquierda, mientras con los dedos de la derecha repiquetea ligeramente sobre su rodilla. Habla de manera ligera, pero reflexiva, a veces suspira desde lo profundo y se percibe en sus ojos un punto de temor al que es difícil poner palabras que logren expresarlo.
«Se lo acaban de llevá detenío». Lo dice con un tono neutro, exento de rencor y de violencia; como quien describe una situación común en exceso. «No sabéis cómo s’ha puesto en el hospital. Delante de la gente. Que me iba a cortá la cabesa y se la iba a llevá a la polisía. Y como sabe que me duele, que iba a envenená a mi hijo».
«¿Y qué vas a hacer ahora?».
«Voy a la polisía a poné la denunsia». La inseguridad aflora ahora sin tapujos, más allá de lo que puede percibirse en sus ojos. «Tengo miedo de que m’haga algo su familia, pero m’han dicho que no me preocupe, que los llame si tengo algún problema».
Rocío agacha la cabeza y vuelve a suspirar.
«Si es que no quiero está más con él; to’ el día en tensión y sin sabé por dónde va a salí».
Y gruesas lágrimas corren por sus mejillas.
Esta mañana he vuelto a ver a Rocío por la calle; a buen paso, teléfono móvil aferrado en la mano. Le pregunto cómo está, porque algo he oído.
«Lo han soltao». Angustia. Pienso sobre la marcha: no había puesto la denuncia hasta después de la detención, por lo que no han podido retener a la ex-pareja en comisaría. «Esta mañana m’ha estao buscando y m’ha machacao. M’ha arrastrao la cabesa por la paré y voy en busca de una amiga a vé si me puedo quedá en su casa. Y la nena con su hermano en la casa».
No sabe uno qué leches decirle. La valentía se la reconocimos ayer, pero de momento no sabemos si le va a servir de mucho. En el clásico de John Huston Cayo Largo podemos escuchar el consejo que Clair Trevor le manda gratis a Bogart y al que el veterano de guerra no hace el más mínimo caso: «más vale un cobarde vivo que un héroe muerto».
«Acabo de llamar a la polisía y lo están buscando». Continúa. En ese mismo instante suena su móvil. Mira detenidamente la pantalla. «Mi hija, seguro que está allí otra vé».
Se corta la llamada; la devuelve varias veces sin resultado. Comienza a mostrarse muy nerviosa cuando, por fin, la hija coge el teléfono. Escucha, asiente. «No te preocupe, llama a la polisía, que voy p’allá».
Llevo más de veinticinco años colaborando en el barrio de Moreras y acompañando a personas y familias en exclusión, y esto es lo que conozco. En ese más de un cuarto de siglo, solo he conocido una situación en la que la mujer, que maltrataba psicológica y físicamente a su marido Rafael, tuvo la desfachatez de denunciarlo a él. En ese único caso, la mujer acabó con una multa sobre sus espaldas y con una condena por acusaciones falsas. Al otro lado del espectro, sin contar a las mujeres que son clara y sistemáticamente violentadas por su compañero o ex-compañero, pero lo revisten con un lúgubre halo de normalidad, al menos treinta y cinco o cuarenta han tenido protección u orden de alejamiento y otro tanto me han dicho que no denuncian por miedo.
Cuando leo en los medios de comunicación el mantra de Vox de la autoconcebida teoría de la conspiración respecto a la falsedad mundial e interplanetaria de los datos y las cifras sobre violencia machista se me abren las carnes. Y se me abren en canal no solo por la manipulación absoluta que parecen creerse a pie juntillas usando subterfugios a fin de limitar la trascendencia del asesinato de mujeres (1000 en 13 años y 32 en lo que va de 2019) y la violencia ejercida en su contra en un país en el que se produce una denuncia por agresión o abuso sexual cada hora, sino por la ignorancia supina que muestran a manos llenas cuando hacen referencia en sus arengas a conceptos como el de brecha salarial.
Decía el escritor y dramaturgo francés Jules Renard que «de vez en cuando di la verdad para que te crean cuando mientes». Lo malo es que, cuando alguien miente todo el rato, lo que parece que no hay que probar es que dice la verdad.
Columniador :p .
Pues seríamos dos denunciados
A ver si te van a leer los de Vox y te van a denunciar por calumnias 🙂 .
Te comparto, es todo cuanto puedo hacer en apoyo a tus inmensas verdades. Que nunca nos silencien a los que gozamos de la fortuna de tener voz.