famous polish director… by MichalTokarczuk |
Hay cosas difíciles y otras casi imposibles que rozan el milagro. De entre estas últimas está la de sortear la férrea censura comunista de la posguerra en los países del Este. Wajda saca nota.
Nacido en Suwalki, el noroeste de Polonia en 1926, ya apuntaba maneras cuando con dieciséis abriles se convirtió en combatiente durante la ocupación nazi de su país en la Segunda Guerra Mundial. Tras algunos años dedicándose a la pintura y tal vez incisivamente dispuesto a mostrar las desgracias personales y ajenas sufridas en aquella nada dúctil etapa, antes de cumplir treinta años se estrenó en el cine con una trilogía sobre este hecho histórico: «Generación» (1954), sobre el movimiento de la resistencia; «Canal» (1957), que narra el levantamiento del gueto judío de Varsovia en 1943; y, posiblemente, la mejor de las tres, rodada con apenas un año de diferencia, «Cenizas y diamantes» que comienza con el primer día de paz tras el fin de la guerra y nos va mostrando, a partir del asesinato de un inocente cometido por error, la lucha entre el idealismo y el instinto de supervivencia que se convirtieron en la representación de la desilusión de todo el pueblo polaco sometido al comunismo.
Wajda, a partir de un guión supuestamente sobrio y preciso, hace un uso exhaustivo y firme del lenguaje simbólico -partiendo de las mismas gafas de sol que lleva el personaje principal durante todo el filme- que desarbola toda la maquinaria de control socio-político del partido comunista, pero que empapa al espectador de desencanto y falta de confianza en el poder, el estado y las ideologías. La fama internacional y los premios cosechados por la cinta en varios festivales -entre ellos el de Venecia- pusieron a las autoridades soviéticas en un absoluto compromiso, obligándoles, en buena medida, a dejar en paz al director y casi reírle las gracias que tocaban de pleno la estructura política de los países del Pacto de Varsovia mientras parecía hablar de injusticia y dramas sociales. Un diálogo que tiene lugar en la película define a la perfección el espíritu que lo rige:
Policía: ¿Cuántos años tienes?
Chico: Cien.
Policía: (abofeteándole) ¿Cuántos años tienes?
Chico: Ciento uno. Igual que reza el poema romántico, uno de cuyos versos da título a la película de Wajda, hace falta presión, calor y sudores para sacar diamantes de algo tan miserable como el carbón:
Muy a menudo, eres una antorcha con llamas
Que vuelan alrededor como trapos encendidos;
No sabes si las llamas traerán libertad o muerte.
¿Consumirá todo lo que debes amar
Si quedaran solo cenizas y confusión?,
Qué pasa en el abismo de la tormenta? – Ahí
La ceniza sujeta la gloria de un diamante,
Estrella Matutina del triunfo eterno …
Desde luego, el director saca hasta petróleo.
El actor protagonista de «Cenizas y diamantes», Cybulski, un James Dean a lo polaco que murió también en un accidente de coche, se convirtió rápidamente en una referencia para toda una generación. Del mismo modo que el director de la cinta, un icono para los realizadores polacos a lo largo de décadas que nunca ha renunciado a la denuncia, como demuestran sus últimos filmes, y que creara el llamado cine del desasosiego moral con la también exquisita «El hombre de mármol» (1977).
Introducción de CENIZAS Y DIAMANTES de la Filmoteca de Sant Joan d´Alacatn: https://youtu.be/WRQZYpb4nZ0