
John Donne by Isaac Oliver
Podríamos decir sin temor a equivocarnos mucho que John Donne, del mismo modo que la pulcra y percutora pluma de Alexander Pope, es casi un desconocido en nuestros lares. No obstante, este poeta inglés es sin duda un icono en su país natal, y el más grande autor entre mediados del siglo XV y principios del XVI.
Representante de la poesía metafísica, que se puede comparar acertadamente con el estilo del Siglo de Oro español, sin ningún género de dudas, Donne cuenta entre su amplia producción con uno de los poemas más conocidos por el gran público, aún sin conocer éste que su verdadero origen está en la pluma del inglés, y que curiosamente no es de lo más representativo de su obra, más centrada en los epigramas y la poesía amorosa y religiosa. Nos referimos al texto retomado por Hemingway al inicio de su novela «¿Por quién doblan las campanas?» y que comparto con grata complacencia:
¿Quién no echa una mirada al sol cuando atardece?
¿Quién quita sus ojos del cometa cuando estalla?
¿Quién no presta oídos a una campana cuando por algún hecho tañe?
¿Quién puede desoír esa campana cuya música lo traslada fuera de este mundo?